/ jueves 29 de febrero de 2024

Suicidio: un enigma constante

Por Mariana Colín Zavala

En nuestra vida podemos llegar a estar en situaciones que nos llenen de mucho estrés, hay tensiones dentro de nuestra familia o trabajo, se diagnostican enfermedades inesperadas, o atravesamos por algún problema económico; nos encontramos en un momento al que no le vemos fecha de término o que parece no tener una solución, acompañado de frustración, tristeza o enojo constantes, hasta que un día logramos resolver lo que nos acompleja, y continuamos nuestros días con normalidad. Sin embargo, hay personas cuya capacidad para afrontar las situaciones es menor, y a pesar de poder salir de ellas, el sentimiento de tristeza o frustración no se va.

El pasado 13 de enero, se conmemoró el día mundial de la lucha contra la depresión, se estima que este trastorno tiene presencia en personas adultas de un 5% de la población mundial, afectando en su mayoría a las mujeres con un 6% de ese total, 4% en hombres, y 5.7% son adultos de más de 60 años.

Y si hablamos de depresión, es imperativo mencionar que, si se presenta un episodio depresivo grave, puede afectar al funcionamiento de la persona y llevarla a cometer actos imprudentes que puedan costarle la vida.

Es en este orden de ideas que el suicidio es la cuarta causa de muertes entre personas cuyo rango de edad se encuentra entre los 15 y los 29 años y, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en algunos países de alto ingreso como Corea del Sur, Estados Unidos y Francia hay más de 24 muertes por suicidio al día. De los 38 países que conforman a la OCDE, aquellos que se consideran más desarrollados son los que presentan mayor tasa de suicidios anuales posicionando a Corea del Sur en el primer lugar con un promedio de 36 suicidios al día.

Y pesar de que hay países o regiones que están en constante tensión con otros (Yemen y Arabia Saudita), países que su situación económica no es la mejor por la alta tasa de inflación que presentan y afecta a todos sus grupos sociales (Venezuela), países que están atravesando una guerra (Ucrania y Rusia), o países cuyo clima pueda presentar temperaturas muy bajas (Canadá o Groenlandia), estos no forman parte de los altos porcentajes de defunciones por suicidios que la OCDE presenta. Entonces, ¿cuáles factores son verdaderamente los responsables para que una persona decida terminar con sus malestares de esta forma?

Lo psicológico

Corea del Sur, tiene una de las industrias más estrictas y de las que se tiene un gran nivel de control, el k-pop, y la idea de querer formar parte de un grupo artístico, han hecho que gran parte de la población joven, desde la infancia, tengan el deseo de adentrarse a este mundo y comenzar su preparación desde muy temprana, lo que los llevará a prepararse físicamente con muchas horas de entrenamiento diario, dándoles un sentido de competencia muy fuerte entre los jóvenes, y el cual va en aumento conforme las exigencias para las nuevas generaciones crecen.

Por otro lado, está la forma en la que la sociedad coreana percibe la educación. Su formación desde temprana edad, como en muchos otros países, es la que les abrirá camino para avanzar con sus estudios hasta llegar a la universidad y así competir por un lugar a través de uno de los exámenes de admisión más difíciles a nivel mundial; en estos casos también crece la competitividad entre los estudiantes y, como puede suceder en otros rincones del mundo, a medida que se acercan las fechas para realizar exámenes de ingreso a nivel superior, el estrés aumenta y, posteriormente, la incertidumbre de saber si fueron admitidos para continuar con una preparación profesional y que ella les dé más posibilidades de tener un trabajo estable y que, en algunos casos, les dé un estatus que su misma sociedad les exige tener para poder decir que al fin triunfaron en su vida y son “exitosos”.

Lo social

En muchas ocasiones escuchamos decir que la razón por la que una persona llega a padecer depresión después de haber presentado síntomas por varias semanas o meses es porque ya influyen factores psicológicos que afectan su estado de ánimo, sus emociones, y al final su vida social y relaciones personales. Incluso, hay casos en los que por más cercana que sea una persona a quien padece depresión es complicado notar los síntomas.

¿Por qué en países que son habitualmente conocidos por tener un estilo de vida menos “romántico”, más violento, más complicado económicamente, más estresante, o más inseguro, no se presentan estas cifras?

A diferencia de los anteriores países orientales, otros continentes como el africano o en regiones de Latinoamérica, hay países en los cuales se podría decir que su mayor preocupación (bajo algunas circunstancias actuales) no es destacar en la industria de los espectáculos, tampoco lo es desgastarse física y psicológicamente para ingresar a una universidad. En países como México está aumentando el número de personas migrantes que buscan un refugio en su trayecto para encontrar otras oportunidades que ya no pueden encontrar en su país de origen.

