/ domingo 21 de mayo de 2017

Cuando el pueblo se levanta

Cuando Refugio García escuchó el estruendo de los árbolescaer sobre la tierra, lo tomó como algo personal. No podía ser deotra forma: como él, los oriundos de Tepoztlán tienen unarelación casi familiar con los animales y los árboles que hanvivido allí durante cientos de años. A sus 88 años de edad, donRefugio salió ayer a defender a sus viejos amigos, aunque muchosde ellos ya habían sido talados.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldecuautla/2017/05/6A-F5-3-533x400.jpg

◗ El cementerio de los árboles caídos A los costados de laautopista La Pera-Cuautla se abre un largo cementerio en el que loscuerpos no han sido sepultados: como parte de los trabajos deampliación de la autopista, una obra realizada por la Secretaríade Comunicaciones y Transportes (SCT), cientos de árboles fuerontalados por los agentes forestales que llegaron la tarde delviernes.

En ese momento, los habitantes no pudieron hacer nada parafrenar la tala, pero ayer salieron de casa preparados para hacerlo:ancianos, madres, padres e hijos se concentraron en la entrada delpueblo y bloquearon el acceso a la comunidad usando todo lo quepudieron. Con tristeza, fueron levantando las ramas que yacían enla tierra y las colocaron sobre el asfalto.

“Nosotros pensamos en primer lugar por el clima, que cambia.Cada vez hace más calor ¿y luego todo sin árboles? Pues no. Yluego el agua cada vez está escaseando más, y por eso no queremosque los talen”, reclama don Refugio, quien acudió con su familiaa protestar contra la tala.

De acuerdo con el reporte de los pobladores, hasta la mañana deayer los agentes forestales habían talado más de dos mil 800árboles, especies nativas de bosque de encino y de selva bajacaducifolia, de acuerdo con la bióloga Larisa de Orbe, que acudióen defensa de la población. El crudo paisaje que dejó el paso delas motosierras lastimó más a los ancianos:

“Soy campesino y para nosotros éste era nuestro camino querecorríamos con nuestros animales, yuntas de bueyes, arados ytodo, pero ahora, ¿cómo vamos a pasar? ¿Vamos a pasar todavía onos están cancelando todo?”, se pregunta un poblador del barriode Santa Cruz, quien, a sus 85 años de edad, ha tenido que hacerfrente a un sentimiento que no puede esconder con sus palabras:“Esto es una chingadera, una pendejada”, es como deja saliir elcoraje y la impotencia que siente.

◗ Huir en desbandada Mientras los ancianos permanecieronprotegiendo la entrada del pueblo, un grupo de habitantes yactivistas marchó en busca de los agentes forestales que todavíaseguían clavando sus herramientas en los troncos. Conforme lagente se acercaba a ellos, los trabajadores se dieron cuenta de loque estaba pasando y corrieron a sus vehículos.

No todos alcanzaron a escapar a tiempo: los últimos, quetuvieron que marcharse a pie, estuvieron a punto de ser exhibidossin pantalones.

Finalmente, los gritos de aquellos habitantes que defendieron alos agentes, por el hecho de ser únicamente empleados, pudo másque el rencor de quienes, conforme avanzaban, iban descubriendotroncos y ramas a la orilla de la carretera.

Una camioneta abandonada, cuyo conductor ya no pudo mover, seconvirtió en un mensaje de protesta: sobre ella, los manifestantescolocaron ramas y mensajes contra la ampliación de laautopista.

Justo detrás, un anuncio de la SCT seguía enumerando losalcances de la ampliación: la construcción de 29 pasos de fauna,la reforestación de 308.29 hectáreas, la restauración de mil 250hectáreas en el área del Texcal, la construcción de pasospeatonales y de pasos vehiculares para caminos secundarias, y lareducción de accidentes fatales. Sin embargo, los pobladores nocreen en eso.

◗ El camino legal Desde que se anunció la ampliación de laautopista, los tepoztecos emprendieron una lucha con la que buscanfrenar el proyecto. Durante tres años, la existencia de un amparofrenó el avance de la obra, pero a finales de 2016 la justiciaresolvió que el proyecto debía continuar.

Hoy, los habitantes de Tepoztlán y los defensores de susbosques confían en que dos nuevos amparos puedan invalidarfinalmente la ampliación de la autopista, con la que lasautoridades esperan agilizar el flujo de vehículos.

“Nos damos cuenta, en realidad, que hay línea desde arribapara esto, que le llaman progreso, pero que es una destrucción delos pueblos, así que estamos en espera”, manifiesta OsveliaQuiroz, criticando la decisión que tomaron los magistrados queaprobaron la ampliación el 28 de octubre de 2016, pese a lanegativa de los pobladores.

◗ La lucha sigue Aunque lograron detener los trabajos demanera temporal, los opositores al proyecto gubernamental saben quela lucha apenas empieza.

Al término de la jornada, un grupo tomó la caseta deTepoztlán, cerrando tres de sus carriles y abriendo los otros dospara que los automovilistas pudieran pasar sin pagar cuota.

Aunque las movilizaciones que se hicieron afectaron el serviciode autobuses y dificultaron el acceso de los visitantes, loshabitantes están dispuestos a seguir haciéndolo hasta que la talade árboles se interrumpa de manera permanente.

Cada vez que veían a un automóvil acercarse, uno de ellos seacercaba para darle orientaciones al conductor sobre cómo poderacceder al pueblo desde otro punto.

