/ martes 18 de julio de 2023

La Potosina: una abarrotera de tradición en Cuautla

Una de las tiendas de abarrotes que funcionaron a principios del pasado siglo XX en Cuautla fue La Potosina, que se instaló en el conocido mercado viejo de Cuautla

Una de las tiendas de abarrotes que funcionaron a principios del pasado siglo XX en Cuautla fue La Potosina, que se instaló en el conocido mercado viejo de Cuautla y que años después, debido a su éxito, dio pie a la apertura de una segunda sucursal, a un costado del mercado Galeana, que se llamó La Nueva Potosina.

El nombre se debe a que su fundador, Tomás Martínez, provino del estado tunero del norte del país.

Para darnos una referencia de la antigüedad que tuvo el negocio, fue una de las primeras tiendas que iniciaron con el Mercado Cuautla, construido hace más de 100 años.

Te puede interesar: Surtían abarrotes a toda la región oriente

Según el integrante del Consejo del Patrimonio Histórico de Cuautla, Jaime Martínez Rivera, el mercado Cuautla fue inaugurado el 10 de abril de 1910.

Es probable que la construcción del mercado se haya iniciado un año antes. Recordemos que en el Zócalo y en la glorieta del Niño Artillero, hoy Av. De la Reforma, se ponían los comerciantes que venían procedentes de los pueblos del oriente como Axochiapan, Tepalcingo, Quebrantadero, Jonacapetec, Jantetelco, etc. a vender sus productos a Cuautla”.

Comentó que así fueron los inicios del comercio en la ciudad y, por ende, ante una creciente necesidad de tener un espacio para la vendimia, se dio pie a la construcción del mercado Cuautla.

Al poco tiempo de abierto, don Tomás Martínez llegó de su estado natal para inaugurar la muy surtida tienda de abarrotes, aunque se sabe que no fue la única, pues también tuvo dos más por la zona del centro histórico.

Prácticamente, los inicios de La Potosina fueron con otro comercio de gran antigüedad: La Puerta del Sol, a la fecha todavía en funcionamiento. Ambas se ubicaban sobre la céntrica calle Ingeniero Miguel Ramírez.

La Potosina

La historia de la tienda La Potosina se prolongó por años y se mantuvo en la preferencia de la gente gracias a Martín Fernández Cuevas, quien la compró en 1949.

Martín nació en Cerro Alto, Guerrero, en Teloloapan.

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Su padre, don Crisólogo Fernández Delgado, era campesino de esa comunidad habitada por gente muy trabajadora.

En ese seno creció la familia, los hijos varones, cuatro de cinco, estudiaron solamente la primaria, aunque también estaban las hijas Ofelia, que era la mayor, Hermelinda, Carlota y Vicenta.

Martín, el mayor de los hombres, se percató de que durante la mitad del año se dedicaban a sembrar y en la otra mitad a comerse lo que habían cosechado.

Eso ocurría año tras año. Fue cuando empezó a tener la inquietud de salir más allá del pueblo.

Vio a lo lejos que había una carretera, por lo que trató de averiguar más y fue así como emprendió el vuelo desligándose de la familia para llegar de aquella comunidad guerrerense a Morelos a establecerse en Yautepec, donde trabajó con un familiar.

Una vez ahí, a finales de la década de los 40, supo que en Cuautla se traspasaba el negocio de abarrotes La Potosina.

Don Tomás traspasaba la tienda porque además era propietario de otras dos en Cuautla: La Huasteca y La Universal.

Al enterarse don Martín de la venta, se interesó de inmediato y entró en negociación para poder adquirirla, y ya con la posesión de la tienda.

La transacción de La Potosina al nuevo propietario ocurrió el 22 de enero de 1949, para ello el dueño anterior le recomendó que no le cambiara el nombre porque estaba ya muy acreditado por los años que tenía en funciones.

La gente identificaba el negocio muy bien, le decía, y también le sugirió que se quedara con el empleado que tenía años trabajando con él, pues ya conocía a la perfección su manejo y sobre todos a los clientes.

Así lo hizo Martín y el negocio no solo mantuvo la clientela, sino que creció para convertirse en uno de los favoritos de los pobladores del antiguo centro de Cuautla.

