La artista visual María Ramos inauguró su exposición Botánica invisible en el Espacio de Experimentación del Centro Cultural Jardín Borda hace unos días.
Sobre la exposición el texto de sala señala: “Cada fragmento del paisaje guarda una memoria secreta que nos revela una verdad más grande sobre su origen. Cada planta lleva dentro de sí un universo oculto. Es fascinante pensar que una parte de la planta busca la oscuridad y la otra la luz, en puro equilibrio, trabajan con la energía de los astros y la energía terrestre, se yerguen en medio de estas dos fuerzas y nos hablan a través del color, el lenguaje del cosmos”.
Esta exposición brinda una muestra de la relación entre la pintura y la fotografía, dos disciplinas que siempre le han fascinado a la artista, quien define este trabajo como un cabo perdido entre la pintura y la foto.
Su obra está basada en la técnica Cromatografía, inventada por el botánico ruso Mijaíl Tswett alrededor de 1900, en la cual se extraen pigmentos de las plantas para crear imágenes únicas.
Durante la inauguración, José Valtierra expresó:
El proyecto de María Ramos es el que más ha tenido que ver con la vocación del Espacio de Experimentación, porque nace con la intención de vincular el jardín con los espacios de exposición, justamente en buscar trabajos que tuvieran que ver con la naturaleza, con el jardín y ese espacio.
“María redondea perfectamente la vocación del espacio al presentar una serie de cromatografías de plantas que recolectó en el Jardín Borda y de las cuales emergieron estas pinturas espectaculares, la estrecha relación de su proyecto con el Jardín Borda lo hace mucho más rico y fortalece la estrecha relación entre la ciencia y el arte”.
El proceso que utilizó para crear estas piezas fue emulsionar las plantas en alcohol bidestilado y el papel en nitrato de plata, el cual absorbe los componentes de las plantas, pues finalmente las imágenes se crean con la savia y los nutrientes de éstas.
