/ sábado 4 de mayo de 2024

Alfonso Obregón da una charla sobre doblaje mexicano en Cuautla

Alfonso Obregón, actor de doblaje, compartió con jóvenes cuautlenses enseñanzas sobre su trabajo en la antigua estación del ferrocarril

Famoso por darle voz a Shrek y a Kakashi Hatake en Naruto, Alfonso Obregón es muchísimo más que un actor de doblaje. Descendiente de uno de los linajes con mayor presencia en el cine, el teatro y la televisión mexicana, el actor visitó Cuautla para ofrecer una conferencia en la Expo Azumi, organizada por Otaku Store y el ayuntamiento en la antigua estación del ferrocarril.

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En contraste con otros actores, que prefieren cuidar su espacio y mantener su distancia con el público, Obregón llegó como un visitante más: caminó por la estación del ferrocarril, visitó los puestos del andén y se sentó como cualquier otro turista de bajo perfil a admirar los jardines.

Fue ahí, frente a la biblioteca Abraham Rivera, donde platicamos con él, sabiendo, de antemano, que es una persona de carácter fuerte, que no se queda callado si algo no le parece, y que ha reaccionado enérgicamente en actos públicos, como ocurrió en 2012 cuando se apalabró con un fan que quiso callarlo mientras ofrecía una conferencia.

"No sé por qué le hice caso, es un chavo que a lo mejor en ese momento estaba mal, no debí hacerlo", confiesa ahora. "Me sacó mucho de onda, pero creo que es más importante comunicarles a los chavos lo que realmente me importa decirles", continúa.

¿Quién es Alfonso Obregón?

Sobrino de Lilí Inclán y Raúl Padilla, nieto del emblemático actor del Cine de Oro en México Miguel Inclán, Alfonso nació y creció entre las carpas y los escenarios. Se involucró desde niño con la actuación y forjó el carácter de los actores que estuvieron con él en la primera etapa de su vida. No sorprende, entonces, lo fuerte de su personalidad, acorde a la de quienes llevan décadas de teatro y actuación en sus genes.

"Yo creo que la bronca no es el doblaje, sino el país, el continente. Creo que estamos jodidos emocional, psicológica, económica y culturalmente, porque padecemos esta mediocridad de no querer estudiar, de 'me meto de tal cosa y lo hago sin saberlo, aunque no sé de qué trata", dice Alfonso, quien siempre ha tenido una postura crítica respecto a la calidad del trabajo mexicano y la incursión de los llamados 'star talents', influencers, actores o cantantes de moda en el doblaje con resultados más o menos cuestionables.

Pero algo que también sabe reconocer es el papel que jugó Eugenio Derbez, quien llegó como star talent al doblaje de Shrek, en el doblaje mexicano de la película con la que Dreamworks demostró su poderío y se puso al tú por tú contra Disney:

"Shrek fue un trabajo especial, desde antes de que lo hiciéramos aquí, desde que Dreamworks lo planeó. Era diferente: la idea, el texto, la palabra, el subtexto. Cuando lo grabamos sabíamos que iba a ser un éxito, porque la compañía iba por eso, pero no teníamos idea de lo diferente y famoso que iba a ser esto", dice Alfonso.

El actor reconoce el valor de Eugenio Derbez y Gus Rodríguez al adaptar y tropicalizar el guion original para el público mexicano, un tema sobre el que el protagonista de "No se aceptan devoluciones" ha hablado en reiteradas ocasiones. De hecho, considera que ese es el camino que deberían tomar las adaptaciones en el doblaje mexicano, siempre que se respeten ciertas pautas:

"Yo creo que el rollo es saber exactamente qué hacer y qué no hacer, no agandallarse, no tropicalizarlo todo, no hacerlo todo mexicanote", dice.

Hizo Naruto, pero no le gustaba el anime

Dar voz Kakashi Hatake le abrió a Alfonso Obregón la oportunidad de alcanzar un nuevo público: el de los más jóvenes, el de quienes ahora tienen entre seis y 24 años de edad. Sin embargo, el actor no tiene reparos en reconocer que, al principio, la idea de dar voz a un personaje de anime, de parte de Lalo Garza, no fue la propuesta más atractiva.

"Hubo un tiempo en que no quería doblar anime, aunque la serie tiene cosas muy valiosas, y otras muy absurdas, pero tiene una parte muy rescatable: mi personaje es el maestro que te dice 'abusado, todos podemos pasar por una bronca, pero no podemos quedarnos ahí, hay que levantarse y continuar", dice.

Y luego agrega que, en las convenciones, deconstruye el personaje que interpreta en un stand up que finalmente invita a los jóvenes a dejar de admirar a todos estos personajes, así como los actores que les dan voz, para admirarse a sí mismos, luchar por sus sueños, contribuir con una mejor sociedad y hacer las cosas por amor.

"Porque, para qué nos sirve que hagamos algo, que tengamos un lugar, si no contribuimos a cambiar la realidad. Porque estamos en un país donde siguen asesinando niños, matando mujeres, y eso no está bien, tenemos que cambiarlo", dice, fiel a su personalidad.

Alfonso Obregón durante su conferencia en la Expo Azumi de Cuautla. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

Luego pasa un vendedor de mazapanes y, fiel a su personalidad, le compra tres: uno para él, otro para quien vigila que nadie más se acerque, y otro para mí. Concluye, minutos antes de subir al escenario, con un mensaje para Cuautla:

"Les quiero desear lo mejor, hoy y siempre. Quiero decirles que el éxito llega, pero hay que trabajar, prepararnos, estudiar. La felicidad no depende de otros, de culpar al régimen anterior, a los papás, al gobierno. Depende de nosotros. Hagamos algo por los demás, por nuestro país, porque hay muchas cosas que no están bien y tenemos que cambiarlas. Estudien, triunfen, y dejen de admirar a los demás. Admírense a ustedes".

