/ lunes 20 de noviembre de 2023

Agricultura sustentable, la apuesta de los productores

La Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UAEM capacita a productores para mejorar el rendimiento en los campos de cultivo a través del uso eficiente de recursos y agricultura de traspatio

Erika Román Montes de Oca, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), señaló que el cambio climático ha ocasionado graves daños a la biodiversidad agrícola, en el entendido de que se están perdiendo especies vegetales y animales que son importantes para la continuación del ciclo biológico.

Con estas especies vegetales, además de que las estamos deforestando, ocasionando daños a los bosques al contraer una pérdida o disminución del agua, que es importantísima para la producción agropecuaria, y como consecuencia esto genera una grave situación en la seguridad alimentaria”, detalló.

Te puede interesar: Campo morelense urge 500 mdp para su recuperación: Central Campesina

Al estar en contacto con los campesinos de la entidad, la investigadora ha comprobado que los productores, sobre todo de sorgo, padecen por las plagas, mismas que han ido en aumento a raíz de de los cambios en las temperaturas y esto deriva en una menor producción. Y en el caso del maíz ancho (pozolero) de la comunidad Nepopualco, con el incremento de la temperatura, los agricultores han tenido que cultivar en zonas más altas.

Comentó que no cree que en Morelos se deje de sembrar, al considerar que la gente del campo es muy resiliente y busca estrategias ante el cambio.

Sin embargo, no descarta la disminución en la producción o el cambio de un cultivo a otro de mayor resistencia: “Ahora la gente está sembrando el maíz principalmente, ya no en los tiempos establecidos, por sequía lo pospusieron y algunos perdieron sus cultivos porque no llovió a consecuencia del cambio climático”.

Ante este panorama, la Facultad de Ciencias Agropecuarias brinda capacitación a diferentes productores de la zona urbana en cuestiones relacionadas al cuidado del agua, uso sustentable de todos los recursos y producción sustentable.

En su caso, como investigadora de la UAEM está enfocada en los traspatios, es decir, en la producción a pequeña escala, la cual es una buena alternativa de solución que puede aportar en la generación de alimentos.

Y es que casi el 80 por ciento de la canasta de productos básicos en América Latina y el Caribe viene de estos modelos productivos de la pequeña familia: "Son ellos los principales productores y por eso debemos voltear a verlos, y además en este tipo de producción hay una variabilidad de productos, lo que contribuye a generar empleos, aunque no de manera grande. Este tipo de producción conserva los recursos naturales, la biodiversidad y eso es algo importante porque a ello suma el hecho de que se ha volteado ver a las pequeñas familias productoras, recordemos que realmente el problema más grande para la seguridad alimentaria no es la producción de alimentos, sino el acceso y distribución, porque se desperdician muchísimos alimentos”, explicó.

Nuevas oportunidades

Román Montes de Oca refirió que en Morelos los principales cultivos son los granos básicos como maíz, frijol, sorgo y arroz, y la caña de azúcar; sin embargo, algunos productores están cambiando o alternando con otros más resistentes como el aguacate, higo y le han entrado a la producción de hortalizas.

En un trabajo que se hizo en la zona de Tetela del Volcán y Ocuituco han incrementado el número de árboles de higo, y si el maíz no se da como ahorita en la sequía, tienen otra oportunidad”.

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La investigadora asegura que, contrario a lo que se pudiera pensar, ha incrementado el número de jóvenes que buscan convertirse en ingenieros agrónomos en desarrollo rural o especializarse en producción animal o en horticultura.

Cada vez la gente migra menos, lo hemos visto en algunas comunidades, yo creo que los jóvenes están volteando a ver esta parte de la producción agropecuaria, quieren incentivar y reactivarlo”, agregó.

Tierras cultivables

De acuerdo con el Censo Agropecuario 2022 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en Morelos existe una superficie total de 0.49 millones de hectáreas; 0.42 millones de superficie en el área rural; los 0.07 millones de superficie restante se trata de centros poblaciones, caminos y cuerpos de agua.

La superficie con uso o vocación agropecuaria es de 0.23 millones de hectáreas(55.1 por ciento del área rural); superficie sin uso y sin vocación agropecuaria 0.19 millones de hectáreas, es decir, el 44.9 por ciento del área rural.

Con sus 0.23 millones de hectáreas de superficie con uso o vocación agropecuaria, Morelos ocupa el 0.3 por ciento de la superficie nacional.

El número de unidades producción activas ha aumentado, pero el promedio de su superficie agrícola ha disminuido, es decir, tienden a ser más pequeñas.

