Cuando Martha era niña, todas las mujeres del pueblo se vestían igual, de azul. Ese es el color del chincuete, la ropa típica de la comunidad indígena de Tetelcingo, en el municipio de Cuautla.
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Hoy Martha tiene 60 años, pero ya casi nadie usa el chincuete. Las ha contado y en total, dice, son solo 15 las mujeres que, como ella, lo siguen portando con orgullo.
“Porto con mucho orgullo mi traje. Es el traje típico de Tetelcingo, pero ya se está perdiendo, porque ya todas las personas grandes están allá arriba”, dice Martha Balón, y señala hacia arriba.
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¿Qué es el chincuete?
El chincuete es un traje que consta de tres piezas: el enredo o chincuete, una especie de falda que llega a los tobillos, formada por una larga tela rectangular de color azul oscura que se enrolla alrededor de la cadera; los ceñidores o fajas, que miden entre cinco y siete centímetros de ancho, que se utilizan para atar el chincuete a la cintura; y el huipil, un lienzo de tela con una abertura en el centro, por donde las mujeres pasan la cabeza.
El motivo por el que las mujeres de Tetelcingo dejaron de vestir con el chincuete no es otro que la discriminación. Al salir al centro de la ciudad, las mujeres eran criticadas por sus rasgos y su vestimenta indígena, lo que poco a poco fue sustituyendo las prendas de lana por faldas, blusas y pantalones sintéticos, sin ninguna otra gracia que la de hacerlas pasar desapercibidas entre la multitud. Martha, a veces, también usa blusa y falda:
Sí, a veces, porque la discriminación sigue. Por eso nos ponemos eso, la blusa, el pantalón o la falda
Pero en el pueblo no sale a las calles sin su chincuete, que ella mismo hizo y por eso lo quiere más. “Cuando era niña, todas las mujeres los vestían. Ahorita, quienes lo seguimos usando, lo seguimos haciendo. Para mí, es mi vestimenta diaria”.