Famoso por darle voz a Shrek y a Kakashi Hatake en Naruto, Alfonso Obregón es muchísimo más que un actor de doblaje. Descendiente de uno de los linajes con mayor presencia en el cine, el teatro y la televisión mexicana, el actor visitó Cuautla para ofrecer una conferencia en la Expo Azumi, organizada por Otaku Store y el ayuntamiento en la antigua estación del ferrocarril.

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En contraste con otros actores, que prefieren cuidar su espacio y mantener su distancia con el público, Obregón llegó como un visitante más: caminó por la estación del ferrocarril, visitó los puestos del andén y se sentó como cualquier otro turista de bajo perfil a admirar los jardines.

Fue ahí, frente a la biblioteca Abraham Rivera, donde platicamos con él, sabiendo, de antemano, que es una persona de carácter fuerte, que no se queda callado si algo no le parece, y que ha reaccionado enérgicamente en actos públicos, como ocurrió en 2012 cuando se apalabró con un fan que quiso callarlo mientras ofrecía una conferencia.

"No sé por qué le hice caso, es un chavo que a lo mejor en ese momento estaba mal, no debí hacerlo", confiesa ahora. "Me sacó mucho de onda, pero creo que es más importante comunicarles a los chavos lo que realmente me importa decirles", continúa.

¿Quién es Alfonso Obregón?

Sobrino de Lilí Inclán y Raúl Padilla, nieto del emblemático actor del Cine de Oro en México Miguel Inclán, Alfonso nació y creció entre las carpas y los escenarios. Se involucró desde niño con la actuación y forjó el carácter de los actores que estuvieron con él en la primera etapa de su vida. No sorprende, entonces, lo fuerte de su personalidad, acorde a la de quienes llevan décadas de teatro y actuación en sus genes.

"Yo creo que la bronca no es el doblaje, sino el país, el continente. Creo que estamos jodidos emocional, psicológica, económica y culturalmente, porque padecemos esta mediocridad de no querer estudiar, de 'me meto de tal cosa y lo hago sin saberlo, aunque no sé de qué trata", dice Alfonso, quien siempre ha tenido una postura crítica respecto a la calidad del trabajo mexicano y la incursión de los llamados 'star talents', influencers, actores o cantantes de moda en el doblaje con resultados más o menos cuestionables.

Pero algo que también sabe reconocer es el papel que jugó Eugenio Derbez, quien llegó como star talent al doblaje de Shrek, en el doblaje mexicano de la película con la que Dreamworks demostró su poderío y se puso al tú por tú contra Disney:

"Shrek fue un trabajo especial, desde antes de que lo hiciéramos aquí, desde que Dreamworks lo planeó. Era diferente: la idea, el texto, la palabra, el subtexto. Cuando lo grabamos sabíamos que iba a ser un éxito, porque la compañía iba por eso, pero no teníamos idea de lo diferente y famoso que iba a ser esto", dice Alfonso.

El actor reconoce el valor de Eugenio Derbez y Gus Rodríguez al adaptar y tropicalizar el guion original para el público mexicano, un tema sobre el que el protagonista de "No se aceptan devoluciones" ha hablado en reiteradas ocasiones. De hecho, considera que ese es el camino que deberían tomar las adaptaciones en el doblaje mexicano, siempre que se respeten ciertas pautas:

"Yo creo que el rollo es saber exactamente qué hacer y qué no hacer, no agandallarse, no tropicalizarlo todo, no hacerlo todo mexicanote", dice.

Hizo Naruto, pero no le gustaba el anime

Dar voz Kakashi Hatake le abrió a Alfonso Obregón la oportunidad de alcanzar un nuevo público: el de los más jóvenes, el de quienes ahora tienen entre seis y 24 años de edad. Sin embargo, el actor no tiene reparos en reconocer que, al principio, la idea de dar voz a un personaje de anime, de parte de Lalo Garza, no fue la propuesta más atractiva.

"Hubo un tiempo en que no quería doblar anime, aunque la serie tiene cosas muy valiosas, y otras muy absurdas, pero tiene una parte muy rescatable: mi personaje es el maestro que te dice 'abusado, todos podemos pasar por una bronca, pero no podemos quedarnos ahí, hay que levantarse y continuar", dice.

Y luego agrega que, en las convenciones, deconstruye el personaje que interpreta en un stand up que finalmente invita a los jóvenes a dejar de admirar a todos estos personajes, así como los actores que les dan voz, para admirarse a sí mismos, luchar por sus sueños, contribuir con una mejor sociedad y hacer las cosas por amor.

"Porque, para qué nos sirve que hagamos algo, que tengamos un lugar, si no contribuimos a cambiar la realidad. Porque estamos en un país donde siguen asesinando niños, matando mujeres, y eso no está bien, tenemos que cambiarlo", dice, fiel a su personalidad.

Alfonso Obregón durante su conferencia en la Expo Azumi de Cuautla. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

Luego pasa un vendedor de mazapanes y, fiel a su personalidad, le compra tres: uno para él, otro para quien vigila que nadie más se acerque, y otro para mí. Concluye, minutos antes de subir al escenario, con un mensaje para Cuautla:

"Les quiero desear lo mejor, hoy y siempre. Quiero decirles que el éxito llega, pero hay que trabajar, prepararnos, estudiar. La felicidad no depende de otros, de culpar al régimen anterior, a los papás, al gobierno. Depende de nosotros. Hagamos algo por los demás, por nuestro país, porque hay muchas cosas que no están bien y tenemos que cambiarlas. Estudien, triunfen, y dejen de admirar a los demás. Admírense a ustedes".

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