/ jueves 13 de mayo de 2021

Se acabaron las vacunas

Las vacunas para personas de 49 a 59 años se acabaron en Cuernavaca dejando a miles de personas sin dosis. La mala planeación, el desorden en la ejecución, y la indisciplina de miles de ciudadanos provocaron que los biológicos se agotaran con una velocidad marginadora e incómoda.

Las manifestaciones con que martes y miércoles decenas de personas en los puntos de vacunación exigían ser inoculados se cambiaron por una triste resignación el jueves, en gran medida por el “hágale como quiera”, de las autoridades ante el reclamo. “De todos modos ya no hay vacunas”, alegaban las autoridades sanitarias y municipales. Frente a ello, ni enojarse. Los gestos esperanzados de la gente se transformaron en muecas de tristeza frente a la información, tristeza y desgano, desgano y coraje porque, si la autoridad hizo bien sus cuentas, razonaría cualquiera de los afectados “alguien se llevó mi vacuna”. Y en efecto, como si repartieran indulgencias en peregrinación, los vacunadores oficiales administraron el biológico a gente de otros municipios y hasta de otros estados que, por algún motivo, decidieron que era una gran ocurrencia pasar por Cuerna a vacunarse. La práctica elemental de exigir comprobantes de domicilio no aplicó en la jornada de vacunación.

Mucha mayor presión generó el anuncio de que se aplicarían también dosis a mujeres embarazadas sin importar la edad en los mismos centros de inoculación. La medida también es necesaria, pero al cargarse al mismo lote de vacunas que se suponían destinadas para la gente de Cuernavaca, el desabasto era bastante previsible.

“Ya vendrán más vacunas porque es prioritario para el gobierno federal”, decían algunos con algo de fe. Probablemente la semana entrante, o a lo mejor después, pero habrá nueva jornada de vacunación para la gente de Cuernavaca ¿para cuántos? Imposible saberlo pues no se sabe a ciencia cierta cuántas personas de Jiutepec, Temixco, Yautepec, Zapata, Xochitepec, Ciudad de México y Estado de México fueron vacunadas en la ciudad, por lo que resultaría imposible revisar cuántas dosis harán falta ahora para completar el esquema. Deberán ser miles, si se considera la cantidad de gente que se quedó fuera de los módulos de vacunación formada sólo para recibir el dato de que las vacunas se terminaron; probablemente muchas más que habrían decidido no asistir a los módulos ante el anuncio oficial que fue emitido poco después del mediodía.

El mayúsculo desorden es impermisible en materia de salud pública, mucho más cuando la escasez evidente del biológico requiere tomar decisiones con base científica que permitan disminuir los riesgos epidemiológicos con cierta precisión. Las autoridades sanitarias reportan la aplicación de 52 mil 135 dosis en los tres días de inoculaciones; de acuerdo con el gobierno estatal, esta cifra corresponde a un 35% más de las dosis programadas, que según las matemáticas serían entonces poco más de 38 mil 600. Es decir, se vacunó a casi 18 mil 250 personas con dosis de reserva y a miles más con las destinadas a la gente de la capital del estado. El problema es la falta de biológicos, entonces la racionalidad debe imponerse; pero ella, no ha sido característica de estas administraciones.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Las vacunas para personas de 49 a 59 años se acabaron en Cuernavaca dejando a miles de personas sin dosis. La mala planeación, el desorden en la ejecución, y la indisciplina de miles de ciudadanos provocaron que los biológicos se agotaran con una velocidad marginadora e incómoda.

Las manifestaciones con que martes y miércoles decenas de personas en los puntos de vacunación exigían ser inoculados se cambiaron por una triste resignación el jueves, en gran medida por el “hágale como quiera”, de las autoridades ante el reclamo. “De todos modos ya no hay vacunas”, alegaban las autoridades sanitarias y municipales. Frente a ello, ni enojarse. Los gestos esperanzados de la gente se transformaron en muecas de tristeza frente a la información, tristeza y desgano, desgano y coraje porque, si la autoridad hizo bien sus cuentas, razonaría cualquiera de los afectados “alguien se llevó mi vacuna”. Y en efecto, como si repartieran indulgencias en peregrinación, los vacunadores oficiales administraron el biológico a gente de otros municipios y hasta de otros estados que, por algún motivo, decidieron que era una gran ocurrencia pasar por Cuerna a vacunarse. La práctica elemental de exigir comprobantes de domicilio no aplicó en la jornada de vacunación.

Mucha mayor presión generó el anuncio de que se aplicarían también dosis a mujeres embarazadas sin importar la edad en los mismos centros de inoculación. La medida también es necesaria, pero al cargarse al mismo lote de vacunas que se suponían destinadas para la gente de Cuernavaca, el desabasto era bastante previsible.

“Ya vendrán más vacunas porque es prioritario para el gobierno federal”, decían algunos con algo de fe. Probablemente la semana entrante, o a lo mejor después, pero habrá nueva jornada de vacunación para la gente de Cuernavaca ¿para cuántos? Imposible saberlo pues no se sabe a ciencia cierta cuántas personas de Jiutepec, Temixco, Yautepec, Zapata, Xochitepec, Ciudad de México y Estado de México fueron vacunadas en la ciudad, por lo que resultaría imposible revisar cuántas dosis harán falta ahora para completar el esquema. Deberán ser miles, si se considera la cantidad de gente que se quedó fuera de los módulos de vacunación formada sólo para recibir el dato de que las vacunas se terminaron; probablemente muchas más que habrían decidido no asistir a los módulos ante el anuncio oficial que fue emitido poco después del mediodía.

El mayúsculo desorden es impermisible en materia de salud pública, mucho más cuando la escasez evidente del biológico requiere tomar decisiones con base científica que permitan disminuir los riesgos epidemiológicos con cierta precisión. Las autoridades sanitarias reportan la aplicación de 52 mil 135 dosis en los tres días de inoculaciones; de acuerdo con el gobierno estatal, esta cifra corresponde a un 35% más de las dosis programadas, que según las matemáticas serían entonces poco más de 38 mil 600. Es decir, se vacunó a casi 18 mil 250 personas con dosis de reserva y a miles más con las destinadas a la gente de la capital del estado. El problema es la falta de biológicos, entonces la racionalidad debe imponerse; pero ella, no ha sido característica de estas administraciones.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

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