El Mercado Verde en Morelos se diseñó para que productores morelenses expongan sus productos y que tengan una fuente de sustento, pero también para ser una opción de vida, confirmaron mercaderes, quienes tras cumplir su ciclo de vida laboral, hoy encuentran en este lugar un espacio para exponer su creatividad.
Sonia Pérez Vázquez, que trabaja bisutería, llegó de la Ciudad de México hace algunos años, y en Cuernavaca no encontró trabajo por su edad, por eso, dice que comenzó a trabajar en actividades relacionadas con el reciclado. Allí conoció y vio de cerca cómo la gente tira mucha basura que puede ser reciclada, de la cual aprendió a hacer varios de sus trabajos.
Desde hace cuatro años, recibió la invitación para incorporarse al Mercado Verde; junto a su madre, desarrollan las ideas para trabajar pulseras de pies y manos, y muchos otros adornos.
Además de la oportunidad de realizar una actividad que le agrada, se encuentra en un espacio que le sirve para exponer junto a otros artesanos un trabajo que no es dañino al ambiente.
“Arte Sonilandia”, explicó, surge de muchas ideas que tiene al leer y preguntar a la gente respecto a las cosas y el significado del material (piedra) que trabaja para las pulseras y adornos, porque los clientes no sólo compran, también quieren saber el significado de cada elemento que contiene lo que se llevan.
En cada temporada del año, desarrolla las piezas con material que encuentra por todos lados. “Creo que ya tenemos nuestro público cautivo, ya nos conocen, ya saben que en el Parque Ecológico Chapultepec estamos el tercer domingo de cada mes, y nos toca el 19 de agosto, y hasta nos encargan los productos”, agregó.
Para Sonia, el Mercado Verde se convirtió en la forma de subsistir, ya que por su edad no encontró otro trabajo. “Es una fuente con la que sí sentimos el apoyo que nos ha dado la Secretaria de Sustentabilidad, la cual nos ha enseñado a cómo organizarnos y se ha convertido en una fuente de trabajo grandioso para los artesanos de Morelos”, expuso.
Brenda Castejón Huicochea y su esposo de origen holandés, Leonardo Von Maris, son las primeras veces que acuden al Mercado Verde, trabajan un queso estilo de los Países Bajos gouda y edam. La mezcla requiere mínimo un mes para que agarre el añejamiento perfecto, bajo una temperatura controlada a 15 grados.
Por eso, Von Maris explicó que la marca DeBoar nació como un producto novedoso, pues a diferencia de los quesos mexicanos, que son frescos y algunos duros, los añejos no los venden.
“Luego de años de trabajar en Oaxaca, decidimos venir a Morelos, y muchos que prueban el queso dicen que les gusta; como a 70 u 80 por ciento que lo prueban, les gusta, incluso los niños que no conocen su sabor también les agrada”, indicó.
El queso añejo estilo holandés es orgánico y no tiene conservadores, colorantes, ni saborizantes, y ha sido aceptado en el Mercado Verde. “Creemos que este es el lugar donde puede haber interés en el producto, sólo quisiéramos que fuera más constante y frecuente”, comentó.