/ miércoles 9 de noviembre de 2022

El poder del fútbol femenil sucumbe las tierras de Bengala

Bertha Banuet


A lo largo del tiempo, el fútbol se ha convertido en el deporte más popular del mundo, un deporte que se aprende en la calle y se debuta en las más grandes ligas. Más que un ejercicio, se ha convertido de un estilo de vida hasta a una millonaria industria, pues es el mismo causante de unir jugadores de diferente nacionalidad, clase social, edad, raza, religión y género, con solo un factor en común: la pasión.

La fiebre pambolera se extiende a todas las partes del mundo, aunque con más presencia en algunas regiones ya sea por cuestiones culturales o históricas. Siendo así, que la próxima Copa Mundial del Futbol está por celebrarse, no a mediados de año como es habitual en su historia desde 1930, si no del 20 de noviembre al 18 de diciembre en Catar, una región en la costa occidental del golfo Arábigo que cuenta con poca historia futbolera y sufre de altas temperaturas. Aunque este torneo y el juego en general se asocie a los hombres, las mujeres han demostrado un gran fervor en la cancha y no solo han logrado romper los estereotipos sino también generar un cambio en la política de ciertos países, como lo es en el caso de Bangladesh, que se ubica al sur de Asia.

En el país de Bengala, uno de los lugares más remotos del mundo, la pasión del balompié se vive a flor de piel y la perseverancia ha sido testigo de ello, pues el pasado 19 de septiembre se presenció una victoria jamás antes vista en esta región. Durante la final de la 6a edición del Campeonato Femenino de la Federación de Fútbol del Sur de Asia (SAFF, por sus siglas en ingles), disputada entre las selecciones nacionales de Bangladesh, Bután, India, las Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka; la selección bengalí femenil de fútbol obtuvo el triunfo que le dio un giro al papel de la mujer en este deporte. La final se efectuó en las canchas de Katmandú, Nepal y, al volver a su nación, las jugadoras fueron recibidas como heroínas y desfilaron por las calles de la capital, Dhaka, para mostrar la copa y recibir la aclamación de los hinchas.

En una trayectoria imparable, las ahora campeonas del Sur de Asia habían tenido que entrenar en secreto para evitar represalias islamistas, así como eludir lo mal visto y bajo todo pronostico dieron a su nación el prestigio que tanto anhelaban, apuntado este primer titulo de su historia yendo mucho más allá del resultado deportivo y convirtiéndose en una oportunidad para plantear cuestiones sociales y culturales como la condición de la mujer y el diálogo.

Un hecho que ha apoyado a esta reciente historia deportiva tiene que ver con que la octava nación más poblada del planeta sea gobernada por una mujer, la Primera Ministra, Sheikh Hasina, por más tiempo que ningún otro país en el mundo; esto ha permitido los niveles más bajos de diferencias de género en término de empoderamiento político en el mundo. Además, la proporción de escaños ocupados por mujeres en el parlamento nacional ha aumentado considerablemente en las últimas décadas.

Así como pasa en la mayoría de los países de bajos recursos, los apoyos hacia las actividades deportivas son muy bajas y la selección femenil bengalí también fue testigo de esto ante la falta de patrocinios, no tener acceso a una cobertura médica ni a contratos laborales. Hasta después de lograr este triunfo, el gobierno de Sheikh Hasina no solo les ha dado el reconocimiento nacional al tener a los medios de comunicación nacionales transmitiendo en directo todo su trayecto al regresar a su país, sino también el otorgamiento de medallas y la construcción de casas para las de más bajos recursos.

Si bien para los mas de 166 millones de bengalíes su deporte oficial es el criquet, el futbol ha demostrado tener un efecto más positivo para la inclusión de la mujer y es así que su presencia en las canchas ha ido creciendo paulatinamente, aunque se sigue reservando en gran medida para los hombres en un país donde el 90% practica la religión musulmana, principal causa de la discriminación. Dicho esto, se espera que este logro no solo signifique un apoyo económico momentáneo, sino que sirva de inspiración para las mujeres bangladesís y de todo el sudeste asiático en su desarrollo deportivo, profesional y político.


