A los pies del volcán Popocatépetl, donde las lluvias y el frío imperan durante todo el año, los habitantes del municipio indígena de Hueyapan han sabido hacer perdurar el uso de dos de sus prendas originarias para protegerse de las bajas temperaturas: los gabanes y los rebozos, ambos hechos con lana de borrego y que adquieren color gracias a los tintes que son elaborados con lo que da la propia naturaleza.
En el marco de la realización de la Feria Hueyapan 2022, “Identidad, cultura y tradición”, los pobladores volvieron a darle realce a estas prendas con un toque de modernidad, con una pasarela en la que desfilaron cerca de 30 piezas con distintos diseños, portadas por los propios habitantes.
“Tratamos de no perder el estilo tradicional, con nuevos diseños que han sido exhibidos en exposiciones textiles dentro y fuera de México”, explica Pablo Cuauhtémoc Saavedra, un joven de 24 años que aprendió a hacer gabanes y rebozos desde hace seis.
Pablo es nieto de abuelas hilanderas y tintoreras en añil y ve con gusto que, como él, otros jóvenes estén interesados en hacer preservar la elaboración de gabanes y rebozos con un sentido de modernidad.
“Se hacen para uso personal y para vender. Muchas personas van conociendo a Hueyapan como comunidad textilera y ya hay muchos visitantes. Nos han hecho invitaciones a expos”, agrega el joven, quien también pertenece al grupo textil “Malacate”.
Tintes de la Madre Tierra
Para teñir los gabanes y rebozos, los habitantes se valen sólo de lo que da la naturaleza, usando como ingredientes plantas, insectos y otros recursos que se encuentran en el monte. El color café, por ejemplo, se obtiene de la cáscara de nogal, mientras que el rojo se extrae de la grana cochinilla y el amarillo verdoso del pericón, la hoja de agua y azomiate.
Con el paso del tiempo, la hechura de gabanes y rebozos ha experimentado ciertos cambios: mientras que en el pasado los pobladores obtenían la lana directamente de su ganado, hoy en día ésta es adquirida en fábricas. Aún así, se trata de productos completamente naturales que no han restado calidad a sus prendas, según afirma Pablo, quien, por su parte, participó en la pasarela exhibiendo dos muñecos de barro, cada uno con su gabán y su rebozo, piezas que espera lograr convertir en artesanías típicas de la comunidad indígena.
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