/ lunes 27 de mayo de 2024

Vota para botarlos. Voto útil 2 de junio

El dos de julio del año dos mil me desperté con dolor de estómago. La noche anterior habíamos discutido en casa con toda amplitud la importancia del proceso electoral. Estábamos todavía lastimados por el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas orquestado desde la entonces Comisión Federal Electoral en manos de Manuel Bartlett, el mismo que dirige ahora otra CFE, la Comisión Federal de Electricidad, porque si algo caracteriza a la 4T es el reciclaje del viejo priismo.

A pesar de que Cárdenas seguía en la boleta, sus posibilidades de triunfo eran menores ante la aparición de Vicente Fox, gobernador de Guanajuato, muy popular por su estilo desenfadado y su lenguaje coloquial, quien competía por los colores del PAN.

Ese día, frente a la boleta, respiré profundo y tomé la decisión de votar por los candidatos del PRD en todos los puestos de elección porque estaba y sigo estando convencida, que nuestro país necesita una izquierda fuerte. Todos excepto uno. Mi voto para presidente fue para Vicente Fox con la esperanza de que la alternancia en la presidencia acelerase el tránsito de México hacia una democracia funcional.

Pasé el resto del día con una incomodidad mezcla de culpa por haberle dado mi voto a un partido que no me representaba y ansiedad por saber si mi pequeño sacrificio había abonado en la dirección correcta.

Esa tarde estaba en el laboratorio preparando el material para la semana laboral cuando en los portales de internet comenzó a circular la noticia de que Fox se perfilaba para ganar la elección. Fue uno de los momentos más importantes en mi vida cívica y también en la historia de este país.

Como demócrata, Ernesto Zedillo evitó que se repitieran las malas prácticas de la elección anterior y salió oportunamente a reconocer la ventaja de la oposición. Esa noche el país celebró el triunfo de la democracia.

La ciudadanización del proceso electoral bajo el mando del recientemente creado Instituto Federal Electoral legítimo el resultado de la elección y abatió la polarización. El periodo del 2000 al 2006 fue uno de los de mayor concordia en la historia de nuestro país.

No solamente se alcanzó la tan anhelada transición en el poder, sino que el congreso resultó dividido, obligando a la deliberación entre fracciones políticas lo que aceleró la creación del actual Instituto Nacional Electoral en 2014, entre otras instituciones cuya principal función ha sido acotar el poder presidencial, como el INAI o la CNDH.

Salir a votar el próximo domingo es vital. No solamente para defender las instituciones que nos ha llevado tanto tiempo construir, sino porque se trata de la supervivencia de un modelo de país basado en nuestros valores, en el reconocimiento de la vida, la diversidad, la pluralidad, el esfuerzo, la libertad, el trabajo, la verdad y la igualdad. Lo que nos estamos jugando es el futuro de generaciones.

Puede que todavía no te hayas decidido a salir a votar porque piensas que es solo un trámite o porque estás agotado por años de campañas ilegales. Quizá piensas votar por un partido perdedor pero muy buen administrador de su fracaso para su propio beneficio. O porque no te convencen totalmente los candidatos de la coalición, Xóchitl Gálvez para presidenta y Lucy Meza para gobernadora de Morelos, entre otros. En cualquier caso te digo lo siguiente.

Si votas por los candidatos de la coalición y no te dan resultados, en la próxima elección los cambias, porque México va a seguir siendo un país democrático. Si ganan los candidatos oficiales, tus hijos y tus nietos van a tener que volver a recorrer el camino que ya habíamos transitado por ellos.

La decisión está en tus manos, no la desperdicies.

Vota para botarlos.

Voto útil 2 de junio 2024.

El dos de julio del año dos mil me desperté con dolor de estómago. La noche anterior habíamos discutido en casa con toda amplitud la importancia del proceso electoral. Estábamos todavía lastimados por el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas orquestado desde la entonces Comisión Federal Electoral en manos de Manuel Bartlett, el mismo que dirige ahora otra CFE, la Comisión Federal de Electricidad, porque si algo caracteriza a la 4T es el reciclaje del viejo priismo.

A pesar de que Cárdenas seguía en la boleta, sus posibilidades de triunfo eran menores ante la aparición de Vicente Fox, gobernador de Guanajuato, muy popular por su estilo desenfadado y su lenguaje coloquial, quien competía por los colores del PAN.

Ese día, frente a la boleta, respiré profundo y tomé la decisión de votar por los candidatos del PRD en todos los puestos de elección porque estaba y sigo estando convencida, que nuestro país necesita una izquierda fuerte. Todos excepto uno. Mi voto para presidente fue para Vicente Fox con la esperanza de que la alternancia en la presidencia acelerase el tránsito de México hacia una democracia funcional.

Pasé el resto del día con una incomodidad mezcla de culpa por haberle dado mi voto a un partido que no me representaba y ansiedad por saber si mi pequeño sacrificio había abonado en la dirección correcta.

Esa tarde estaba en el laboratorio preparando el material para la semana laboral cuando en los portales de internet comenzó a circular la noticia de que Fox se perfilaba para ganar la elección. Fue uno de los momentos más importantes en mi vida cívica y también en la historia de este país.

Como demócrata, Ernesto Zedillo evitó que se repitieran las malas prácticas de la elección anterior y salió oportunamente a reconocer la ventaja de la oposición. Esa noche el país celebró el triunfo de la democracia.

La ciudadanización del proceso electoral bajo el mando del recientemente creado Instituto Federal Electoral legítimo el resultado de la elección y abatió la polarización. El periodo del 2000 al 2006 fue uno de los de mayor concordia en la historia de nuestro país.

No solamente se alcanzó la tan anhelada transición en el poder, sino que el congreso resultó dividido, obligando a la deliberación entre fracciones políticas lo que aceleró la creación del actual Instituto Nacional Electoral en 2014, entre otras instituciones cuya principal función ha sido acotar el poder presidencial, como el INAI o la CNDH.

Salir a votar el próximo domingo es vital. No solamente para defender las instituciones que nos ha llevado tanto tiempo construir, sino porque se trata de la supervivencia de un modelo de país basado en nuestros valores, en el reconocimiento de la vida, la diversidad, la pluralidad, el esfuerzo, la libertad, el trabajo, la verdad y la igualdad. Lo que nos estamos jugando es el futuro de generaciones.

Puede que todavía no te hayas decidido a salir a votar porque piensas que es solo un trámite o porque estás agotado por años de campañas ilegales. Quizá piensas votar por un partido perdedor pero muy buen administrador de su fracaso para su propio beneficio. O porque no te convencen totalmente los candidatos de la coalición, Xóchitl Gálvez para presidenta y Lucy Meza para gobernadora de Morelos, entre otros. En cualquier caso te digo lo siguiente.

Si votas por los candidatos de la coalición y no te dan resultados, en la próxima elección los cambias, porque México va a seguir siendo un país democrático. Si ganan los candidatos oficiales, tus hijos y tus nietos van a tener que volver a recorrer el camino que ya habíamos transitado por ellos.

La decisión está en tus manos, no la desperdicies.

Vota para botarlos.

Voto útil 2 de junio 2024.