/ domingo 27 de mayo de 2018

Un compromiso para el futuro

Uno de los principales atractivos de Morelos es su clima. Localizado en el centro del país la combinación de latitud, longitud y altura le confiere características únicas al ser sede de diferentes ecosistemas siendo los principales el bosque templado de pino encino y la selva baja caducifolia. A pesar de su reducida superficie, apenas el 1% del territorio nacional, Morelos alberga el 53% de los vertebrados entre los que se encuentran 113 especies de mamíferos, 432 de aves, 91 de reptiles, 38 de anfibios y 31 de peces, por lo que se considera un santuario de la biodiversidad.

Desafortunadamente, el desordenado crecimiento de las manchas urbanas, la deforestación y la contaminación presentan una grave amenaza para la supervivencia de la mayoría de estas especies. Una de las acciones más relevantes para su conservación es la creación de áreas naturales protegidas.

Actualmente cerca del 10% del territorio de nuestro estado se encuentra ya catalogado como área natural protegida tanto a nivel estatal como federal. Lugares que todos conocemos como la Sierra de Monte Negro en Jiutepec, Yautepec, Emiliano Zapata y Tlaltizapán; Las Estacas en Tlaltizapán; El Texcal en Jiutepec; el Cerro de la Tortuga en Zacatepec y Puente de Ixtla; la Barranca de Chapultepec en Cuernavaca; Los Sabinos, Santa Rosa y San Cristóbal en Cuautla, Ciudad Ayala y Yecapixtla; el Parque Nacional Lagunas de Zempoala en Huitzilac y el Tepozteco en Tepoztlán cuentan con un régimen de protección que impide, o debiera impedir, su destrucción a mano del hombre.

El cuidado de estas áreas no solamente permitiría la conservación de las especies que habitan en ellas sino que también nos protege a nosotros, los humanos que las depredamos, pues aunque no nos demos cuenta, nos ofrecen variados e importantes servicios ambientales siendo los principales el equilibrio en los niveles de oxígeno, dióxido de carbono y humedad en la atmósfera así como la protección de las cuencas hidrográficas de donde proviene la totalidad del agua que consumimos.

Los diferentes niveles de gobierno hacen su labor al documentar, delimitar y reforzar las leyes que protegen al medio ambiente pero los verdaderos responsables de su conservación somos nosotros, los ciudadanos. Actividades depredadoras como la caza furtiva, la deforestación, la urbanización descontrolada y sus productos de desecho, nos proporcionan beneficios personales a corto plazo pero ponen en riesgo mucho más que el hábitat de una especie ya que ponen en riesgo la supervivencia de nuestras comunidades a largo plazo.

Es fundamental que ganemos conciencia de este riesgo y para esto es muy inspirador escuchar a personas que han dedicado muchos años de su vida al cuidado de su entorno. En todas las comunidades existe alguien así, todos lo conocemos pero a veces no le hacemos el caso que se merece. Los invito a que esta semana identifiquen a alguien, puede ser un familiar, un vecino o un profesor, que comparta esta preocupación y a que, juntos, se planteen no solo la pregunta de qué hacer sino una actividad, sencilla e inmediata, que pueda llevarse a cabo en un mes. Si todos lo hacemos, en muy poco tiempo estaremos viendo el cambio.

Para mayor información y para otros temas los invito a conocer mi blog: http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Uno de los principales atractivos de Morelos es su clima. Localizado en el centro del país la combinación de latitud, longitud y altura le confiere características únicas al ser sede de diferentes ecosistemas siendo los principales el bosque templado de pino encino y la selva baja caducifolia. A pesar de su reducida superficie, apenas el 1% del territorio nacional, Morelos alberga el 53% de los vertebrados entre los que se encuentran 113 especies de mamíferos, 432 de aves, 91 de reptiles, 38 de anfibios y 31 de peces, por lo que se considera un santuario de la biodiversidad.

Desafortunadamente, el desordenado crecimiento de las manchas urbanas, la deforestación y la contaminación presentan una grave amenaza para la supervivencia de la mayoría de estas especies. Una de las acciones más relevantes para su conservación es la creación de áreas naturales protegidas.

Actualmente cerca del 10% del territorio de nuestro estado se encuentra ya catalogado como área natural protegida tanto a nivel estatal como federal. Lugares que todos conocemos como la Sierra de Monte Negro en Jiutepec, Yautepec, Emiliano Zapata y Tlaltizapán; Las Estacas en Tlaltizapán; El Texcal en Jiutepec; el Cerro de la Tortuga en Zacatepec y Puente de Ixtla; la Barranca de Chapultepec en Cuernavaca; Los Sabinos, Santa Rosa y San Cristóbal en Cuautla, Ciudad Ayala y Yecapixtla; el Parque Nacional Lagunas de Zempoala en Huitzilac y el Tepozteco en Tepoztlán cuentan con un régimen de protección que impide, o debiera impedir, su destrucción a mano del hombre.

El cuidado de estas áreas no solamente permitiría la conservación de las especies que habitan en ellas sino que también nos protege a nosotros, los humanos que las depredamos, pues aunque no nos demos cuenta, nos ofrecen variados e importantes servicios ambientales siendo los principales el equilibrio en los niveles de oxígeno, dióxido de carbono y humedad en la atmósfera así como la protección de las cuencas hidrográficas de donde proviene la totalidad del agua que consumimos.

Los diferentes niveles de gobierno hacen su labor al documentar, delimitar y reforzar las leyes que protegen al medio ambiente pero los verdaderos responsables de su conservación somos nosotros, los ciudadanos. Actividades depredadoras como la caza furtiva, la deforestación, la urbanización descontrolada y sus productos de desecho, nos proporcionan beneficios personales a corto plazo pero ponen en riesgo mucho más que el hábitat de una especie ya que ponen en riesgo la supervivencia de nuestras comunidades a largo plazo.

Es fundamental que ganemos conciencia de este riesgo y para esto es muy inspirador escuchar a personas que han dedicado muchos años de su vida al cuidado de su entorno. En todas las comunidades existe alguien así, todos lo conocemos pero a veces no le hacemos el caso que se merece. Los invito a que esta semana identifiquen a alguien, puede ser un familiar, un vecino o un profesor, que comparta esta preocupación y a que, juntos, se planteen no solo la pregunta de qué hacer sino una actividad, sencilla e inmediata, que pueda llevarse a cabo en un mes. Si todos lo hacemos, en muy poco tiempo estaremos viendo el cambio.

Para mayor información y para otros temas los invito a conocer mi blog: http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

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