Finalmente quedó instalada la LIV Legislatura del Congreso del Estado de Morelos y con ello se renueva la esperanza trienal de que estos diputados sí nos salgan buenos. No es sencillo mantener la fe, sobre todo en tanto, lo primero que hicieron muchos de ellos fue buscar beneficios personales en el acomodo y reparto del poder al interior del recinto. Dirán de inmediato muchos que los acomodos son necesarios para trabajar, pero no parecía, por lo menos en las horas de preparación de la LIV Legislatura, que se considerara el bien de Morelos. De hecho, incluso se arrojó al partido mayoritario, Morena, hasta una segunda secretaría de la mesa directiva en lo que evidencia la formación de un bloque construido por algunos legisladores para apoyar al gobernador electo a cambio de posiciones en su gabinete, según perciben muchos dentro del propio Congreso.
El bloque en cuestión requería de reventar a la fracción parlamentaria de Morena, que tenía ocho diputados al inicio, y del que se han ido dos ya, repartidos en los que se supone son sus partidos aliados, PT y PES, pero que ahora operan como sus principales detractores y destructores. La acción fue concretada por José Casas, quien inició la legislatura con el anuncio de que se va a la fracción parlamentaria del Partido del Trabajo que ahora tiene cuatro diputados. En ella, por cierto, tampoco será coordinador porque está Tania Valentina Rodríguez Ruiz, la operadora principal del bloque en el que estarían por lo menos los otros dos legisladores del PT, Erika García, y José Luis Galindo; los tres del PES, Alfonso Sotelo, Andrés Duque y Maricela Jiménez, y las de Nueva Alianza, Blanca Nieves Sánchez Arano; Humanista, Cristina Sánchez; y hasta Rosalina Mazari, del PRI (a quien el PES había contemplado, por cierto, mucho antes de la elección de julio, como posible cuadro para buscar una senaduría por la coalición Juntos Haremos Historia.
En efecto, el bloque tiene suficientes votos para detener cualquier cosa en el Congreso y con el apoyo además de Ana Cristina Guevara, de Movimiento Ciudadano y Dalila Morales del PAN, ni falta les ha hecho la fracción parlamentaria de Morena que tiene seis que en verdad son cinco, porque Marcos Zapotitla no parece tan comprometido con los morenos y los ha dejado padecer en ya varias ocasiones. Así las cosas, la que parecía poderosísima fracción parlamentaria, se ha quedado aislada. Lo que no está bien, en tanto no sólo es la representación que obtuvo la mayor votación, sino también la que conserva el mayor número de diputados y la única que se ha comprometido a mantener un escrutinio total sobre el gobierno de Cuauhtémoc Blanco para colaborar a que se trabaje por el bien de Morelos (dicen que por ese dogmatismo republicano se gestó desde oficinas lejanas al Congreso la caída de los morenos del congreso local).
Mención aparte merece el recibimiento entre aplausos que tuvo Cuauhtémoc Blanco Bravo en el Congreso del estado, el gobernador electo acudió a la instalación de la Legislatura a la que tendrá que recurrir muchas veces para buscar las reformas y contrarreformas que le permitan, como dijo, trabajar por el bien de Morelos. En diciembre del año pasado, cuando nuevamente el Congreso rechazaba su ley de ingresos, Cuauhtémoc se quejaba de no tener diputados en la LIII Legislatura, “con uno no se puede hacer nada”, dijo; ahora, todo indica, que tiene por lo menos a catorce. Es mucha ayuda, pero también mucha tentación para subyugar al poder legislativo nuevamente; esperemos que el respeto que se prometieron Ejecutivo y Legislativo en su primer encuentro formal, sea en serio.
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