La necesidad llevó a Juan, a sus siete años, a trabajar en el campo recolectando pepinos en un pueblo de Ayala. Nicolás, de cinco años, se sube a los hombros de su hermano, de 13, para hacer malabares con dos pelotas en un crucero del centro de Cuernavaca.
Ambas son estampas de una realidad enfrentada por 3.7 millones de niñas o niños en México, de acuerdo con datos del INEGI, y de la cual como ciudadanía podemos contribuir a erradicar.
El trabajo infantil responde a una necesidad de contribución a la economía familiar, aunque la Ley Federal del Trabajo lo permite solo con adolescentes de 15 a 17 años, en actividades no peligrosas y sin afectación a su educación. Lo pueden desarrollar en negocios familiares, trabajos de oficina, en el sector de servicios o asistentes en tiendas.
Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una fecha para reflexionar sobre lo que podemos hacer como ciudanía para erradicar prácticas de riesgo para la niñez.
Los datos del INEGI identifican las actividades donde trabajan las y los menores, bajo condiciones de explotación o de peligro para su integridad, como en el sector agrícola, en mercados o sujetos a mendicidad forzada —una de las once modalidades de Trata de Personas— en las calles.
Terminar con el silencio y reportar situaciones sospechosas amplía las posibilidades de evitar la explotación, y dar a niñas, niños y adolescentes la oportunidad de construir su presente y futuro.
Desde el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México operamos la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas, 800 000 5533, una herramienta para denunciar condiciones de explotación a las infancias de cualquier parte del país, a cualquier hora, los 365 días del año.
Como ciudadanía tenemos la oportunidad de ayudarles a disfrutar de su niñez.
@guerrerochipres