A la par de sus héroes de la historia, Cuautla también ha tenido sus grandes héroes en el deporte, y uno de ellos aunque no nació aquí, vive eternamente agradecido con la tierra que le dio la oportunidad de iniciar su carrera en el futbol profesional.
Manuel Vergara Salgado, nacido en Tlaquiltenango, Morelos, y quien tras debutar en la segunda división con el equipo de los Arroceros del Cuautla en aquella lejana temporada 1952-53, apenas cuando se jugaba el tercer año del circuito de ascenso, no imaginaba las dimensiones que alcanzaría en su corta pero muy fructífera carrera en la que vistió tres playeras más, una de las más significativas, además de la del Cuautla, donde debutó, sin duda fue la del emblemático Cañeros del Zacatepec, con quien conquistó los únicos dos campeonatos que tuvo en su historia el club morelense dentro del máximo circuito profesional.
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Manuel Vergara, a sus prácticamente 89 años, es el único sobreviviente de aquella camada de futbolistas de mediados y finales de los 50.
Recuerda que la clave del éxito de aquellos históricos Cañeros bicampeones fue el gran compañerismo que existió, un ambiente nunca más repetido, donde mencionó a gente como Isidro Gil Tapia, también de Cuautla y de quien hoy el estadio en Cuautla lleva su nombre; José Antonio Roca García, que además llegó a ser seleccionado nacional en dos mundiales y entrenador del equipo mexicano en el Mundial de Argentina 78, mismo caso de Raúl Cárdenas de la Vega quien dirigió a la selección en su mundial en México 70; Francisco “Panchito” Hernández, que después fue un brillante directivo de brillante etapa en el América, y a Fernando “La Cira” Dávila, de reciente fallecimiento en febrero de 2022, entre mucho otros de sus excompañeros que recordó.
“Era un equipo de grandes amigos, como Isidro Gil, Arnauda, Roca, Vela, Panchito, Cárdenas, Turcato, Mario Pérez, Candia y Nicolau; estos tres últimos eran argentinos; éramos un gran equipo lleno de compañerismo”, recuerda.
Vergara Salgado fue jugador extremo que se desempeñó por la banda derecha, poción que siempre desempeñó desde su debut profesional en el Cuautla que tenía en el otro extremo al llamado “Meteoro de San Carlos”, Ricardo Carrillo Rodríguez, también ya finado hace más de una década.
“De hecho Ricardo y yo éramos los únicos de Morelos en ese Cuautla, todos los demás eran fuereños“, comentó el exfutbolista, mientras veía aquella primera foto que se tomaron en la temporada del debut arrocero en la Segunda División.
Su historia en una biografía
El exfutbolista vivió grandes hazañas dentro del futbol. Las máximas sin duda las vivió en sus dos equipos morelenses, el Cuautla y Zacatepec, aunque también tiene grandes recuerdos y anécdotas en sus otros dos equipos donde militó, como el Poza Rica y los Tuzos de Pachuca.
En ambos tuvo un paso breve de solo una y dos temporadas, respectivamente, pero sembró gran cariño entre sus aficiones, tanto así que fue invitado especial a la ceremonia de los 100 años de fundación de los Tuzos en 1992, y en Poza Rica eligió presentar un libro que acaba de editar uno de sus 9 hijos, el profesor Juan Manuel Vergara Gómez, donde se habla sobre su vida personal y deportiva titulado “Leyenda Tlahuica en el Futbol”, el cual será presentado en este mismo mes de mayo en Morelos.
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Al desglosar su andar por el futbol de paga, en el Cuautla, menciona, jugó en dos etapas: primero estuvo en aquel debut y luego regresó triunfante hasta el año 1958 después de haber logrado sus dos únicos títulos de en el máximo circuito con el equipo de la selva caerá de Zacatepec.
“Nacho Trelles, el entrenador de Zacatepec, me mandó traer con el entrenador del Cuautla, Santiago “Piola” Mendoza, al siguiente año de mi debut, y fue cuando fuimos campeones en 1954-55, justo en el año que ascendió el Cuautla a Primera”, expuso.
Dos títulos con Zacatepec
Así, el hijo pródigo de Tlaquiltenango, en apenas su segundo torneo como futbolista profesional, probaba las ricas mieles de un título en el máximo circuito profesional del futbol mexicano, algo que muchos jugadores jamás consiguieron.
Él luce en su sala recuerdos de dos campeonatos con la casaca cañera. El otro lo consiguió en la temporada 1957-58, en una etapa donde Guadalajara era el mandón del futbol mexicano y donde se ganó el mote de “Campeonísimo” logrando cinco títulos entre la década del 50 y 60.
Un año antes, en la 56-57, las Chivas habían logrado su primer título en su historia, y al año siguiente (temporada 1957-58) Zacatepec lo destronó, esta vez siendo también Campeón de Copa y Campeón de Campeones.
Después Chivas recuperaría el reinado y arrasaría ligando cuatro estrellas más a su escudo entre 1959 y 1962.
Su paso por Poza Rica y Pachuca
Pero la leyenda tlahuica, único sobreviviente de esa época de oro, no se limitó a jugar en la Selva y con el Cuautla en primera, en 1958, y pasó a reforzar a los Petroleros del Poza Rica en el año de 1960, de regreso a la segunda división.
Con el equipo veracruzano en su paso breve, se quedó a sólo un paso del ascenso al quedar en segundo lugar, pero luego se compensó ganando el campeón de Copa y el Campeón de Campeones donde se lució anotándole 4 goles al Guadalajara, sí, el mismo campeonísimo, para vencerlos por 4 a 2 en un partido jugado en el estadio de Poza Rica, y donde la afición salió vitoreándolo gritando el estadio lleno ¡Vergara, Vergara!.
Finalmente en el cierre de su carrera, jugó dos temporadas en el Pachuca, en las temporadas 1962-63 y 63-64.
Fichó con los Tuzos después de pasar una prueba de cuatro días. Su retro de las canchas fue todavía joven, a los 31 años.
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