Éxito familiar

Martín decidió traerse a todos sus hermanos a Cuautla y hacerlos partícipes de su éxito como comerciante: Antonio, Pedro, Tomás y Guillermo.

Entre todos se dedicaron a trabajar muy fuerte el negocio, generando con su florecimiento importantes fuentes de empleo.

Además del oriente y norte del estado, también se distribuía mercancía a los municipios por el rumbo de la zona sur, desde lo que antes se conocía como Villa de Ayala, y sus comunidades colindantes como la colonia Abelardo, Olintepec y Ahuehueyo, además de municipios como Tlaltizapan de Zapata y Zacatepec, lugares donde los viajes con mercancía eran muy frecuentes.

La Nueva Potosina

El éxito de esta tienda fue tal, que años después la familia construyó una segunda tienda en la colonia Emiliano Zapata, a escasa media cuadra del mercado Hermenegildo Galeana, mejor conocido como el mercado nuevo, sobre la calle del General Ignacio Maya.

Esta tienda empezó con el nombre de La Tienda Nueva, la cual abrió Martín, mientras que La Potosina pasó a ser administrada por su hermano Tomás.

De la misma forma, poco después los Fernández abrieron otra tienda dentro del mercado que llevó por nombre La Morelense, la cual pasó a ser administrada por Antonio.

Años después, al fallecimiento de don Martín el 21 de marzo del año de 1976, Tomás Fernández decidió fusionar ambas tiendas para apoyar a su sobrino Martín Fernández Jr, de 17 años, a la falta de su padre, formando una sociedad.

Fue como surgió la abarrotera La Nueva Potosina que también acaparó mucha clientela, no solo de una de las colonias más grandes de Cuautla, sino de muchos de los compradores que llegaban de todas partes del estado.

A mediados de la década de los 80, con la llegada de las grandes tiendas de autoservicio, la primera de ellas que se instaló a escasos metros del centro histórico, vino a marcar el inicio del final de estas y de otras tiendas en la zona.

A principios de la década del 90 se instaló una segunda cadena comercial en la colonia Emiliano Zapata a escasa una cuadra del Mercado Galeana, lo que condenó definitivamente a La Potosina y La Nueva Potosina a su inevitable cierre.

La Potosina surtía pedidos locales y a otros municipios en un camión grande y una camioneta de doble rodada que fueron adquiridos al poco tiempo.




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Una de las tiendas de abarrotes que funcionaron a principios del pasado siglo XX en Cuautla fue La Potosina, que se instaló en el conocido mercado viejo de Cuautla y que años después, debido a su éxito, dio pie a la apertura de una segunda sucursal, a un costado del mercado Galeana, que se llamó La Nueva Potosina.

El nombre se debe a que su fundador, Tomás Martínez, provino del estado tunero del norte del país.

Para darnos una referencia de la antigüedad que tuvo el negocio, fue una de las primeras tiendas que iniciaron con el Mercado Cuautla, construido hace más de 100 años.

Te puede interesar: Surtían abarrotes a toda la región oriente

Según el integrante del Consejo del Patrimonio Histórico de Cuautla, Jaime Martínez Rivera, el mercado Cuautla fue inaugurado el 10 de abril de 1910.

Es probable que la construcción del mercado se haya iniciado un año antes. Recordemos que en el Zócalo y en la glorieta del Niño Artillero, hoy Av. De la Reforma, se ponían los comerciantes que venían procedentes de los pueblos del oriente como Axochiapan, Tepalcingo, Quebrantadero, Jonacapetec, Jantetelco, etc. a vender sus productos a Cuautla”.

Comentó que así fueron los inicios del comercio en la ciudad y, por ende, ante una creciente necesidad de tener un espacio para la vendimia, se dio pie a la construcción del mercado Cuautla.

Al poco tiempo de abierto, don Tomás Martínez llegó de su estado natal para inaugurar la muy surtida tienda de abarrotes, aunque se sabe que no fue la única, pues también tuvo dos más por la zona del centro histórico.

Prácticamente, los inicios de La Potosina fueron con otro comercio de gran antigüedad: La Puerta del Sol, a la fecha todavía en funcionamiento. Ambas se ubicaban sobre la céntrica calle Ingeniero Miguel Ramírez.

La Potosina

La historia de la tienda La Potosina se prolongó por años y se mantuvo en la preferencia de la gente gracias a Martín Fernández Cuevas, quien la compró en 1949.

