Flavio creó la primera empresa fabricante deesta artesanía
"Te vas a morir de hambre", fueron laspalabras que dijo su esposa cuando le confesó su deseo dededicarse a la cartonería. Durante toda su juventud, FlavioGutiérrez había trabajado en el área de ventas de una empresarefresquera, un terreno que poco a poco había ido apagando lacreatividad de aquel joven que estudió diseño gráfico bajo elsueño de convertirse en un artista.
"Me echó la maldición y me dijo que me moriríade hambre haciendo muñequitos de cartón, pero le he demostrado aella, y a mucha gente, que de hacer esto se vive y se puede vivirbien; conoces muchos lugares y gente, y hasta te puedes volverfamoso", narra, soltando una sonrisa.
Todo un mundo de cartón Después deque su primer matrimonio se resquebrajara, y abandonara su empleo,Gutiérrez volvió a Zacualpan de Amilpas, el pueblo donde creció,para volcarse de lleno a la cartonería, técnica que aprendióinicialmente de su tío Roberto, uno de los precursores de lafiesta de mojigangas.
Pero no lo hizo como los demás artesanos: durantelos próximos 20 años, Gutiérrez implementó nuevas técnicas ydiseños que rompieron con las formas tradicionales y pese a lascríticas que recibió, renovó a la cartonería como se leconocía.
Según Flavio, los alebrijes sólo son una expresiónmás de todas las posibilidades que ofrece la cartonería, con laque se han construido muebles, vehículos funcionales y hasta casashabitables. Ante ese gran abanico, él fue diseñando formas cadavez más exóticas y creó las pequeñas figuras de diablito que lohan hecho famoso a nivel internacional.
"Actualmente exportamos a Estados Unidos yEuropa, con el logotipo de Hecho en México y calidad deexportación", revela.
Contradiciendo el augurio que le habían hecho,Flavio fundó la primera empresa morelense de cartonería, uno desus proyectos más exitosos.
Más allá del negocio: el amor Flavio sigueunido a la cartonería por amor. Ese camino lo llevó a conocer aElizabeth Arenas, su actual pareja y principal colaboradora.Juntos, Elizabeth y Flavio, han participado en desfiles dealebrijes monumentales, organizados por el Museo de Arte Popular(MAP), en Ciudad de México, con figuras que han conquistado a losasistentes y las autoridades de Morelos.
Ejemplo de ello es su más reciente trabajomonumental "Ay, nanita", un felino alado que próximamenteserá expuesto en el Centro Cultural Teopanzolco, en la capital delestado, lo que representa el preámbulo de su nuevo proyecto:recorrer Morelos con talleres de cartonería.
"La idea es que podamos hacer convenios con losmunicipios y llevar el alebrije como preámbulo de los talleres quevamos a hacer", señala.
Zacualpan de Amilpas, tierra decartón En los límites de Morelos, en una de las zonasmás cercanas al volcán Popocatépetl, Zacualpan de Amilpas selevanta como uno de los pueblos con mayor riqueza cultural en elestado; obtenida gracias al trueque, sus mojigangas yalebrijes.
Las primeras, disfraces que la gente usa para salir abailar a las calles, mientras que los segundos, siguen con latradición mexicana surgida de los sueños de Pedro Linares.
En el municipio, gran parte de los pobladores trabajala cartonería, a la que se avocan semanas previas al espectáculode las mojigangas monumentales, en septiembre.
Flavio y Elizabeth trabajan para que los niños echena volar su imaginación.