Inclusive, hay quienes se separan de su familia por la inseguridad que se corre todos los días al residir en zonas que los extranjeros indocumentados usan de paso, como es el caso de Chile en donde el paso de venezolanos y sus estancias informales vuelven las calles inseguras. También pasa en Colombia con el paso de inmigrantes haitianos.

Sin embargo, los migrantes también se arriesgan desde que abandonan su nación para llegar a un nuevo destino enfrentándose a todo tipo de padecimientos y diversidad de situaciones estresantes en todo el camino, afectándolos a ellos, a quienes los acompañan, e incluso a los que no pudieron estar ahí.

No sólo hay una causa

Si bien existen trastornos que anteceden el riesgo tener depresión (trastornos mentales o enfermedades crónicas), las personas que la padecen tuvieron patrones de comportamiento según el entorno en el que se formaron, en el que crecieron y cómo la depresión evoluciona dependiendo del entorno en el que se encuentren actualmente.

Como sociedad se tiende a minimizar los sentimientos ajenos por situaciones que no vive una mismo. Carecemos de sensibilidad ante circunstancias que creemos que nos afectan más a nosotros mismos que a la propia persona que las está viviendo, como sucede con las personas que se ven obligadas a migrar, personas que desde temprana edad han vivido bajo situaciones de mucha tensión (o que actualmente las viven), quienes sufrieron algún tipo de abuso y en el presente padecen algún trastorno mental, aquellas personas que pertenecen a grupos que se han visto discriminados como quienes forman parte de la comunidad LGBT+ y personas que pertenecen a grupos vulnerables o pueblos indígenas.

Quien padece depresión se puede encontrar en cualquier parte del mundo, y no debemos estigmatizar a una persona por el país en el que reside, o por la comunidad a la que pertenece, ni por el nivel socioeconómico en el que se encuentra. Conocer a cada individuo, lo que ha pasado y lo que está sintiendo en la actualidad puede ayudarnos a comprender y apoyar a esa persona, sobre todo a prevenir, y reducir los inquietantes porcentajes de defunción por suicidios a nivel mundial.

MARIANA COLÍN ZAVALA es alumna de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás

Por Mariana Colín Zavala

En nuestra vida podemos llegar a estar en situaciones que nos llenen de mucho estrés, hay tensiones dentro de nuestra familia o trabajo, se diagnostican enfermedades inesperadas, o atravesamos por algún problema económico; nos encontramos en un momento al que no le vemos fecha de término o que parece no tener una solución, acompañado de frustración, tristeza o enojo constantes, hasta que un día logramos resolver lo que nos acompleja, y continuamos nuestros días con normalidad. Sin embargo, hay personas cuya capacidad para afrontar las situaciones es menor, y a pesar de poder salir de ellas, el sentimiento de tristeza o frustración no se va.

El pasado 13 de enero, se conmemoró el día mundial de la lucha contra la depresión, se estima que este trastorno tiene presencia en personas adultas de un 5% de la población mundial, afectando en su mayoría a las mujeres con un 6% de ese total, 4% en hombres, y 5.7% son adultos de más de 60 años.

Y si hablamos de depresión, es imperativo mencionar que, si se presenta un episodio depresivo grave, puede afectar al funcionamiento de la persona y llevarla a cometer actos imprudentes que puedan costarle la vida.

Es en este orden de ideas que el suicidio es la cuarta causa de muertes entre personas cuyo rango de edad se encuentra entre los 15 y los 29 años y, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en algunos países de alto ingreso como Corea del Sur, Estados Unidos y Francia hay más de 24 muertes por suicidio al día. De los 38 países que conforman a la OCDE, aquellos que se consideran más desarrollados son los que presentan mayor tasa de suicidios anuales posicionando a Corea del Sur en el primer lugar con un promedio de 36 suicidios al día.

Y pesar de que hay países o regiones que están en constante tensión con otros (Yemen y Arabia Saudita), países que su situación económica no es la mejor por la alta tasa de inflación que presentan y afecta a todos sus grupos sociales (Venezuela), países que están atravesando una guerra (Ucrania y Rusia), o países cuyo clima pueda presentar temperaturas muy bajas (Canadá o Groenlandia), estos no forman parte de los altos porcentajes de defunciones por suicidios que la OCDE presenta. Entonces, ¿cuáles factores son verdaderamente los responsables para que una persona decida terminar con sus malestares de esta forma?

