/ viernes 12 de agosto de 2022

Marcado para siempre

La delincuencia cada día opera con más impunidad en Morelos. Hace unos días le encargué un trabajo de herrería al maestro Jesús N, un hombre trabajador con muchos años de experiencia haciendo ventanas, puertas, protecciones y demás elementos propios de su oficio. Su trabajo le ha permitido sacar adelante a su familia y hacerse de un patrimonio que incluye la herramienta especializada con la que realiza sus trabajos.

Don Jesús es una persona honesta, cobra los precios justos y es bastante serio en su trabajo. En ocasiones termina la chamba encargada y se tarda en cobrar dos o tres días sin problema, se ha hecho de una cartera de clientes que a su vez lo recomiendan a otras personas, esto es el producto de la confianza que genera.

En la última chamba que le solicité, me llamó la atención su premura por cobrar de manera inmediata al terminar el trabajo, como decía antes no es su estilo. Le pregunté la razón de la prisa y me explicó que había sido víctima de un violento asalto a mano armada.

Se encontraba terminando la reparación de un zaguán en una calle muy cercana a boulevard Juárez, ahí por las Palmas, cuando de repente se detuvo una camioneta tipo pickup de la cual bajaron dos individuos, el maestro Jesús pensó que podría ser una posible chamba. En instantes posteriores uno de ellos tomó su caja de herramientas mientras el otro lo tiraba al suelo boca abajo, encañonándolo con una pistola y sujetándolo con el pie sobre su espalda, sin dejar de insultarlo y amenazar con matarlo; me confesó que en esos momentos se puso los brazos y manos tapando su nuca y cerró los ojos esperando lo peor. Mientras Jesús estaba sometido, el otro cargó a la camioneta toda la herramienta, la pequeña planta de soldar y hasta los cables de la extensión. Cuando terminaron de cargar y antes de emprender la huida, el individuo que conducía el vehículo le gritaba al otro que le disparara al maestro Jesús: “chíngatelo y vámonos” vociferaba el delincuente.

Al escuchar que iban ya lejos, se incorporó al tiempo que la propietaria salió del domicilio para auxiliarlo y llamar a la policía. Y sí, por fin llegó la autoridad para decirle que tenía que levantar una denuncia ante el Ministerio Público. Así de escueta fue la intervención de los policías.

Las secuelas del asalto son terribles para el maestro Jesús, además de las pérdidas materiales por ser herramientas que cuestan mucho, la espantosa sensación de estar a un jalón de gatillo de morir, a expensas de un delincuente que no sabes lo que hará, pero sí te deja clarísimo que tu integridad y tu vida le importan nada; estás en manos de un perturbado mental y social. Todo se puede acabar en ese instante. No importa lo que trabajaste en tu vida, la familia que formaste, las cosas buenas que hiciste, en esos momentos tu vida está en manos de un desalmado.

Jesús tardará mucho tiempo para superar las secuelas de este episodio que le han marcado para siempre, no será fácil recuperar la tranquilidad y superar el miedo.

Al final de la plática se despidió de mí diciéndome: “ingeniero no sé qué me está pasando, me está yendo muy mal, para colmo se me quemó la planta de soldar del taller, estoy mal”.

Cada día hay más y más nuevas víctimas de la delincuencia, mujeres y hombres de bien que, como el maestro Jesús, quedan marcados para siempre.

Cada día los delincuentes actúan con más impunidad, nada los inhibe, nada los detiene.

PD: Hay quien dice que a estos desgraciados, desalmados delincuentes, hay que cuidarlos; que se debe hablar con sus mamás para que se corrijan y cambien. Las víctimas no opinan lo mismo.



La delincuencia cada día opera con más impunidad en Morelos. Hace unos días le encargué un trabajo de herrería al maestro Jesús N, un hombre trabajador con muchos años de experiencia haciendo ventanas, puertas, protecciones y demás elementos propios de su oficio. Su trabajo le ha permitido sacar adelante a su familia y hacerse de un patrimonio que incluye la herramienta especializada con la que realiza sus trabajos.

Don Jesús es una persona honesta, cobra los precios justos y es bastante serio en su trabajo. En ocasiones termina la chamba encargada y se tarda en cobrar dos o tres días sin problema, se ha hecho de una cartera de clientes que a su vez lo recomiendan a otras personas, esto es el producto de la confianza que genera.

En la última chamba que le solicité, me llamó la atención su premura por cobrar de manera inmediata al terminar el trabajo, como decía antes no es su estilo. Le pregunté la razón de la prisa y me explicó que había sido víctima de un violento asalto a mano armada.

Se encontraba terminando la reparación de un zaguán en una calle muy cercana a boulevard Juárez, ahí por las Palmas, cuando de repente se detuvo una camioneta tipo pickup de la cual bajaron dos individuos, el maestro Jesús pensó que podría ser una posible chamba. En instantes posteriores uno de ellos tomó su caja de herramientas mientras el otro lo tiraba al suelo boca abajo, encañonándolo con una pistola y sujetándolo con el pie sobre su espalda, sin dejar de insultarlo y amenazar con matarlo; me confesó que en esos momentos se puso los brazos y manos tapando su nuca y cerró los ojos esperando lo peor. Mientras Jesús estaba sometido, el otro cargó a la camioneta toda la herramienta, la pequeña planta de soldar y hasta los cables de la extensión. Cuando terminaron de cargar y antes de emprender la huida, el individuo que conducía el vehículo le gritaba al otro que le disparara al maestro Jesús: “chíngatelo y vámonos” vociferaba el delincuente.

Al escuchar que iban ya lejos, se incorporó al tiempo que la propietaria salió del domicilio para auxiliarlo y llamar a la policía. Y sí, por fin llegó la autoridad para decirle que tenía que levantar una denuncia ante el Ministerio Público. Así de escueta fue la intervención de los policías.

Las secuelas del asalto son terribles para el maestro Jesús, además de las pérdidas materiales por ser herramientas que cuestan mucho, la espantosa sensación de estar a un jalón de gatillo de morir, a expensas de un delincuente que no sabes lo que hará, pero sí te deja clarísimo que tu integridad y tu vida le importan nada; estás en manos de un perturbado mental y social. Todo se puede acabar en ese instante. No importa lo que trabajaste en tu vida, la familia que formaste, las cosas buenas que hiciste, en esos momentos tu vida está en manos de un desalmado.

Jesús tardará mucho tiempo para superar las secuelas de este episodio que le han marcado para siempre, no será fácil recuperar la tranquilidad y superar el miedo.

Al final de la plática se despidió de mí diciéndome: “ingeniero no sé qué me está pasando, me está yendo muy mal, para colmo se me quemó la planta de soldar del taller, estoy mal”.

Cada día hay más y más nuevas víctimas de la delincuencia, mujeres y hombres de bien que, como el maestro Jesús, quedan marcados para siempre.

Cada día los delincuentes actúan con más impunidad, nada los inhibe, nada los detiene.

PD: Hay quien dice que a estos desgraciados, desalmados delincuentes, hay que cuidarlos; que se debe hablar con sus mamás para que se corrijan y cambien. Las víctimas no opinan lo mismo.



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