Desde hace siete años, el espacio La Ladera Terreno Cultural ubicado en el paraje de Tetecuintla en Huitzilac, ha sido un lugar muy importante para la comunidad en cuestión de desarrollo cultural y social a través de la convivencia, la recreación y el entretenimiento; que ha sido fundamental para el público infantil principalmente, pero sin duda, ha beneficiado a personas de todas las edades.
“El proyecto fue iniciado por Carmen Díaz y Ana Luisa Alfaro, que ante un suceso bastante trágico, reflexionaron sobre las oportunidades que los niños y jóvenes tenían en esta zona geográfica, y comenzaron a trabajar con talleres muy pequeños, porque el aforo era de cinco a seis niños. Un par de meses después, yo me mudé al paraje, las conocí y me integré al proyecto”, expresó Isis Villanueva.
Es así como a partir del trabajo independiente y voluntario, Carmen Díaz, Ana Luisa Alfaro e Isis Villanueva han generado este importante espacio donde se realizan actividades culturales principalmente, dirigidas a toda la familia, pero especialmente a los niños de la comunidad todos los domingos de cada mes, con la intención de convertirse en un espacio para que las familias se sientan seguras y en confianza.
“Uno de los objetivos es ser un espacio donde la comunidad pueda encontrar otras formas de expresión, más allá de lo que hay en el municipio que por fortuna está creciendo y surgen nuevas propuestas culturales y artísticas. Y así motivar a la comunidad a sensibilizarse y reflexionar sobre temas diferentes que nos ayuden a aprender, realmente no pretendemos aleccionar a la gente, sino brindarles una opción a través de eventos culturales y de difusión científica, para que sean el motor de todo”.
Isis menciona que al principio fue difícil lograr que la gente se acercara al espacio, y tenían muy poco aforo, sin embargo, con el paso de los años, el lugar se ha ido consolidando y ha ido creciendo, gracias a la comunidad, los artistas y científicos que han brindado su trabajo sin fines de lucro.
“Nos costó convencer a la gente de asistir e integrarse, porque no nos conocían y no sabían de qué se trataba, al principio sólo iban algunos niños acompañados de sus familiares, pero poco a poco el proyecto fue creciendo y teniendo mucha aceptación por parte de los vecinos de la zona, y también nos visitan personas de Cuernavaca y Ciudad de México que llegan a enterarse o vienen a apoyar a los artistas. En estos siete años, ha sido una importante labor de convencer a la gente y de romper una barrera que por cuestiones culturales hay personas que se resisten a abrirse y convivir con otros vecinos, pero se ha logrado y actualmente este espacio es un referente dentro de la comunidad”.
Las actividades dentro de La Ladera Terreno Cultural se realizan los domingos a las 13:00 horas, durante los meses de febrero a noviembre. Todas las actividades son totalmente gratuitas.
Desde hace tres años, La Ladera Terreno Cultural cuenta con una biblioteca que surgió a partir de donaciones, y que sin duda, se ha convertido en un espacio fundamental para los niños de la comunidad.
“Al principio la idea era recaudar libros para regalarlos a los niños que nos visitaban por motivo de Día del niño, pero eran libros usados que no estaban en condiciones de regalarse, pero tampoco se podían desaprovechar; los pusimos en una mesa y así se fue generando una biblioteca. Los niños se han interesado mucho en la lectura, y la biblioteca ha ido creciendo, de hecho somos parte de un Programa fe fomento a la lectura. Y es increíble ver como los niños buscan sus libros por gusto, no por obligación, y como pueden llevarlos a su casa, vemos esa labor autogestiva de responsabilidad que han desarrollado al hacerse cargo del libro y regresarlo cuando lo terminen”.
Antes de la pandemia, este espacio tenía un aforo de 150 personas por espectáculo. Con la situación sanitaria que vivimos, tuvieron que suspender sus actividades, las cuales retomaron a finales de 2020, y han continuado de acuerdo a las posibilidades que brinda el semáforo epidemiológico.
“Cerramos en marzo cuando empezó la pandemia, y retomamos actividades en noviembre aproximadamente con el semáforo amarillo. Y durante los meses que estuvimos inactivas en el espacio, decidimos hacer una campaña de donaciones a través de redes sociales para la construcción de nuestra barda perimetral porque uno de los elementos distintivos nuestro espacio, es que es justo eso, un terreno sin una infraestructura. Entonces construimos nuestra barda en colaboración con un grupo de arquitectas de la zona que tiene un proyecto ecológico, por lo que es una barda sustentable. Y parte de la retribución a quienes nos ayudaron con donaciones, hicimos una serie de charlas virtuales sobre diversos temas”.
Cabe destacar que tanto las impulsoras de este proyecto, como los artistas y expertos que han realizado actividades en el lugar, lo hacen de manera gratuita, sin recibir alguna retribución económica.
“Durante estos siete años, todo ha sido posible gracias a la suma de voluntades, de artistas, científicos, colectivos y expertos en distintas áreas que han encontrado en este espacio un lugar para consolidar el tejido social en nuestra comunidad y que han apostado por sumarse y generar esta convivencia. Nosotras valoramos mucho el trabajo de los artistas y científicos, las puertas están abiertas para quienes deseen colaborar, pus nos interesa mucho promover su trabajo y así encausar este tipo de pensamientos culturales y científicos entre los niños de la comunidad”.
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