/ martes 27 de septiembre de 2022

Flor Molina plasma sus raíces afrodescendientes en la escultura

Comparte sus conocimientos a través de talleres, y considera que el arte debe estar presente en nuestras vidas siempre

La artista Flor Molina, encontró en la escultura una forma natural de expresión, además es un claro ejemplo de que todo llega a su momento y no es cuestión de edad.

Originaria de la Costa Chica de Guerrero, y actualmente radicada en Cuernavaca, Flor ha destacado por su talento y la majestuosidad de sus obras realizadas a través de las técnicas de barro, en las que principalmente plasma sus raíces afrodescendientes.

Flor comenta que nunca tuvo un acercamiento al arte, y ni siquiera sabía que existiera esa carrera profesional, en realidad lo descubrió cuando tenía más de 20 años, y quedó fascinada con este mundo.

Te interesa:

"Recuerdo que vivía con una amiga que tenía una hija con un pintor, y un día él llegó a ver a su hija y me preguntó si conocía a alguien que posara para pintura y de inmediato dije que yo; me dejó su teléfono, le llamé, y empecé a modelar al desnudo, y desde la primera vez me felicitó me dijo que lo hice muy bien y profesionalmente, quizás es algo que ya traigo, quizás mi sangre afrodescendiente me ayudó", expresó Flor Molina.

Así fue como conoció el arte y tuvo la oportunidad de trabajar con varios artistas, entre ellos el escultor chileno Víctor Hugo Núñez, que fue su maestro y quién la llevó por la escultura.

"Me llamaba mucho la atención cuando veía a mi maestro Víctor Hugo hacer escultura, y en una ocasión dije, me gustaría hacer esto, y él dijo que cuando terminara mi sesión de posar, me integrara a la clase y gracias a él, ahorita soy escultura".

Recuerda que cuando se integró a la clase, su maestro le puso una copa, una vela y una botella en la mesa junto a un caballete, y le dijo vas a pintar, ella respondió que quería hacer escultura, y él le dijo "el maestro soy yo y así vas a empezar", la pintura le salió muy bien y a partir de ahí inició su camino.

"Me urgía tener en mis manos alambre, que es lo que ocupamos para trabajar en ese momento, recuerdo que hice un torito con siete patas, lo disfruté mucho, y no me la creía. A partir de ahí me nació la emoción de seguir creando".

Con las primeras piezas que realizó tuvo su primera exposición en 2009 en el Jardín Borda.

En su obra, principalmente plasma seres increíbles que nos permiten conocer más sobre sus raíces, su cultura y su vida. Sus esculturas suelen tener rasgos muy marcados, rostros grandes, nariz ancha y labios gruesos.

"Gracias a la vida y a mis orígenes, es que trabajo con esos rasgos, mi madre era negra y mi padre indígena, como afrodescendiente lo traigo en la sangre y lo plasmo así de forma natural, no me cuesta trabajo. Esos volúmenes en las caderas, en los senos, es algo que me sale orgánicamente".

Otra de sus grandes inspiraciones es el mar, ya que fue parte fundamental de su vida, principalmente durante su infancia.

"Mi niñez fue agua, mi pueblo está a 20 minutos del mar, yo de niña crecí bajo las palmeras, cerca de arroyos, recuerdos esos pescaditos que en la costa les dice blanquillitos que siempre quería agarrarlos y nunca pude. No tengo problema para jugar y hacer mezclas de animales, es algo muy natural y bonito".

La artista menciona que para sus esculturas nunca hage bocetos, en realidad parte de la nada, todas de abajo hacia arriba y no sabe en qué va a terminar.

"El resultado siempre es una sorpresa para mí. Lo que hago es jugar, dejarme llevar, quizás es lo que traigo en mis sueños y despierta del inconsciente".

Flor Molina trabaja con el barro de alta temperatura, y ella lo realiza personalmente, compra una parte en la Ciudad de México y otra en Morelos, asimismo, utiliza periódico y fibra sintética, ya que todo surge de una mezcla de varios materiales para que sea manejable.

"Es un barro fuerte porque puedo hacer piezas de grandes dimensiones. También los engobes son pigmentos químicos de alta temperatura y se preparan con barro".

Un talento que estuvo escondido por años...