Lo psicológico

Corea del Sur, tiene una de las industrias más estrictas y de las que se tiene un gran nivel de control, el k-pop, y la idea de querer formar parte de un grupo artístico, han hecho que gran parte de la población joven, desde la infancia, tengan el deseo de adentrarse a este mundo y comenzar su preparación desde muy temprana, lo que los llevará a prepararse físicamente con muchas horas de entrenamiento diario, dándoles un sentido de competencia muy fuerte entre los jóvenes, y el cual va en aumento conforme las exigencias para las nuevas generaciones crecen.

Por otro lado, está la forma en la que la sociedad coreana percibe la educación. Su formación desde temprana edad, como en muchos otros países, es la que les abrirá camino para avanzar con sus estudios hasta llegar a la universidad y así competir por un lugar a través de uno de los exámenes de admisión más difíciles a nivel mundial; en estos casos también crece la competitividad entre los estudiantes y, como puede suceder en otros rincones del mundo, a medida que se acercan las fechas para realizar exámenes de ingreso a nivel superior, el estrés aumenta y, posteriormente, la incertidumbre de saber si fueron admitidos para continuar con una preparación profesional y que ella les dé más posibilidades de tener un trabajo estable y que, en algunos casos, les dé un estatus que su misma sociedad les exige tener para poder decir que al fin triunfaron en su vida y son “exitosos”.

Lo social

En muchas ocasiones escuchamos decir que la razón por la que una persona llega a padecer depresión después de haber presentado síntomas por varias semanas o meses es porque ya influyen factores psicológicos que afectan su estado de ánimo, sus emociones, y al final su vida social y relaciones personales. Incluso, hay casos en los que por más cercana que sea una persona a quien padece depresión es complicado notar los síntomas.

¿Por qué en países que son habitualmente conocidos por tener un estilo de vida menos “romántico”, más violento, más complicado económicamente, más estresante, o más inseguro, no se presentan estas cifras?

A diferencia de los anteriores países orientales, otros continentes como el africano o en regiones de Latinoamérica, hay países en los cuales se podría decir que su mayor preocupación (bajo algunas circunstancias actuales) no es destacar en la industria de los espectáculos, tampoco lo es desgastarse física y psicológicamente para ingresar a una universidad. En países como México está aumentando el número de personas migrantes que buscan un refugio en su trayecto para encontrar otras oportunidades que ya no pueden encontrar en su país de origen.

Inclusive, hay quienes se separan de su familia por la inseguridad que se corre todos los días al residir en zonas que los extranjeros indocumentados usan de paso, como es el caso de Chile en donde el paso de venezolanos y sus estancias informales vuelven las calles inseguras. También pasa en Colombia con el paso de inmigrantes haitianos.

Sin embargo, los migrantes también se arriesgan desde que abandonan su nación para llegar a un nuevo destino enfrentándose a todo tipo de padecimientos y diversidad de situaciones estresantes en todo el camino, afectándolos a ellos, a quienes los acompañan, e incluso a los que no pudieron estar ahí.

No sólo hay una causa

Si bien existen trastornos que anteceden el riesgo tener depresión (trastornos mentales o enfermedades crónicas), las personas que la padecen tuvieron patrones de comportamiento según el entorno en el que se formaron, en el que crecieron y cómo la depresión evoluciona dependiendo del entorno en el que se encuentren actualmente.

Como sociedad se tiende a minimizar los sentimientos ajenos por situaciones que no vive una mismo. Carecemos de sensibilidad ante circunstancias que creemos que nos afectan más a nosotros mismos que a la propia persona que las está viviendo, como sucede con las personas que se ven obligadas a migrar, personas que desde temprana edad han vivido bajo situaciones de mucha tensión (o que actualmente las viven), quienes sufrieron algún tipo de abuso y en el presente padecen algún trastorno mental, aquellas personas que pertenecen a grupos que se han visto discriminados como quienes forman parte de la comunidad LGBT+ y personas que pertenecen a grupos vulnerables o pueblos indígenas.

Quien padece depresión se puede encontrar en cualquier parte del mundo, y no debemos estigmatizar a una persona por el país en el que reside, o por la comunidad a la que pertenece, ni por el nivel socioeconómico en el que se encuentra. Conocer a cada individuo, lo que ha pasado y lo que está sintiendo en la actualidad puede ayudarnos a comprender y apoyar a esa persona, sobre todo a prevenir, y reducir los inquietantes porcentajes de defunción por suicidios a nivel mundial.

MARIANA COLÍN ZAVALA es alumna de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás