/ miércoles 20 de julio de 2022

Aquí estamos: Una reflexión sobre el Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia

Mtra. Belén Elizabeth Licona Romero | Universidad Anáhuac

El 24 de junio de 2022 se celebró por primera vez en la historia el Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia, el cual fue adoptado en la resolución A/76/L.66 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta celebración se realizará cada año con el objetivo de reconocer el rol indispensable de las mujeres en la diplomacia y sus contribuciones en el sistema multilateral, tales como la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El que exista una fecha específica para este reconocimiento nos invita a reflexionar sobre quienes han sido, somos y seremos las mujeres en la diplomacia.

Las mujeres han realizado una labor inmensurable en negociaciones de paz, trabajan activamente por la seguridad internacional, representan los intereses de su país y de la humanidad en la suscripción de tratados internacionales, desarrollan estrategias urbanas, promueven relaciones económicas y culturales, están encargadas de la protección de los connacionales en el exterior, velan por los derechos humanos, trabajan por la biodiversidad y evitar el cambio climático, así como por la justicia en la Corte Penal Internacional, entre muchas otras acciones, que, si incluyera en este texto, no me da la extensión.

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De igual manera, esta fecha nos invita a identificar los retos y romper techos de cristal, pero también a inspirar a las actuales y futuras generaciones. Dentro de la academia, quienes formamos a las futuras diplomáticas, es importante animar a más jóvenes a formar parte del cuerpo diplomático de nuestro país, así como buscar más espacios para ellas. Es un hecho que la diplomacia no puede entenderse sin las mujeres en ella, sobre todo, en la coyuntura que enfrentamos actualmente: una pandemia, cambio climático y conflictos en diferentes regiones del mundo.

Esta es una reafirmación de que, al alcanzar una mayor participación de las mujeres en esta área en todos sus niveles, es clave para alcanzar metas como los objetivos de desarrollo sostenible, así como la seguridad y paz internacionales. Asimismo, invita a cada sector: academia, ministerios de relaciones exteriores, la misma ONU, sociedad civil, sector privado y a todos los actores, a tomar conciencia y reflexionar sobre las acciones necesarias para incorporar la perspectiva de género en sus áreas y alcanzar la participación paritaria de las mujeres.

Aun cuando es claro el gran valor y relevancia de la participación de las mujeres en la diplomacia, todavía se encuentran representadas en menor porcentaje en posiciones diplomáticas de alto nivel, incluyendo la Organización de las Naciones Unidas, en donde solo son una quinta parte de los representantes permanentes ante esa Organización y una tercera parte de los representantes permanentes ante el Consejo de Seguridad.

Si bien han existido grandes avances, aún hay mucho camino por recorrer. Por ello, es necesario contar las historias de las mujeres que han abierto camino para las futuras generaciones. En el caso de México, históricamente y en la actualidad, existen muchas mujeres que nos inspiran. Uno de los ejemplos más representativos es quien fuera la primera canciller mujer de México, Rosario Green.

En su carrera diplomática destaca su labor en la Embajada de México en Alemania a finales de la guerra fría y estando presente en ese país durante la caída del muro de Berlín. De igual manera, fue embajadora en Argentina, Directora General del Instituto Matías Romero, Subsecretaria para Asuntos Políticos de la ONU, y en su carrera académica fue parte del Centro de Estudios Internacionales en el Colegio de México. Otros de sus logros más destacables tiene que ver con el establecimiento de una relación más cordial con Estados Unidos, su participación ante la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el reconocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la ratificación de Estatuto de Roma y el ingreso de México a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como que, desde su labor como senadora, se impulsó la creación de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID).

A lo largo de la historia encontramos grandes ejemplos de mujeres que abrieron camino, una de ellas es Hermila Galindo quien durante la Revolución Mexicana fuera pionera de la diplomacia y que promoviera la unión indolatinoamericana además de redactar la Doctrina Carranza. Recibió el primer nombramiento diplomático que se otorgó a una mujer en México, siendo Comisionada Cultural en España y América del Sur en 1920.

Otro gran ejemplo es Amalia Castillo Ledón quien representó a México en la Conferencia Internacional de San Francisco de 1945 y quien fuera la primera mujer designada Embajadora de México, representando al país en Suecia en 1956, en Finlandia en 1957 y en Suiza en 1958. En este orden de ideas, se debe recordar a Paula Alegría quien fuera la primera Embajadora de Carrera del Servicio Exterior Mexicano (SEM), ingresando al SEM en 1959 y que en 1962 fuera designada Embajadora en Dinamarca.

En la actualidad, de igual manera existen mujeres admirables y que nos animan e inspiran a todas, de manera especial a las jóvenes que comenzamos una carrera en la diplomacia. Por mencionar algunos buenos ejemplos de diplomáticas que, de manera personal, admiro, se encuentran Martha Bárcena, Reyna Torres, Maki Teramoto, Alicia Buenrostro, Norma Pensado, Aida Gutiérrez, Luz Elena Baños, Olga García Guillén, Carmen Moreno Toscano y Socorro Flores Liera, entre muchas otras.

Cada una de las mujeres que somos apasionadas de la diplomacia, que con nuestras acciones y trabajo diario buscamos aportar trascendiendo fronteras, celebramos esta fecha y continuaremos abriendo camino.

Twitter: @BelenLicona

Mtra. Belén Elizabeth Licona Romero | Universidad Anáhuac

El 24 de junio de 2022 se celebró por primera vez en la historia el Día Internacional de la Mujer en la Diplomacia, el cual fue adoptado en la resolución A/76/L.66 de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta celebración se realizará cada año con el objetivo de reconocer el rol indispensable de las mujeres en la diplomacia y sus contribuciones en el sistema multilateral, tales como la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El que exista una fecha específica para este reconocimiento nos invita a reflexionar sobre quienes han sido, somos y seremos las mujeres en la diplomacia.

Las mujeres han realizado una labor inmensurable en negociaciones de paz, trabajan activamente por la seguridad internacional, representan los intereses de su país y de la humanidad en la suscripción de tratados internacionales, desarrollan estrategias urbanas, promueven relaciones económicas y culturales, están encargadas de la protección de los connacionales en el exterior, velan por los derechos humanos, trabajan por la biodiversidad y evitar el cambio climático, así como por la justicia en la Corte Penal Internacional, entre muchas otras acciones, que, si incluyera en este texto, no me da la extensión.

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De igual manera, esta fecha nos invita a identificar los retos y romper techos de cristal, pero también a inspirar a las actuales y futuras generaciones. Dentro de la academia, quienes formamos a las futuras diplomáticas, es importante animar a más jóvenes a formar parte del cuerpo diplomático de nuestro país, así como buscar más espacios para ellas. Es un hecho que la diplomacia no puede entenderse sin las mujeres en ella, sobre todo, en la coyuntura que enfrentamos actualmente: una pandemia, cambio climático y conflictos en diferentes regiones del mundo.

Esta es una reafirmación de que, al alcanzar una mayor participación de las mujeres en esta área en todos sus niveles, es clave para alcanzar metas como los objetivos de desarrollo sostenible, así como la seguridad y paz internacionales. Asimismo, invita a cada sector: academia, ministerios de relaciones exteriores, la misma ONU, sociedad civil, sector privado y a todos los actores, a tomar conciencia y reflexionar sobre las acciones necesarias para incorporar la perspectiva de género en sus áreas y alcanzar la participación paritaria de las mujeres.

Aun cuando es claro el gran valor y relevancia de la participación de las mujeres en la diplomacia, todavía se encuentran representadas en menor porcentaje en posiciones diplomáticas de alto nivel, incluyendo la Organización de las Naciones Unidas, en donde solo son una quinta parte de los representantes permanentes ante esa Organización y una tercera parte de los representantes permanentes ante el Consejo de Seguridad.

Si bien han existido grandes avances, aún hay mucho camino por recorrer. Por ello, es necesario contar las historias de las mujeres que han abierto camino para las futuras generaciones. En el caso de México, históricamente y en la actualidad, existen muchas mujeres que nos inspiran. Uno de los ejemplos más representativos es quien fuera la primera canciller mujer de México, Rosario Green.

En su carrera diplomática destaca su labor en la Embajada de México en Alemania a finales de la guerra fría y estando presente en ese país durante la caída del muro de Berlín. De igual manera, fue embajadora en Argentina, Directora General del Instituto Matías Romero, Subsecretaria para Asuntos Políticos de la ONU, y en su carrera académica fue parte del Centro de Estudios Internacionales en el Colegio de México. Otros de sus logros más destacables tiene que ver con el establecimiento de una relación más cordial con Estados Unidos, su participación ante la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el reconocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la ratificación de Estatuto de Roma y el ingreso de México a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como que, desde su labor como senadora, se impulsó la creación de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID).

A lo largo de la historia encontramos grandes ejemplos de mujeres que abrieron camino, una de ellas es Hermila Galindo quien durante la Revolución Mexicana fuera pionera de la diplomacia y que promoviera la unión indolatinoamericana además de redactar la Doctrina Carranza. Recibió el primer nombramiento diplomático que se otorgó a una mujer en México, siendo Comisionada Cultural en España y América del Sur en 1920.

Otro gran ejemplo es Amalia Castillo Ledón quien representó a México en la Conferencia Internacional de San Francisco de 1945 y quien fuera la primera mujer designada Embajadora de México, representando al país en Suecia en 1956, en Finlandia en 1957 y en Suiza en 1958. En este orden de ideas, se debe recordar a Paula Alegría quien fuera la primera Embajadora de Carrera del Servicio Exterior Mexicano (SEM), ingresando al SEM en 1959 y que en 1962 fuera designada Embajadora en Dinamarca.

En la actualidad, de igual manera existen mujeres admirables y que nos animan e inspiran a todas, de manera especial a las jóvenes que comenzamos una carrera en la diplomacia. Por mencionar algunos buenos ejemplos de diplomáticas que, de manera personal, admiro, se encuentran Martha Bárcena, Reyna Torres, Maki Teramoto, Alicia Buenrostro, Norma Pensado, Aida Gutiérrez, Luz Elena Baños, Olga García Guillén, Carmen Moreno Toscano y Socorro Flores Liera, entre muchas otras.

Cada una de las mujeres que somos apasionadas de la diplomacia, que con nuestras acciones y trabajo diario buscamos aportar trascendiendo fronteras, celebramos esta fecha y continuaremos abriendo camino.

Twitter: @BelenLicona