El consumo de alcohol está presente en el 16 por ciento de los reportes de violencia familiar, así lo advierte el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
Y es que el consumo de alcohol en exceso no solo perjudica la salud física y mental de las personas sino que es un factor que podría generar violencia familiar.
En el marco del Día Internacional de la Cerveza que se celebra este 7 de agosto, el Consejo exhorta a la población a moderar el consumo de alcohol y en caso de tener alguna adicción a esta sustancia atenderla de inmediato.
Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México y colaborador de El Sol de Cuernavaca, expresó que el consumo de alcohol está presente en el 16 por ciento de los casos de violencia familiar y de género reportados durante el primer semestre de 2020.
Destacó que, en el nueve por ciento de los casos relacionados con el maltrato a los adultos mayores, el alcohol también destaca como factor.
“El consumo excesivo de alcohol afecta directamente en las funciones físicas y cognitivas. Los bebedores tienen menos autocontrol por lo que es más probable que ante una confrontación recurran a la violencia, de ahí la importancia de no excederse”, destacó.
Señales de alerta
Si bien no es fácil saber cuándo se cruza la línea entre el consumo moderado al problemático, se deben atender algunas señales como:
- Sentirse culpable o avergonzado por su forma de beber.
- Mentir a los demás sobre sus hábitos de bebida.
- Beber “para relajarse”.
- Beber más de lo que pretendía.
“Si su forma de beber está causando problemas en su vida o actividades cotidianas, entonces tienen un problema con la bebida y debe atenderse; en el Consejo podemos ayudarlos, no están solos”.
En el Consejo Ciudadano se orienta y apoya a las personas que tienen una adicción tanto al alcohol como a otras sustancias de manera gratuita a través de la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza 55 55 33 55 33, disponible 24/7.
Además, se trabaja de manera coordinada con el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones de la Ciudad de México (IAPA).
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