Tras el terremoto que sacudió a la Ciudad de México el 19 de septiembre, el reciclaje de chatarra metálica, se incrementó tres veces tras el derrumbe y fractura de decenas de edificios.
Varillas, cancelería de aluminio de ventanas, material de plomería y enseres domésticos, son algunos de los residuos que las personas que se dedican a la compra y venta de chatarra metálica han rescatado para comercializar.
De acuerdo con Gerardo Martínez, que diariamente sale a las calles de la capital en busca de fierro viejo, la compra de dichos residuos se triplicó, sin embargo, el pago se mantuvo; el kilo de fierro, cobre, bronce, aluminio, botellas de plástico y cartón oscilan entre 3, 88, 55, 15, 4 y 2 pesos, respectivamente.
Para Martínez, los últimos días le han representado un ingreso diario promedio de entre 200 y 500 pesos, derivados de la recolección de desechos de licuadoras, refrigeradores, lavadoras, equipo de computo, televisión, radiograbadoras, así como cables y cancelería de aluminio de ventanas y puertas, ello, en su mayoría del pepenaje y del trato directo con los dueños.
“Este oficio es muy noble, se oye mal pero con el temblor, si hemos tenido tres veces más chamba. Tenemos acuerdos con algunos basureros, a ellos les conviene porque también les cobran por llevarse las cosas grandes como ventanas y puertas. También la gente que se tiene que cambiar de casa no se lleva el colchón o el micro porque las mudanzas les cobran más y prefieren comprarse todo nuevo”, explicó Martínez.
El presidente de la Confederación Nacional de Industriales de Metales y Recicladores, A.C, Francisco Uriostegui, aseguró que la Ciudad no está preparada para recoger los escombros que suman miles toneladas, por lo que tendrá que buscar alternativas de recolección y desecho.
Destacó que el material proveniente de los escombros, viene en malas condiciones por lo que requiere de un tratamiento para que pueda ser reciclado al 100%. Agregó que los residuos sólidos requieren la intervención de trituradoras de concreto para sacar lo que pueda ser valorable y reciclable. Hace unos meses, el oficio de recolección de “fierro viejo”, puede estar en riesgo pues de acuerdo con la nueva Ley de Residuos Sólidos, podrían perderse más de 50 mil empleos por los requisitos para operar en la calle, advirtió Uriostegui.