Finalmente, la caseta fue liberada alrededor de las 14:00horas.

Cuando Refugio García escuchó el estruendo de los árbolescaer sobre la tierra, lo tomó como algo personal. No podía ser deotra forma: como él, los oriundos de Tepoztlán tienen unarelación casi familiar con los animales y los árboles que hanvivido allí durante cientos de años. A sus 88 años de edad, donRefugio salió ayer a defender a sus viejos amigos, aunque muchosde ellos ya habían sido talados.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldecuautla/2017/05/6A-F5-3-533x400.jpg

◗ El cementerio de los árboles caídos A los costados de laautopista La Pera-Cuautla se abre un largo cementerio en el que loscuerpos no han sido sepultados: como parte de los trabajos deampliación de la autopista, una obra realizada por la Secretaríade Comunicaciones y Transportes (SCT), cientos de árboles fuerontalados por los agentes forestales que llegaron la tarde delviernes.

En ese momento, los habitantes no pudieron hacer nada parafrenar la tala, pero ayer salieron de casa preparados para hacerlo:ancianos, madres, padres e hijos se concentraron en la entrada delpueblo y bloquearon el acceso a la comunidad usando todo lo quepudieron. Con tristeza, fueron levantando las ramas que yacían enla tierra y las colocaron sobre el asfalto.

“Nosotros pensamos en primer lugar por el clima, que cambia.Cada vez hace más calor ¿y luego todo sin árboles? Pues no. Yluego el agua cada vez está escaseando más, y por eso no queremosque los talen”, reclama don Refugio, quien acudió con su familiaa protestar contra la tala.

De acuerdo con el reporte de los pobladores, hasta la mañana deayer los agentes forestales habían talado más de dos mil 800árboles, especies nativas de bosque de encino y de selva bajacaducifolia, de acuerdo con la bióloga Larisa de Orbe, que acudióen defensa de la población. El crudo paisaje que dejó el paso delas motosierras lastimó más a los ancianos:

“Soy campesino y para nosotros éste era nuestro camino querecorríamos con nuestros animales, yuntas de bueyes, arados ytodo, pero ahora, ¿cómo vamos a pasar? ¿Vamos a pasar todavía onos están cancelando todo?”, se pregunta un poblador del barriode Santa Cruz, quien, a sus 85 años de edad, ha tenido que hacerfrente a un sentimiento que no puede esconder con sus palabras:“Esto es una chingadera, una pendejada”, es como deja saliir elcoraje y la impotencia que siente.

◗ Huir en desbandada Mientras los ancianos permanecieronprotegiendo la entrada del pueblo, un grupo de habitantes yactivistas marchó en busca de los agentes forestales que todavíaseguían clavando sus herramientas en los troncos. Conforme lagente se acercaba a ellos, los trabajadores se dieron cuenta de loque estaba pasando y corrieron a sus vehículos.

No todos alcanzaron a escapar a tiempo: los últimos, quetuvieron que marcharse a pie, estuvieron a punto de ser exhibidossin pantalones.

Finalmente, los gritos de aquellos habitantes que defendieron alos agentes, por el hecho de ser únicamente empleados, pudo másque el rencor de quienes, conforme avanzaban, iban descubriendotroncos y ramas a la orilla de la carretera.

Una camioneta abandonada, cuyo conductor ya no pudo mover, seconvirtió en un mensaje de protesta: sobre ella, los manifestantescolocaron ramas y mensajes contra la ampliación de laautopista.

Justo detrás, un anuncio de la SCT seguía enumerando losalcances de la ampliación: la construcción de 29 pasos de fauna,la reforestación de 308.29 hectáreas, la restauración de mil 250hectáreas en el área del Texcal, la construcción de pasospeatonales y de pasos vehiculares para caminos secundarias, y lareducción de accidentes fatales. Sin embargo, los pobladores nocreen en eso.

◗ El camino legal Desde que se anunció la ampliación de laautopista, los tepoztecos emprendieron una lucha con la que buscanfrenar el proyecto. Durante tres años, la existencia de un amparofrenó el avance de la obra, pero a finales de 2016 la justiciaresolvió que el proyecto debía continuar.

Hoy, los habitantes de Tepoztlán y los defensores de susbosques confían en que dos nuevos amparos puedan invalidarfinalmente la ampliación de la autopista, con la que lasautoridades esperan agilizar el flujo de vehículos.

“Nos damos cuenta, en realidad, que hay línea desde arribapara esto, que le llaman progreso, pero que es una destrucción delos pueblos, así que estamos en espera”, manifiesta OsveliaQuiroz, criticando la decisión que tomaron los magistrados queaprobaron la ampliación el 28 de octubre de 2016, pese a lanegativa de los pobladores.

◗ La lucha sigue Aunque lograron detener los trabajos demanera temporal, los opositores al proyecto gubernamental saben quela lucha apenas empieza.

Al término de la jornada, un grupo tomó la caseta deTepoztlán, cerrando tres de sus carriles y abriendo los otros dospara que los automovilistas pudieran pasar sin pagar cuota.

Aunque las movilizaciones que se hicieron afectaron el serviciode autobuses y dificultaron el acceso de los visitantes, loshabitantes están dispuestos a seguir haciéndolo hasta que la talade árboles se interrumpa de manera permanente.

Cada vez que veían a un automóvil acercarse, uno de ellos seacercaba para darle orientaciones al conductor sobre cómo poderacceder al pueblo desde otro punto.

Finalmente, la caseta fue liberada alrededor de las 14:00horas.

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