"Es algo increíble haber descubierto este talento, y a veces me pregunto porqué lo descubrí tarde, pero pensándolo bien creo que el tiempo fue justo, porque veo que he logrado mucho en poco tiempo. Amo tanto trabajar la escultura, y se ve reflejado en mi trabajo, lo disfruto, me rejuvenece y me da vida, empecé en el momento justo y exacto".

En más de 10 años de trayectoria, Flor Molina ha participado en diversas exposiciones colectivas y también ha realizado exposiciones individuales. Su obra se ha expuesto en lugares como el Museo de la Ciudad de Cuernavaca (Mucic), el Museo de Arte Indígena Contemporáneo y en el Centro Cultural Acapulco, entre otros.

Su trabajo se ha exportado a países como Estados Unidos y España, y se puede encontrar en galerías tanto en México como en Búfalo, N.Y. USA y en exposición de obra permanente en la colección del Instituto de Cultura de la Embajada de México en Washington, DC. y en la exposición de obra permanente en la colección de el Consulado General de México en Frankfurt, Alemania.

En 2018 realizó la exposición individual “Homenaje a las Mujeres y a mis raíces” en el Mucic, y el Instituto de Cultura de Cuernavaca, presentó un catálogo retrospectivo de su obra en homenaje a su importante labor.

Ese mismo año, inauguró la exposición "Comparsa en el Mar" en la Gran Galería, Centro Cultural Acapulco, de la Secretaría de Cultura del Estado de Guerrero en Acapulco.

"Fue muy importante, volver a mi tierra, algo muy significativo y emocionante".

Flor Molina comparte su trabajo con otras personas a través de talleres, para transmitir sus conocimientos y preservar esta disciplina artística.

"El barro no es fácil y quiero transmitir lo que he descubierto en el proceso y aprendo mucho de los alumnos es una retroalimentación que disfruto mucho. Considero que hay que valorar el trabajo y enseñarle el arte a los niños desde temprana edad".

Flor Molina está muy satisfecha y contenta porque considera que ha dado pasos seguros en su camino.

"No importa la edad, luchen por lo que quieren, jóvenes no se detengan, sean constantes en lo que están haciendo".

El arte no es fácil, hay que tener constancia para lograr su objetivo y salir adelante".

El próximo 30 de septiembre a las 17:00 horas inaugurará su exposición "Carnaval en el mar" en la galería Víctor Manuel Contreras de Torre Universitaria en la UAEM.


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La artista Flor Molina, encontró en la escultura una forma natural de expresión, además es un claro ejemplo de que todo llega a su momento y no es cuestión de edad.

Originaria de la Costa Chica de Guerrero, y actualmente radicada en Cuernavaca, Flor ha destacado por su talento y la majestuosidad de sus obras realizadas a través de las técnicas de barro, en las que principalmente plasma sus raíces afrodescendientes.

Flor comenta que nunca tuvo un acercamiento al arte, y ni siquiera sabía que existiera esa carrera profesional, en realidad lo descubrió cuando tenía más de 20 años, y quedó fascinada con este mundo.

Te interesa:

"Recuerdo que vivía con una amiga que tenía una hija con un pintor, y un día él llegó a ver a su hija y me preguntó si conocía a alguien que posara para pintura y de inmediato dije que yo; me dejó su teléfono, le llamé, y empecé a modelar al desnudo, y desde la primera vez me felicitó me dijo que lo hice muy bien y profesionalmente, quizás es algo que ya traigo, quizás mi sangre afrodescendiente me ayudó", expresó Flor Molina.

Así fue como conoció el arte y tuvo la oportunidad de trabajar con varios artistas, entre ellos el escultor chileno Víctor Hugo Núñez, que fue su maestro y quién la llevó por la escultura.

"Me llamaba mucho la atención cuando veía a mi maestro Víctor Hugo hacer escultura, y en una ocasión dije, me gustaría hacer esto, y él dijo que cuando terminara mi sesión de posar, me integrara a la clase y gracias a él, ahorita soy escultura".

Recuerda que cuando se integró a la clase, su maestro le puso una copa, una vela y una botella en la mesa junto a un caballete, y le dijo vas a pintar, ella respondió que quería hacer escultura, y él le dijo "el maestro soy yo y así vas a empezar", la pintura le salió muy bien y a partir de ahí inició su camino.

"Me urgía tener en mis manos alambre, que es lo que ocupamos para trabajar en ese momento, recuerdo que hice un torito con siete patas, lo disfruté mucho, y no me la creía. A partir de ahí me nació la emoción de seguir creando".

