“Los niños me han enseñado a ser valiente, a tener fe y no quejarme por algo pequeño, un mensaje que vale la pena para que reflexionemos los que somos adultos. Hay mucho que aprender de los más pequeños”, afirmó Mariana Reyes Mayet, miembro de Operation Smile.
Ella realiza su trabajo sentada en el piso o bailando, pues trata de conocer la historia que hay detrás de cada infante con labio y paladar hendido que llega a alguna de las jornadas de la fundación.
Originaria de Guadalajara, Mariana ha recorrido varios estados e incluso algunos países para llevar apoyo psicológico y emocional a los pacientes y sus padres.
Por medio de terapia de juego, les enseña a los niños que son candidatos a las operaciones lo que sucede durante las cirugías así como un antes y un después. Ella utiliza batas de doctor, pero de colores, máscaras de oxigeno con burbujas entre muchos otros objetos, con el objetivo de enseñarles a los niños que no deben temer a la operación.
Con su trabajo, Mariana busca sensibilizar a la población sobre la enfermedad y sobre la importancia de escuchar y pensar en la población que menos tiene.
Tiene 34 años, estudió psicología y educación preescolar, además tiene una especialidad en dificultades de aprendizaje, las cuales combina mediante la labor social con su trabajo de maestra y servicio particular en su estado. “No te da la vida para hacer tanto. Acabo de renunciar a mi trabajo como maestra para tener más tiempo para la fundación, aun así me encanta todo lo que hago”, dijo.
Con su labor, asegura que ha aprendido mucho, especialmente de los niños, pues son quienes enseñan a todos los adultos que el dar amor y ser auténticos.
Lo principal es ser valiente, nos quejamos por tonterías, por estar enfermos de gripa y de repente ves a niños o bebes que no tiene miedo, entran con una sonrisa y salen igual; esa valentía es la que nosotros debemos tener en nuestra vida diaria
Reyes Mayet comentó que en un futuro espera tener hijos y una familia, su llamado a la población es participar en los voluntarios y dar para recibir en la vida, respetar a los niños y, en especial, seguir aprendiendo con ellos.
