/ lunes 18 de abril de 2022

Amatlán de Quetzalcóatl: Un pueblo mágico y lleno de energía en Tepoztlán

Rodeado de montañas y cerros, este sitio es un paseo obligatorio para conectar con la historia, la naturaleza, la cultura y el misticismo

Amatlán de Quetzalcóatl es un pueblo de Tepoztlán que se caracteriza por su misticismo, riqueza histórica y cultural impresionantes.

Es un lugar sagrado en medio de la naturaleza, rodeado de montañas y cerros que forman el marco perfecto para ser considerado sitio mágico.

Su nombre proviene de los vocablos náhuatl “Amatl” (amate) y “tlan” (lugar), cuyo significado es “Lugar de los amates”, en honor al papel fabricado con la corteza del árbol amate, pues se cuenta que en la antigüedad la comunidad destacó por ser una gran productora de papel amate.

Los amatlecos tributaban a los mexicas pliegos de papel, además de que con él se elaboraban los atuendos de las deidades, se decoraban los templos y se hacían los códices.

Ubicado a aproximadamente 30 minutos de Cuernavaca y a 15 minutos del centro de Tepoztlán, de acuerdo con la leyenda, Amatlán es el lugar sagrado que vio nacer a Quetzalcóatl, por eso el nombre de Amatlán de Quetzalcóatl en su honor.

Incluso, una de las pozas que se ubican en el poblado se considera como sagrada, ya que se dice que ahí se bañaba Quetzalcóatl.

En Amatlán hay una placa que dice: “La Magdalena Amatlán, tierra natal de Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, Rey del Imperio Tolteca, años 843 a 895. Aquí dio sus primeros pasos con sus sandalias de oro”.

Los amatlecos tributaban a los mexicas pliegos de papel. / Cortesía | Jesús Sedano | El Sol de Cuernavaca

Energías místicas

“Es un lugar lleno de cultura donde nació Quetzalcóatl, de hecho hay una poza sagrada donde él se bañaba. Asimismo, hay muchas cuevas y miradores; también algunas piedras que antiguamente se decía que tenían propiedades milagrosas, por ejemplo, las mujeres acudían a ellas para hacer la petición de embarazarse, pero tendrían una niña; y ese tipo de cosas místicas”, expresó Aníbal Medina, director de Cultura de Tepoztlán.

Asimismo, se cuenta que antiguamente abundaban los tradicionales brujos que hacían limpias en este sitio debido a las energías místicas. Además, aún se pueden encontrar diversas plantas medicinales que se dan en el lugar, ya que aún se puede encontrar a algunas personas dedicadas a la medicina alternativa, curanderos y chamanes.

Siguiendo con las leyendas y creencias, se dice que en el Cerro Telzacualli (cerro de la puerta) hay una puerta a la que se atribuyen propiedades energéticas. Con 15 metros de altura y 10 de ancho, esta enorme roca en forma de arco encierra el misterio del sumo sacerdote que dio identidad a nuestros ancestros; y de acuerdo con los habitantes del lugar, se dice que esta puerta se abre cada 31 de diciembre, ya que esconde un tesoro, por lo que se cree que muchas personas, por ambición quedan dentro de ella. Asimismo, desprende una importante energía que invita a la relajación.

En Amatlán hay una placa que dice: “La Magdalena Amatlán, tierra natal de Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. / Cortesía | Jesús Sedano

Temazcales

Y para vivir de cerca esta mística energía se encuentran varios lugares con tradicionales temazcales de piedra que datan de siglos atrás y que aún continúan activos para quienes gusten de un baño junto a un ritual prehispánico. Y en temporada de lluvia el olor a tierra mojada, por su barranca las voces del agua te transforman a lo espiritual, junto a sus grillos, búhos, las gallinas por los pateos de las casas, los pajaritos que bajan a cantar.

En la plaza cívica se encuentra el Monumento a Quetzalcóatl, el cual es de suma importancia histórica entre la comunidad. Envuelto en una magia especial, Amatlán es también un pintoresco lugar con calles empedradas, tecorrales, árboles de ciruela, cafetales y nísperos.

Las casas todavía construidas con adobe, que los hombres del lugar hicieron con la tierra de su región. Una comunidad donde el trabajo del hombre es el campo, por las madrugadas se ven montados a caballo para ir a la jornada y por la tarde regresan con sus morrales llenos de flor de calabaza, elotes, quelites, frijol fresco, calabazas, y la carga sobre el caballo de leña.

Mientras las amas de casa acompañadas de su mandil y rebozo alimentan a las gallinas, los marranos, conejos, vacas, a los animales silvestres; ellas les tocan recolectar el café, ponerlo al sol para después tostarlo, estar ahí y oler la esencia de los tlecuiles encendidos con leña, uno quiere vivir ahí. Ir al molino con el nixtamal para que ellas hagan tortillas a mano, esperar al esposo a su regreso y compartir alimentos que la tierra les ofrece.

Los amatecos, como se le llama a la gente oriunda de este lugar, aún conservan sus tradicionales, pues el último domingo de mayo se realiza la Feria del maíz en referencia a Quetzalcóatl. Y su fiesta patronal, se celebra el 22 de julio en honor a Santa María Magdalena. En esta fiesta, llegan peregrinaciones a pie de San Jerónimo, Tlalnepantla, Estado de México, los estandartes de los barrios y pueblos del municipio de Tepoztlán, entre otros. Vivir esta fiesta y saborear el mole rojo acompañado de tortillas recién salidas del comal, su mole verde con tamales de manteca y tamales de frijol, son un manjar total.