En el censo de 2007 se reportaron 42 mil 888 unidades de producción con una superficie de uso agrícola de 151,273; mientras que en 2022 un total de 60 mil 76 y una superficie de 164,674.

Asimismo, de las 195.5 millones de hectáreas que hay de superficie total en México, 192 millones son área rural y de ellas el 46.1 por ciento es con uso o vocación agropecuaria; en tanto el estado de Morelos de su superficie total (0.49 millones de hectáreas) 0.42 millones son zona área rural, y el 55.1 por ciento es para uso o vocación agropecuaria.

Altos costos en insumos y más factores de riesgo

Aunado al cambio climático, existen más factores que afectan la falta de producción en el estado de Morelos.

Uno de estos son los altos costos de insumos y servicios; baja de precios o disminución de ventas a causa de la pandemia por Covid-19; así como la inseguridad y las circunstancias biológicas, entre ellas la pérdida de fertilidad del suelo, escasez de mano de obra, productores de edad avanzada y la dificultad para la comercialización debido al excesivo intermediarismo, entre otros.

El campo es una de las actividades más importantes del país, vital para su desarrollo económico, social y alimentario del mismo, pero todo lo anterior es sólo un reflejo de la crisis bastante grave que se vive en el país, donde los gobiernos federal y estatal están caminando hacia un abandono y falta de apoyo al mismo.

Crisis alimentaria

El cambio climático ha afectado a todo el mundo y Morelos no es la excepción, de hecho, quienes más han resentido los estragos son los productores del campo.

Tan solo este año la sequía dejó pérdidas de hasta cien por ciento, lo cual ha derivado en que los campesinos se vean en la necesidad de cambiar a otros tipos de cultivos más resistentes.

Para garantizar la soberanía alimentaria se requiere del uso sustentable de los recursos, pues el acceso a la alimentación no ha sido la producción, sino la distribución, coinciden especialistas.

El 8 de noviembre compareció ante el Congreso local el encargado de despacho de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Omar Taboada Nasser, a petición de la asociación Productores Unidos del Sur, pues a consecuencia de la falta de lluvias perdieron entre 80 y 100 por ciento de sus cultivos, principalmente de maíz y sorgo.

Eduardo Bahena, de dicha agrupación, informó que hay más de cinco mil hectáreas afectadas por este hecho, lo que representa daño en más de 20 municipios, por lo cual exigieron la declaratoria de emergencia para acceder a fondos de desastres y contingencias.

La pérdida de tierras para sembrar y cultivar sin duda provocará una crisis alimentaria no solo en Morelos, sino en todo el país, toda vez que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció que actualmente se vive en el mundo una crisis alimentaria sin precedentes y aún se prevé algo peor si no se genera un esfuerzo coordinado a gran escala para abordar las causas profundas de la misma.

Hacia la revolución verde

Esta crisis alimentaria, señala la ONU, es fruto de una confluencia de crisis causadas por las alteraciones climáticas, los conflictos y las presiones económicas.

México ya está viviendo una crisis alimentaria, y muestra de ello es que se tiene que importar granos básicos para satisfacer la demanda, cuando este país tiene las condiciones para producir lo que come, pero para ello se requiere de una revolución verde, en donde se invierta en bodegas, en tierras, en asesoría técnica, pero sobre todo que los campesinos y sus familias puedan recibir una mejor remuneración de los productos que van sacando”, reconoció Humberto Sandoval Zamora, secretario general de la Central Campesina Cardenista en Morelos

En el mundo hay más de 345 millones de personas con hambre, y en México, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, hasta 2022 cerca de 35 millones de personas padecían inseguridad alimentaria de moderada a grave.

Mauricio Rodríguez, comisariado ejidal de la región oriente, reconoció que esta crisis se centra más en la disponibilidad de los alimentos, ya que cada vez es más difícil para la población adquirir estos.

La Falta de agua, el otro gran problema

La escasez de agua es sin duda uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la población actualmente.

Esta situación se ha venido agudizando por varios factores, entre ellos el incremento de las temperaturas, pero también por el aumento e intensidad de fenómenos extremos como las sequías y los huracanes, lo cual trae impactos relevantes, sobre todo para el campo.

En una entrevista que concedió anteriormente a El Sol de Cuautla, Juan Carlos Valencia Vargas, presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana de Hidráulica en Morelos, y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, reconoció que Morelos podría vivir una crisis de sequía, sobre todo porque no existen las suficientes fuentes de almacenamiento, ya que en los últimos años no se ha construido una presa en el estado.

