Durante el arranque de las jornadas de salud que ofrece la Fundación Budista Tzu-Chi, con dos importantes ceremonias se recordó la tragedia del 19 de septiembre, bajo la cancha techada del centro de Tlaquiltenango, donde convocaron a solidarizarse y apoyar para la reconstrucción del Colegio Morelos, además de mantener la solidaridad.
Los integrantes y voluntarios de la fundación budista llegaron desde muy temprano a la cancha techada del centro de Tlaquiltenango, aunque la mayoría de la gente llegó después de las 8:30 y 9:00 horas, aun, las voluntarias, encargadas de repartir las fichas numeradas, tenían una actitud de armonía que se complementaba con la sonrisa y amabilidad de los integrantes de la fundación que incluso abrazaban a los enfermos y conminaban a ser pacientes y esperar.
Los voluntarios ensayaron al menos dos veces la ceremonia budista, al aprovechar el retraso de más de una hora del programa, aunque la primera ceremonia religiosa fue la misa que ofreció el párroco de la Iglesia de Tlaquiltenango, Ignacio Martínez Espinoza, quien hizo hincapié en esta ceremonia para agradecer toda la ayuda que ha dado la Fundación Tzu-Chi, entre otras funciones y organizaciones.
“El sismo del 19 de septiembre hizo surgir lo más noble de la persona humana, para dar una respuesta a las necesidades de las familias afectadas”, dijo el párroco, al calificar como la llegada de un río de ayuda humanitaria.
Los voluntarios de la Fundación Tzu Chi realizaron una singular ceremonia de ofrenda, al portar entre su manos la flor de loto y unos cristales, donde se habló de la importancia del amor universal y ofrendar para ayudar a salvar, ya que cuando hay momentos difíciles se puede dar amor para ayudar a la reconstrucción, no solo material sino espiritual de las personas que viven una tragedia como el 19S, en México.
El director general de la fundación Tzu Chi, Stephen Huang, explicó que lo que significa el nombre es “amor en movimiento”, es decir que “cuando necesites amor, te voy a dar amor, cuando necesites comida te daré alimento y cuando tengas frio te daré cobija, y eso es amor mutuo”
Por ello, convocó a todos los presentes a sumarse a esta fundación budista, creada el 14 de mayo de 1966 por la maestra Dhama Cheng Yeng, al pedir a las mujeres ahorrar 50 centavos diarios en alcancías de bambú, con las que se empezó brindar ayuda donde más se necesitaba.
También habló de los símbolos de la fundación, una flor de loto y un barco al centro que destaca; “esta hermosa flor crece en medio de los pantanos y del lodo, cómo debe florecer la ayuda en los momentos más difíciles y esa ayuda ser el barco de salvación”, dijo en agradecimiento del afecto recibido, en México.
“Sé que el temblor fue muy doloroso pero gracias a eso estamos aquí, aunque muchos vienen de muy lejos, de Taiwán, Estados Unidos y Argentina, pero cuando venimos a México nos sentimos mexicanos, aunque nuestros rasgos son diferentes nuestra sangre también es roja”, expresó.
Sin embargo, destacó que esta fundación florece y existe lamentablemente por las desgracias, lo cual es una oportunidad de servir, como el médico existe por los enfermos, el maestro por los estudiantes, y papá y mamá lo son por los hijos, por ello, precisó que debemos de ser valorados, pues consideró que los siete millones de pesos que repartieron el año pasado y las cobijas no durarán todo el tiempo, porque el dinero viene de los donativos de las alcancías, pero sí puede perdurar el amor que nos convierte en una gran familia.