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Amatlán de Quetzalcóatl es un pueblo de Tepoztlán que se caracteriza por su misticismo, riqueza histórica y cultural impresionantes.

Es un lugar sagrado en medio de la naturaleza, rodeado de montañas y cerros que forman el marco perfecto para ser considerado sitio mágico.

Su nombre proviene de los vocablos náhuatl “Amatl” (amate) y “tlan” (lugar), cuyo significado es “Lugar de los amates”, en honor al papel fabricado con la corteza del árbol amate, pues se cuenta que en la antigüedad la comunidad destacó por ser una gran productora de papel amate.

Los amatlecos tributaban a los mexicas pliegos de papel, además de que con él se elaboraban los atuendos de las deidades, se decoraban los templos y se hacían los códices.

Ubicado a aproximadamente 30 minutos de Cuernavaca y a 15 minutos del centro de Tepoztlán, de acuerdo con la leyenda, Amatlán es el lugar sagrado que vio nacer a Quetzalcóatl, por eso el nombre de Amatlán de Quetzalcóatl en su honor.

Incluso, una de las pozas que se ubican en el poblado se considera como sagrada, ya que se dice que ahí se bañaba Quetzalcóatl.

En Amatlán hay una placa que dice: “La Magdalena Amatlán, tierra natal de Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl, Rey del Imperio Tolteca, años 843 a 895. Aquí dio sus primeros pasos con sus sandalias de oro”.

Los amatlecos tributaban a los mexicas pliegos de papel. / Cortesía | Jesús Sedano | El Sol de Cuernavaca

Energías místicas

“Es un lugar lleno de cultura donde nació Quetzalcóatl, de hecho hay una poza sagrada donde él se bañaba. Asimismo, hay muchas cuevas y miradores; también algunas piedras que antiguamente se decía que tenían propiedades milagrosas, por ejemplo, las mujeres acudían a ellas para hacer la petición de embarazarse, pero tendrían una niña; y ese tipo de cosas místicas”, expresó Aníbal Medina, director de Cultura de Tepoztlán.

Asimismo, se cuenta que antiguamente abundaban los tradicionales brujos que hacían limpias en este sitio debido a las energías místicas. Además, aún se pueden encontrar diversas plantas medicinales que se dan en el lugar, ya que aún se puede encontrar a algunas personas dedicadas a la medicina alternativa, curanderos y chamanes.

Siguiendo con las leyendas y creencias, se dice que en el Cerro Telzacualli (cerro de la puerta) hay una puerta a la que se atribuyen propiedades energéticas. Con 15 metros de altura y 10 de ancho, esta enorme roca en forma de arco encierra el misterio del sumo sacerdote que dio identidad a nuestros ancestros; y de acuerdo con los habitantes del lugar, se dice que esta puerta se abre cada 31 de diciembre, ya que esconde un tesoro, por lo que se cree que muchas personas, por ambición quedan dentro de ella. Asimismo, desprende una importante energía que invita a la relajación.

En Amatlán hay una placa que dice: “La Magdalena Amatlán, tierra natal de Ce-Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl. / Cortesía | Jesús Sedano

Temazcales

Y para vivir de cerca esta mística energía se encuentran varios lugares con tradicionales temazcales de piedra que datan de siglos atrás y que aún continúan activos para quienes gusten de un baño junto a un ritual prehispánico. Y en temporada de lluvia el olor a tierra mojada, por su barranca las voces del agua te transforman a lo espiritual, junto a sus grillos, búhos, las gallinas por los pateos de las casas, los pajaritos que bajan a cantar.

En la plaza cívica se encuentra el Monumento a Quetzalcóatl, el cual es de suma importancia histórica entre la comunidad. Envuelto en una magia especial, Amatlán es también un pintoresco lugar con calles empedradas, tecorrales, árboles de ciruela, cafetales y nísperos.

Las casas todavía construidas con adobe, que los hombres del lugar hicieron con la tierra de su región. Una comunidad donde el trabajo del hombre es el campo, por las madrugadas se ven montados a caballo para ir a la jornada y por la tarde regresan con sus morrales llenos de flor de calabaza, elotes, quelites, frijol fresco, calabazas, y la carga sobre el caballo de leña.

Mientras las amas de casa acompañadas de su mandil y rebozo alimentan a las gallinas, los marranos, conejos, vacas, a los animales silvestres; ellas les tocan recolectar el café, ponerlo al sol para después tostarlo, estar ahí y oler la esencia de los tlecuiles encendidos con leña, uno quiere vivir ahí. Ir al molino con el nixtamal para que ellas hagan tortillas a mano, esperar al esposo a su regreso y compartir alimentos que la tierra les ofrece.

Los amatecos, como se le llama a la gente oriunda de este lugar, aún conservan sus tradicionales, pues el último domingo de mayo se realiza la Feria del maíz en referencia a Quetzalcóatl. Y su fiesta patronal, se celebra el 22 de julio en honor a Santa María Magdalena. En esta fiesta, llegan peregrinaciones a pie de San Jerónimo, Tlalnepantla, Estado de México, los estandartes de los barrios y pueblos del municipio de Tepoztlán, entre otros. Vivir esta fiesta y saborear el mole rojo acompañado de tortillas recién salidas del comal, su mole verde con tamales de manteca y tamales de frijol, son un manjar total.





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