En medio de las reacciones que ha causado el hallazgo de glifosato en harina de la marca Maseca por parte de la Asociación de Consumidores Orgánicos (ACO), la agrupación ambiental Cerro Grande dibuja un panorama con todavía mayores riesgos, al dar a conocer que en Morelos no sólo se usan productos nocivos para la salud humana en los cultivos de maíz, sino también en los de hortalizas y arroz, lo que de hecho ya ha causado decesos en trabajadores del campo.
De acuerdo con Francisco García Campos, ejidatario de Cuautla y representante de la agrupación Cerro Grande, los productores de estos cultivos utilizan varios productos perjudiciales para la salud humana, cuyos residuos también afectan a los consumidores.
Entre ellos, destacó los siguientes: "Captan", un fungicida que, dijo, causó problemas de esterilidad en la población bananera de Costa Rica; "Stampir", un herbicida usado en los cultivos de arroz que ya habría sido prohibido en otros países; "aquí se utiliza como si fuera inocuo, cuando está prohibido por sus efectos cancerígenos", dijo el ambientalista.
CARBOFURANO
Entre los agroquímicos que se usan en los cultivos de la entidad, Francisco García remarcó el caso del Furadan (marca con la que se comercializa el carbofurano), un insecticida sistémico, considerado neurotóxico con el contacto humano, que ha sido prohibido en Canadá y la Unión Europea, y que en Estados Unidos podría tener el mismo destino, luego de que la United States Environmental Protection Agency (EPA) lo propusiera así en 2008. En Morelos, el producto ha causado muertes humanas.
"En instituciones de salud pública no se manejan estadísticas donde se tenga un registro preciso de cuántas defunciones ocurren por este tipo de accidentes en el año en estas zonas agrícolas, pero sabemos de compañeros aquí en las regiones que han fallecido por estas circunstancias, es una situación delicada", advirtió el representante de Cerro Grande.
Ante este panorama, Francisco García lamentó que el Gobierno trate de ocultar lo que ocurre en los cultivos y el impacto que puede tener el uso de estos productos en los consumidores, cuando, consideró, se podrían implementar acciones para sustituirlos por opciones orgánicas.
MASECA
Gerardo Ichikawa Kimura, presidente de la Canirac Cuautla, reconoció que hay restaurantes en esta ciudad que laboran con tortillas hechas con harina de Maseca, en la que recientemente se hallaron altos niveles de glifosato en un estudio, aunque consideró que esta problemática debe atenderse en función de varios factores.
De acuerdo con Ichikawa Kimura, este fenómeno responde a la falta de protección y productores mexicanos por parte del Gobierno que deja a los campesinos sin opciones para elegir granos, fertilizantes e, incluso, agua libre de sustancias nocivas para la salud.
No hay producción al producto mexicano como tal; en México, hace muchos años que se murió. Las políticas económicas que está manejando el país, de sumisión, y esta parte de la globalización, con la que no nos hemos puesto a la altura para ser competitivos
"Algunos restaurantes hacen su propia masa y tortillas hechas a mano, pero con Maseca", refirió; además, dijo que las tortillas hechas de manera artesanal desde el cultivo del maíz hasta su venta suelen tener un precio más elevado y se conservan por menos tiempo.