A su vez, el comisariado ejidal de Cuautla reconoció que actualmente “estamos viendo que algunas no llegan ni al 50 por ciento, unas ni al 30, lo que vendrá a afectar la producción del ciclo agrícola”.

/ Con información de Dulce Gaviña



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Erika Román Montes de Oca, profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), señaló que el cambio climático ha ocasionado graves daños a la biodiversidad agrícola, en el entendido de que se están perdiendo especies vegetales y animales que son importantes para la continuación del ciclo biológico.

Con estas especies vegetales, además de que las estamos deforestando, ocasionando daños a los bosques al contraer una pérdida o disminución del agua, que es importantísima para la producción agropecuaria, y como consecuencia esto genera una grave situación en la seguridad alimentaria”, detalló.

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Al estar en contacto con los campesinos de la entidad, la investigadora ha comprobado que los productores, sobre todo de sorgo, padecen por las plagas, mismas que han ido en aumento a raíz de de los cambios en las temperaturas y esto deriva en una menor producción. Y en el caso del maíz ancho (pozolero) de la comunidad Nepopualco, con el incremento de la temperatura, los agricultores han tenido que cultivar en zonas más altas.

Comentó que no cree que en Morelos se deje de sembrar, al considerar que la gente del campo es muy resiliente y busca estrategias ante el cambio.

Sin embargo, no descarta la disminución en la producción o el cambio de un cultivo a otro de mayor resistencia: “Ahora la gente está sembrando el maíz principalmente, ya no en los tiempos establecidos, por sequía lo pospusieron y algunos perdieron sus cultivos porque no llovió a consecuencia del cambio climático”.

Ante este panorama, la Facultad de Ciencias Agropecuarias brinda capacitación a diferentes productores de la zona urbana en cuestiones relacionadas al cuidado del agua, uso sustentable de todos los recursos y producción sustentable.

En su caso, como investigadora de la UAEM está enfocada en los traspatios, es decir, en la producción a pequeña escala, la cual es una buena alternativa de solución que puede aportar en la generación de alimentos.

Y es que casi el 80 por ciento de la canasta de productos básicos en América Latina y el Caribe viene de estos modelos productivos de la pequeña familia: "Son ellos los principales productores y por eso debemos voltear a verlos, y además en este tipo de producción hay una variabilidad de productos, lo que contribuye a generar empleos, aunque no de manera grande. Este tipo de producción conserva los recursos naturales, la biodiversidad y eso es algo importante porque a ello suma el hecho de que se ha volteado ver a las pequeñas familias productoras, recordemos que realmente el problema más grande para la seguridad alimentaria no es la producción de alimentos, sino el acceso y distribución, porque se desperdician muchísimos alimentos”, explicó.

Nuevas oportunidades

Román Montes de Oca refirió que en Morelos los principales cultivos son los granos básicos como maíz, frijol, sorgo y arroz, y la caña de azúcar; sin embargo, algunos productores están cambiando o alternando con otros más resistentes como el aguacate, higo y le han entrado a la producción de hortalizas.

En un trabajo que se hizo en la zona de Tetela del Volcán y Ocuituco han incrementado el número de árboles de higo, y si el maíz no se da como ahorita en la sequía, tienen otra oportunidad”.

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La investigadora asegura que, contrario a lo que se pudiera pensar, ha incrementado el número de jóvenes que buscan convertirse en ingenieros agrónomos en desarrollo rural o especializarse en producción animal o en horticultura.

Cada vez la gente migra menos, lo hemos visto en algunas comunidades, yo creo que los jóvenes están volteando a ver esta parte de la producción agropecuaria, quieren incentivar y reactivarlo”, agregó.

Tierras cultivables

De acuerdo con el Censo Agropecuario 2022 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en Morelos existe una superficie total de 0.49 millones de hectáreas; 0.42 millones de superficie en el área rural; los 0.07 millones de superficie restante se trata de centros poblaciones, caminos y cuerpos de agua.

La superficie con uso o vocación agropecuaria es de 0.23 millones de hectáreas(55.1 por ciento del área rural); superficie sin uso y sin vocación agropecuaria 0.19 millones de hectáreas, es decir, el 44.9 por ciento del área rural.

Con sus 0.23 millones de hectáreas de superficie con uso o vocación agropecuaria, Morelos ocupa el 0.3 por ciento de la superficie nacional.

El número de unidades producción activas ha aumentado, pero el promedio de su superficie agrícola ha disminuido, es decir, tienden a ser más pequeñas.

En el censo de 2007 se reportaron 42 mil 888 unidades de producción con una superficie de uso agrícola de 151,273; mientras que en 2022 un total de 60 mil 76 y una superficie de 164,674.