Bertha Alvarado Banuet es licenciada en Negocios Internacionales por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Maestra en Economía Internacional por la Universidad de Beijing. Actualmente trabaja para una empresa de seguridad de Internet de China. Asociada del PJ COMEXI. Sígala en @berthabanuet


Bertha Banuet


A lo largo del tiempo, el fútbol se ha convertido en el deporte más popular del mundo, un deporte que se aprende en la calle y se debuta en las más grandes ligas. Más que un ejercicio, se ha convertido de un estilo de vida hasta a una millonaria industria, pues es el mismo causante de unir jugadores de diferente nacionalidad, clase social, edad, raza, religión y género, con solo un factor en común: la pasión.

La fiebre pambolera se extiende a todas las partes del mundo, aunque con más presencia en algunas regiones ya sea por cuestiones culturales o históricas. Siendo así, que la próxima Copa Mundial del Futbol está por celebrarse, no a mediados de año como es habitual en su historia desde 1930, si no del 20 de noviembre al 18 de diciembre en Catar, una región en la costa occidental del golfo Arábigo que cuenta con poca historia futbolera y sufre de altas temperaturas. Aunque este torneo y el juego en general se asocie a los hombres, las mujeres han demostrado un gran fervor en la cancha y no solo han logrado romper los estereotipos sino también generar un cambio en la política de ciertos países, como lo es en el caso de Bangladesh, que se ubica al sur de Asia.

En el país de Bengala, uno de los lugares más remotos del mundo, la pasión del balompié se vive a flor de piel y la perseverancia ha sido testigo de ello, pues el pasado 19 de septiembre se presenció una victoria jamás antes vista en esta región. Durante la final de la 6a edición del Campeonato Femenino de la Federación de Fútbol del Sur de Asia (SAFF, por sus siglas en ingles), disputada entre las selecciones nacionales de Bangladesh, Bután, India, las Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka; la selección bengalí femenil de fútbol obtuvo el triunfo que le dio un giro al papel de la mujer en este deporte. La final se efectuó en las canchas de Katmandú, Nepal y, al volver a su nación, las jugadoras fueron recibidas como heroínas y desfilaron por las calles de la capital, Dhaka, para mostrar la copa y recibir la aclamación de los hinchas.

En una trayectoria imparable, las ahora campeonas del Sur de Asia habían tenido que entrenar en secreto para evitar represalias islamistas, así como eludir lo mal visto y bajo todo pronostico dieron a su nación el prestigio que tanto anhelaban, apuntado este primer titulo de su historia yendo mucho más allá del resultado deportivo y convirtiéndose en una oportunidad para plantear cuestiones sociales y culturales como la condición de la mujer y el diálogo.

Un hecho que ha apoyado a esta reciente historia deportiva tiene que ver con que la octava nación más poblada del planeta sea gobernada por una mujer, la Primera Ministra, Sheikh Hasina, por más tiempo que ningún otro país en el mundo; esto ha permitido los niveles más bajos de diferencias de género en término de empoderamiento político en el mundo. Además, la proporción de escaños ocupados por mujeres en el parlamento nacional ha aumentado considerablemente en las últimas décadas.

Así como pasa en la mayoría de los países de bajos recursos, los apoyos hacia las actividades deportivas son muy bajas y la selección femenil bengalí también fue testigo de esto ante la falta de patrocinios, no tener acceso a una cobertura médica ni a contratos laborales. Hasta después de lograr este triunfo, el gobierno de Sheikh Hasina no solo les ha dado el reconocimiento nacional al tener a los medios de comunicación nacionales transmitiendo en directo todo su trayecto al regresar a su país, sino también el otorgamiento de medallas y la construcción de casas para las de más bajos recursos.

Si bien para los mas de 166 millones de bengalíes su deporte oficial es el criquet, el futbol ha demostrado tener un efecto más positivo para la inclusión de la mujer y es así que su presencia en las canchas ha ido creciendo paulatinamente, aunque se sigue reservando en gran medida para los hombres en un país donde el 90% practica la religión musulmana, principal causa de la discriminación. Dicho esto, se espera que este logro no solo signifique un apoyo económico momentáneo, sino que sirva de inspiración para las mujeres bangladesís y de todo el sudeste asiático en su desarrollo deportivo, profesional y político.


Bertha Alvarado Banuet es licenciada en Negocios Internacionales por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Maestra en Economía Internacional por la Universidad de Beijing. Actualmente trabaja para una empresa de seguridad de Internet de China. Asociada del PJ COMEXI. Sígala en @berthabanuet