/ lunes 27 de mayo de 2024

Días de incertidumbre y reflexión

Estamos a menos de 6 días de que inicie el día D, de decidir, de votar.

Con el voto y los resultados termina una larguísima etapa que comenzó desde mediados del presente sexenio y empezará otra etapa en la vida de México que en estos momentos y hasta que no se califique la elección persistirá la incertidumbre sobre lo que nos espera para los próximos años. Eso si no deriva la elección en un conflicto similar al 2006 o algo peor.

La incertidumbre previa a una elección es común en cualquier régimen democrático. En el México del siglo XX la única certidumbre era que siempre ganaba el PRI.

Sin embrago, en el actual proceso electoral vivimos algo más que una incertidumbre democrática, lo que está en juego es precisamente seguir avanzando en un régimen democrático, con sus virtudes y defectos, o ir hacia una regresión autoritaria más profunda que la que teníamos previo a la transición.

Lo que está en juego es la posibilidad de tener un gobierno que empiece a revertir la violencia y la inseguridad que hoy invade al país, a recuperar el territorio y a construir una sociedad de derechos, o seguir con el cuento y la farsa de los abrazos para justificar por un lado la incapacidad de la autoridad para enfrentar la realidad y en otros casos esconder los pactos y acuerdos con la delincuencia organizada que ha penetrado a lo más alto del poder en México.

México por primera vez en su historia tendrá una mujer en la Presidencia de la República, la decisión es qué tipo de presidenta queremos.

Lo que está en juego es la posibilidad de tener una presidenta que escuche, que dialogue, no que imponga; una presidenta que persiga a los criminales no a los ciudadanos que disienten; una presidenta que represente a todas y a todos los mexicanos y no solo a los que piensan como López Obrador; una presidenta que no obedezca a ningún jefe máximo, que respete los principios democráticos, la ley y a las instituciones autónomas; una presidenta que fortalezca la división de poderes en lugar de someterlos.

En esta elección solamente hay dos competidoras reales y dos proyectos diferentes: votar por la continuidad de este proyecto fallido de la 4t o el cambio hacia la consolidación democrática y una visión moderna de futuro, no hay más. El candidato de MC no tiene posibilidad de ganar, la desgracia que sucedió en Nuevo León con la caída del templete lo dibujó claramente: el viento derribó el escenario y dejó ver la realidad de esa farsa.

Para aquellos jóvenes que por primera vez irán a votar les decimos que el voto útil es por Xóchitl; para aquellos adultos que cansados de la frivolidad y la corrupción de Peña creyeron en el proyecto de López Obrador y hoy están profundamente decepcionados y preocupados, la opción es Xóchitl; para los que no les gustan los partidos actuales les decimos que para reconstruir la democracia, impulsar nuevos partidos y cambiar a los actuales la opción no es impulsar un proyecto de visión única como la de Morena y la 4t, la salida es votar por un proyecto que tenga a la democracia como único instrumento de convivencia pacífica y legal, el voto solamente puede ser por Xóchitl.

El miércoles 29 de mayo se terminan las campañas y vienen los días que les llaman de reflexión, precisamente las ciudadanas y ciudadanos debemos de aprovechar esas horas valiosas sin el ruido mediático para convencer a los que aún no lo están de ir a votar, y si es posible que su voto sea útil para la democracia.

La incertidumbre se irá disipando la noche del 2 de junio cuando los resultados marquen una tendencia.

En particular soy optimista y pienso que el voto de las mexicanas y los mexicanos dará certidumbre al país en los próximos seis años, para seguir con la certeza de que vamos a continuar teniendo la buena incertidumbre democrática que te da la pluralidad y no iremos por el camino del pensamiento único propio de las dictaduras que tanto admira el presidente y su candidata, todo esto en un mundo complejo y cambiante.

Mi voto será por Xóchitl Gálvez.

Estamos a menos de 6 días de que inicie el día D, de decidir, de votar.

Con el voto y los resultados termina una larguísima etapa que comenzó desde mediados del presente sexenio y empezará otra etapa en la vida de México que en estos momentos y hasta que no se califique la elección persistirá la incertidumbre sobre lo que nos espera para los próximos años. Eso si no deriva la elección en un conflicto similar al 2006 o algo peor.

La incertidumbre previa a una elección es común en cualquier régimen democrático. En el México del siglo XX la única certidumbre era que siempre ganaba el PRI.

Sin embrago, en el actual proceso electoral vivimos algo más que una incertidumbre democrática, lo que está en juego es precisamente seguir avanzando en un régimen democrático, con sus virtudes y defectos, o ir hacia una regresión autoritaria más profunda que la que teníamos previo a la transición.

Lo que está en juego es la posibilidad de tener un gobierno que empiece a revertir la violencia y la inseguridad que hoy invade al país, a recuperar el territorio y a construir una sociedad de derechos, o seguir con el cuento y la farsa de los abrazos para justificar por un lado la incapacidad de la autoridad para enfrentar la realidad y en otros casos esconder los pactos y acuerdos con la delincuencia organizada que ha penetrado a lo más alto del poder en México.

México por primera vez en su historia tendrá una mujer en la Presidencia de la República, la decisión es qué tipo de presidenta queremos.

Lo que está en juego es la posibilidad de tener una presidenta que escuche, que dialogue, no que imponga; una presidenta que persiga a los criminales no a los ciudadanos que disienten; una presidenta que represente a todas y a todos los mexicanos y no solo a los que piensan como López Obrador; una presidenta que no obedezca a ningún jefe máximo, que respete los principios democráticos, la ley y a las instituciones autónomas; una presidenta que fortalezca la división de poderes en lugar de someterlos.

En esta elección solamente hay dos competidoras reales y dos proyectos diferentes: votar por la continuidad de este proyecto fallido de la 4t o el cambio hacia la consolidación democrática y una visión moderna de futuro, no hay más. El candidato de MC no tiene posibilidad de ganar, la desgracia que sucedió en Nuevo León con la caída del templete lo dibujó claramente: el viento derribó el escenario y dejó ver la realidad de esa farsa.

Para aquellos jóvenes que por primera vez irán a votar les decimos que el voto útil es por Xóchitl; para aquellos adultos que cansados de la frivolidad y la corrupción de Peña creyeron en el proyecto de López Obrador y hoy están profundamente decepcionados y preocupados, la opción es Xóchitl; para los que no les gustan los partidos actuales les decimos que para reconstruir la democracia, impulsar nuevos partidos y cambiar a los actuales la opción no es impulsar un proyecto de visión única como la de Morena y la 4t, la salida es votar por un proyecto que tenga a la democracia como único instrumento de convivencia pacífica y legal, el voto solamente puede ser por Xóchitl.

El miércoles 29 de mayo se terminan las campañas y vienen los días que les llaman de reflexión, precisamente las ciudadanas y ciudadanos debemos de aprovechar esas horas valiosas sin el ruido mediático para convencer a los que aún no lo están de ir a votar, y si es posible que su voto sea útil para la democracia.

La incertidumbre se irá disipando la noche del 2 de junio cuando los resultados marquen una tendencia.

En particular soy optimista y pienso que el voto de las mexicanas y los mexicanos dará certidumbre al país en los próximos seis años, para seguir con la certeza de que vamos a continuar teniendo la buena incertidumbre democrática que te da la pluralidad y no iremos por el camino del pensamiento único propio de las dictaduras que tanto admira el presidente y su candidata, todo esto en un mundo complejo y cambiante.

Mi voto será por Xóchitl Gálvez.

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