Con las primeras piezas que realizó tuvo su primera exposición en 2009 en el Jardín Borda.

En su obra, principalmente plasma seres increíbles que nos permiten conocer más sobre sus raíces, su cultura y su vida. Sus esculturas suelen tener rasgos muy marcados, rostros grandes, nariz ancha y labios gruesos.

"Gracias a la vida y a mis orígenes, es que trabajo con esos rasgos, mi madre era negra y mi padre indígena, como afrodescendiente lo traigo en la sangre y lo plasmo así de forma natural, no me cuesta trabajo. Esos volúmenes en las caderas, en los senos, es algo que me sale orgánicamente".

Otra de sus grandes inspiraciones es el mar, ya que fue parte fundamental de su vida, principalmente durante su infancia.

"Mi niñez fue agua, mi pueblo está a 20 minutos del mar, yo de niña crecí bajo las palmeras, cerca de arroyos, recuerdos esos pescaditos que en la costa les dice blanquillitos que siempre quería agarrarlos y nunca pude. No tengo problema para jugar y hacer mezclas de animales, es algo muy natural y bonito".

La artista menciona que para sus esculturas nunca hage bocetos, en realidad parte de la nada, todas de abajo hacia arriba y no sabe en qué va a terminar.

"El resultado siempre es una sorpresa para mí. Lo que hago es jugar, dejarme llevar, quizás es lo que traigo en mis sueños y despierta del inconsciente".

Flor Molina trabaja con el barro de alta temperatura, y ella lo realiza personalmente, compra una parte en la Ciudad de México y otra en Morelos, asimismo, utiliza periódico y fibra sintética, ya que todo surge de una mezcla de varios materiales para que sea manejable.

"Es un barro fuerte porque puedo hacer piezas de grandes dimensiones. También los engobes son pigmentos químicos de alta temperatura y se preparan con barro".

Un talento que estuvo escondido por años...

"Es algo increíble haber descubierto este talento, y a veces me pregunto porqué lo descubrí tarde, pero pensándolo bien creo que el tiempo fue justo, porque veo que he logrado mucho en poco tiempo. Amo tanto trabajar la escultura, y se ve reflejado en mi trabajo, lo disfruto, me rejuvenece y me da vida, empecé en el momento justo y exacto".

En más de 10 años de trayectoria, Flor Molina ha participado en diversas exposiciones colectivas y también ha realizado exposiciones individuales. Su obra se ha expuesto en lugares como el Museo de la Ciudad de Cuernavaca (Mucic), el Museo de Arte Indígena Contemporáneo y en el Centro Cultural Acapulco, entre otros.

Su trabajo se ha exportado a países como Estados Unidos y España, y se puede encontrar en galerías tanto en México como en Búfalo, N.Y. USA y en exposición de obra permanente en la colección del Instituto de Cultura de la Embajada de México en Washington, DC. y en la exposición de obra permanente en la colección de el Consulado General de México en Frankfurt, Alemania.

En 2018 realizó la exposición individual “Homenaje a las Mujeres y a mis raíces” en el Mucic, y el Instituto de Cultura de Cuernavaca, presentó un catálogo retrospectivo de su obra en homenaje a su importante labor.

Ese mismo año, inauguró la exposición "Comparsa en el Mar" en la Gran Galería, Centro Cultural Acapulco, de la Secretaría de Cultura del Estado de Guerrero en Acapulco.

"Fue muy importante, volver a mi tierra, algo muy significativo y emocionante".

Flor Molina comparte su trabajo con otras personas a través de talleres, para transmitir sus conocimientos y preservar esta disciplina artística.

"El barro no es fácil y quiero transmitir lo que he descubierto en el proceso y aprendo mucho de los alumnos es una retroalimentación que disfruto mucho. Considero que hay que valorar el trabajo y enseñarle el arte a los niños desde temprana edad".

Flor Molina está muy satisfecha y contenta porque considera que ha dado pasos seguros en su camino.

"No importa la edad, luchen por lo que quieren, jóvenes no se detengan, sean constantes en lo que están haciendo".

El arte no es fácil, hay que tener constancia para lograr su objetivo y salir adelante".

El próximo 30 de septiembre a las 17:00 horas inaugurará su exposición "Carnaval en el mar" en la galería Víctor Manuel Contreras de Torre Universitaria en la UAEM.


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