Cuando María supo que iba a morir, labarbilla y las piernas le empezaron a temblar
Un pulso caliente que, segundo a segundo, fueseparando su cuerpo de su mente. No podía controlarlo; la emociónla hacía pedazos, el miedo la llamaba, le decía “ven, acércatemás a mí”. De pronto, mientras caminaba con su pistola, o almenos creía que caminaba y que recordaba llevar una pistola,sintió que sus pies se desprendían del asfalto y que empezaba aflotar en el aire. Un minuto, lo descubrió entonces, puede durarcinco horas, y cinco minutos abarcar una eternidad.
“Sentí miedo”, dijo María de 36 años, lasmanos entre las rodillas, los dedos derechos deslizándose entrelos izquierdos. Su voz, tan suave, sabe cómo separar las palabrascon pequeños silencios.
Hay policías que renuncian después de su primerenfrentamiento armado. Otros mueren. Cada vez son más, y eso, diceMaría, “duele mucho”.
“A mayor delincuencia, mayores riesgos, perotenemos un lema, que es ‘ni uno más’”, dijo Jesús BolañosAlcántara, titular de la estación Cuautla de la Policía Federal,cuando María terminó de hablar.
Mujer policía
María de los Ángeles Castro es una de las únicastres mujeres de alto rango de la Policía federal en Morelos. Hoyentraba a las 15:00 horas, sin embargo, después de ir a recoger asu hija de seis años a la escuela, llegó corriendo dos horasantes para la entrevista:
Se acomodó la camisa y tomó asiento; dio un sorbo ala botella de agua que le ha entregado su jefe. “Al principio eradifícil ser policía mujer, porque este medio era muy machista, laPolicía de Caminos era muy celosa, muy de hombres, así que alinicio fue pesado que me aceptaran como mujer”, comentó laoficial María y Bolaños le dio la razón.
Antes del año 2000, explicó Jesús Bolaños, lasmujeres no podían entrar a la Policía Federal, entonces PolicíaFederal de Caminos. No fue sino a partir de la fusión de laFederal de caminos, la Fiscal Federal y la de Migración cuando elnuevo cuerpo policial les abrió las puertas.
En realidad, las cosas no han cambiado mucho desdeentonces, de 10 policías federales, nueve siguen siendo hombres,pero al menos ellas ya no tienen que quedarse con las ganas deintentarlo.
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