Ciudad del Vaticano.- Nuevo y apremiante llamado a la paz en Siria durante la oración dominical del “Regina Coeli” (Reina de los Cielos), pero ninguna alusión por parte del Papa Francisco a los recientes bombardeos franco-anglo-estadounidenses.
Ante miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, Bergoglio se declaró “profundamente perturbado por la actual situación mundial, en la cual, a pesar de los instrumentos a disposición de la comunidad internacional, se fatiga a concordar una acción común en favor de la paz en Siria y en otras regiones”.
Palabras estas últimas que para algunos confirmarían la manifiesta impotencia de la ONU. Impotencia evidenciada públicamente por el mismo nuncio apostólico en Damasco, cardenal Mario Zenari, quien el viernes pasado dijo que “Siria es el fracaso más absoluto de la ONU”.
El pontífice argentino dirigió su llamado a los católicos para que sigan rezando, así como a “todos los responsables políticos, para que prevalezcan la justicia y la paz”. Sin embargo, contrariamente a lo que se esperaba, no hizo ninguna mención explícita a la ofensiva lanzada por los tres aliados occidentales en territorio sirio.
Una semana antes, el 8 de abril, mientras se multiplicaban las informaciones sobre un ataque químico del ejército de Damasco en la localidad de Duma, Francisco habló de “noticias terribles” y de “bombardeos con decenas de víctimas de las cuales muchas mujeres y niños; noticias de tantas personas -precisó- que sufren los efectos de sustancias químicas contenidas en las bombas”.
Y a continuación subrayó que “no existe una guerra buena y una guerra mala, y nada puede justificar el uso de tales instrumentos de exterminio contra personas y poblaciones inermes”.
En la misma ocasión, Bergoglio ya había exhortado a los “responsables políticos y militares a elegir la vía del negociado, la única que puede llevar a la paz”.
Según trascendió, el sábado pasado la crisis siria fue el tema central de una iniciativa del Patriarca ortodoxo de Moscú, Kirill, quien habría llamado telefónicamente a Francisco y a los principales arzobispos y Patriarcas del Medio Oriente, pidiendo un diálogo “para detener el derramamiento de sangre en Siria”, subrayando en particular que “los cristianos no pueden permanecer indiferentes de frente a lo que está sucediendo en Siria”.
