De gula y otros acorazados

En los tacos de Ray todo encaja casi de manera intuitiva… cada parte, cada pieza, cada ingrediente, está calculado para que el ensamblado final, el rompecabezas, te haga salivar desde que estas en la fila.

Aunque parece sencillo al menos a primera vista, con Ray debes avispar los sentidos y estar certero para decidir cuál de las delicias quieres probar, y es que la larga lista de ingredientes y sus casi infinitas combinaciones te pueden seducir al grado de la gula.

A pesar de todo, aquí una de mis máximas: donde sea, a la hora que sea y bajo cualquier circunstancia, si hay bistec a la mexicana ¡tienes que devorarlo!

Se trata de un guiso que guarda su belleza en la tosquedad de su preparado. Las gruesas porciones de jitomate y cebolla, apenas acuerpan los amplios trozos de carne que en conjunto, se deshacen de tiernos apenas al pasar por la boca.

Los gordos comemos más, por eso Ray te provoca a pecar y agregarle siempre otro ingrediente al ya de por si obeso manjar. Pueden ser rajas, o nopales, pico de gallo o cebolla con manzano. Para el que guste también hay crema, salsas de todo tipo, rábanos y desde luego -porque no puede faltar- una cubeta con pápalos que se arrancan a mano limpia.

Acepto que me llamen cursi, romántico o victima del cliché, pero en definitiva, con Ray uno de los imperdibles, es el de costilla de puerco en salsa verde. Es que su balance es exquisito. La salsa está cuidadosamente sazonada y pica lo suficiente –no mucho- como para dejar disfrutar el sabor de la carne, que se desprende del hueso de forma sutil.

Si estás pensando en uno más, es porque seguramente puedes con eso y más. Justo por eso te recomiendo acudir al clásico -aunque nunca suficientemente bien valorado- chile con chicharrón.

Su salsa parece haber hervido al menos tres veces antes de ser depositado sobre el arroz, por eso lleva todo el sabor de la corteza del cerdo, que por cierto, te la sirven casi con trozos de carne.

Tampoco puede faltar el tres en uno: dos guisados de base, bañados con la salsa y trozos de bistec del guajillo, que de ninguna manera ibas a dejar de probar.

Mención aparte merecen las memelas, que son grandes y fortachonas, y tienen el tono perfecto para resistir los embates de un chorro de gordos que como yo, se chupan los dedos sentados en bancos de plástico.

Ray abre de lunes a viernes entre 9:30 y 10 de la mañana, en Cuernavaca, sobre Avenida Vicente Guerrero a unos metros de la salida a la autopista, pero lo ubicas fácil en face y maps.

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