María Guadalupe y Elvira Santiago viajaron desdeAtlacomulco, en el Estado de México, al municipio de Jojutla, enMorelos, con una sola esperanza: no encontrar muerto a su hermanoPedro, un joven comerciante que se extravió en 2012.
“Honestamente, queremosencontrarlo vivo, ojalá y no esté aquí, pero queremos descartaresas posibilidades; queremos irlas desechando, para seguiresperando que esté con vida, ese es nuestro fin último”,explica Guadalupe, de 38 años de edad, a unos metros de la fosadonde se exhumarán más de 30 cadáveres humanos, en el panteónde la localidad de Pedro Amaro. Aunque es lo que menos quiere, unode ellos podría ser el de su hermano.
◗ PedroSantiago
Pedro Santiago Hernández tenía 24 años cuandose le vio por última vez. Era el menor de siete hermanos y, hastadonde sabe su familia, desapareció mientras conducía unacamioneta Nissan, desde Ciudad Altamirano, en Guerrero, con rumbo aToluca.
“La última vez que se comunicó con nosotrosdijo que ya iba llegando a Tejupilco, así que nos quedamos con laidea de que desapareció en ese tramo carretero, en ese pedacito.Estaba por llegar, pero alcanzó a hablar por teléfono paracomunicarse”, recuerda su hermana.
Y así, poco antes de llegar a su destino, Pedro ysu primo Eduardo perdieron para siempre el contacto con susfamiliares. Aunque tiempo después apareció la camioneta, lafamilia Santiago no ha sabido nada de los dos en cinco años.
Años atrás, Guadalupe perdió a una de sus hijasen circunstancias distintas. Después de haber llorado la pérdida,convirtió aquel dolor en la fuerza que hoy la lleva a seguirbuscando a su hermano menor. Sabiendo que podría estar vivo, nodescansará hasta encontrar su cuerpo y llevárselo a suspadres.
“Con mi hija no pude hacer nada, pero con mihermano quiero llegar hasta donde pueda. Era el más chico y mispadres viven en la angustia, con la esperanza de encontrarlo; yolos veo tristes y lo único que puedo hacer es llevarles a suhijo”, asegura, mientras los peritos de la Fiscalía General delEstado (FGE) se preparan para empezar a excavar en el panteón.
Al lado de Guadalupe, Elvira escucha a su hermanamayor y se sostiene en la fuerza de sus palabras para permanecerjuntas durante las exhumaciones de Jojutla, donde, al igual queellas, otras mujeres han llegado desde temprano para dejar losdatos de sus desaparecidos, con la esperanza de que sus cuerpos nosean hallados en este cementerio, y seguir buscándolos hastaencontrarlos con vida.
Tal como muchas otras mujeres alhablar de sus desaparecidos, María Guadalupe no se refiere a Pedropor lo que fue, sino por lo que sigue siendo: en su mente, élsigue con vida y está luchando por volver a casa.