Asimismo, de las 195.5 millones de hectáreas que hay de superficie total en México, 192 millones son área rural y de ellas el 46.1 por ciento es con uso o vocación agropecuaria; en tanto el estado de Morelos de su superficie total (0.49 millones de hectáreas) 0.42 millones son zona área rural, y el 55.1 por ciento es para uso o vocación agropecuaria.

Altos costos en insumos y más factores de riesgo

Aunado al cambio climático, existen más factores que afectan la falta de producción en el estado de Morelos.

Uno de estos son los altos costos de insumos y servicios; baja de precios o disminución de ventas a causa de la pandemia por Covid-19; así como la inseguridad y las circunstancias biológicas, entre ellas la pérdida de fertilidad del suelo, escasez de mano de obra, productores de edad avanzada y la dificultad para la comercialización debido al excesivo intermediarismo, entre otros.

El campo es una de las actividades más importantes del país, vital para su desarrollo económico, social y alimentario del mismo, pero todo lo anterior es sólo un reflejo de la crisis bastante grave que se vive en el país, donde los gobiernos federal y estatal están caminando hacia un abandono y falta de apoyo al mismo.

Crisis alimentaria

El cambio climático ha afectado a todo el mundo y Morelos no es la excepción, de hecho, quienes más han resentido los estragos son los productores del campo.

Tan solo este año la sequía dejó pérdidas de hasta cien por ciento, lo cual ha derivado en que los campesinos se vean en la necesidad de cambiar a otros tipos de cultivos más resistentes.

Para garantizar la soberanía alimentaria se requiere del uso sustentable de los recursos, pues el acceso a la alimentación no ha sido la producción, sino la distribución, coinciden especialistas.

El 8 de noviembre compareció ante el Congreso local el encargado de despacho de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Omar Taboada Nasser, a petición de la asociación Productores Unidos del Sur, pues a consecuencia de la falta de lluvias perdieron entre 80 y 100 por ciento de sus cultivos, principalmente de maíz y sorgo.

Eduardo Bahena, de dicha agrupación, informó que hay más de cinco mil hectáreas afectadas por este hecho, lo que representa daño en más de 20 municipios, por lo cual exigieron la declaratoria de emergencia para acceder a fondos de desastres y contingencias.

La pérdida de tierras para sembrar y cultivar sin duda provocará una crisis alimentaria no solo en Morelos, sino en todo el país, toda vez que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció que actualmente se vive en el mundo una crisis alimentaria sin precedentes y aún se prevé algo peor si no se genera un esfuerzo coordinado a gran escala para abordar las causas profundas de la misma.

Hacia la revolución verde

Esta crisis alimentaria, señala la ONU, es fruto de una confluencia de crisis causadas por las alteraciones climáticas, los conflictos y las presiones económicas.

México ya está viviendo una crisis alimentaria, y muestra de ello es que se tiene que importar granos básicos para satisfacer la demanda, cuando este país tiene las condiciones para producir lo que come, pero para ello se requiere de una revolución verde, en donde se invierta en bodegas, en tierras, en asesoría técnica, pero sobre todo que los campesinos y sus familias puedan recibir una mejor remuneración de los productos que van sacando”, reconoció Humberto Sandoval Zamora, secretario general de la Central Campesina Cardenista en Morelos

En el mundo hay más de 345 millones de personas con hambre, y en México, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, hasta 2022 cerca de 35 millones de personas padecían inseguridad alimentaria de moderada a grave.

Mauricio Rodríguez, comisariado ejidal de la región oriente, reconoció que esta crisis se centra más en la disponibilidad de los alimentos, ya que cada vez es más difícil para la población adquirir estos.

La Falta de agua, el otro gran problema

La escasez de agua es sin duda uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la población actualmente.

Esta situación se ha venido agudizando por varios factores, entre ellos el incremento de las temperaturas, pero también por el aumento e intensidad de fenómenos extremos como las sequías y los huracanes, lo cual trae impactos relevantes, sobre todo para el campo.

En una entrevista que concedió anteriormente a El Sol de Cuautla, Juan Carlos Valencia Vargas, presidente del Consejo Consultivo de la Asociación Mexicana de Hidráulica en Morelos, y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, reconoció que Morelos podría vivir una crisis de sequía, sobre todo porque no existen las suficientes fuentes de almacenamiento, ya que en los últimos años no se ha construido una presa en el estado.

A su vez, el comisariado ejidal de Cuautla reconoció que actualmente “estamos viendo que algunas no llegan ni al 50 por ciento, unas ni al 30, lo que vendrá a afectar la producción del ciclo agrícola”.

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