Martín nació en Cerro Alto, Guerrero, en Teloloapan.

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Su padre, don Crisólogo Fernández Delgado, era campesino de esa comunidad habitada por gente muy trabajadora.

En ese seno creció la familia, los hijos varones, cuatro de cinco, estudiaron solamente la primaria, aunque también estaban las hijas Ofelia, que era la mayor, Hermelinda, Carlota y Vicenta.

Martín, el mayor de los hombres, se percató de que durante la mitad del año se dedicaban a sembrar y en la otra mitad a comerse lo que habían cosechado.

Eso ocurría año tras año. Fue cuando empezó a tener la inquietud de salir más allá del pueblo.

Vio a lo lejos que había una carretera, por lo que trató de averiguar más y fue así como emprendió el vuelo desligándose de la familia para llegar de aquella comunidad guerrerense a Morelos a establecerse en Yautepec, donde trabajó con un familiar.

Una vez ahí, a finales de la década de los 40, supo que en Cuautla se traspasaba el negocio de abarrotes La Potosina.

Don Tomás traspasaba la tienda porque además era propietario de otras dos en Cuautla: La Huasteca y La Universal.

Al enterarse don Martín de la venta, se interesó de inmediato y entró en negociación para poder adquirirla, y ya con la posesión de la tienda.

La transacción de La Potosina al nuevo propietario ocurrió el 22 de enero de 1949, para ello el dueño anterior le recomendó que no le cambiara el nombre porque estaba ya muy acreditado por los años que tenía en funciones.

La gente identificaba el negocio muy bien, le decía, y también le sugirió que se quedara con el empleado que tenía años trabajando con él, pues ya conocía a la perfección su manejo y sobre todos a los clientes.

Así lo hizo Martín y el negocio no solo mantuvo la clientela, sino que creció para convertirse en uno de los favoritos de los pobladores del antiguo centro de Cuautla.

Éxito familiar

Martín decidió traerse a todos sus hermanos a Cuautla y hacerlos partícipes de su éxito como comerciante: Antonio, Pedro, Tomás y Guillermo.

Entre todos se dedicaron a trabajar muy fuerte el negocio, generando con su florecimiento importantes fuentes de empleo.

Además del oriente y norte del estado, también se distribuía mercancía a los municipios por el rumbo de la zona sur, desde lo que antes se conocía como Villa de Ayala, y sus comunidades colindantes como la colonia Abelardo, Olintepec y Ahuehueyo, además de municipios como Tlaltizapan de Zapata y Zacatepec, lugares donde los viajes con mercancía eran muy frecuentes.

La Nueva Potosina

El éxito de esta tienda fue tal, que años después la familia construyó una segunda tienda en la colonia Emiliano Zapata, a escasa media cuadra del mercado Hermenegildo Galeana, mejor conocido como el mercado nuevo, sobre la calle del General Ignacio Maya.

Esta tienda empezó con el nombre de La Tienda Nueva, la cual abrió Martín, mientras que La Potosina pasó a ser administrada por su hermano Tomás.

De la misma forma, poco después los Fernández abrieron otra tienda dentro del mercado que llevó por nombre La Morelense, la cual pasó a ser administrada por Antonio.

Años después, al fallecimiento de don Martín el 21 de marzo del año de 1976, Tomás Fernández decidió fusionar ambas tiendas para apoyar a su sobrino Martín Fernández Jr, de 17 años, a la falta de su padre, formando una sociedad.

Fue como surgió la abarrotera La Nueva Potosina que también acaparó mucha clientela, no solo de una de las colonias más grandes de Cuautla, sino de muchos de los compradores que llegaban de todas partes del estado.

A mediados de la década de los 80, con la llegada de las grandes tiendas de autoservicio, la primera de ellas que se instaló a escasos metros del centro histórico, vino a marcar el inicio del final de estas y de otras tiendas en la zona.

A principios de la década del 90 se instaló una segunda cadena comercial en la colonia Emiliano Zapata a escasa una cuadra del Mercado Galeana, lo que condenó definitivamente a La Potosina y La Nueva Potosina a su inevitable cierre.

La Potosina surtía pedidos locales y a otros municipios en un camión grande y una camioneta de doble rodada que fueron adquiridos al poco tiempo.




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