Recuerdo a un paciente en especial que ingresó por su propio pie, pero luego se fue deteriorando ya tenía muy avanzada su enfermedad, se platicó con él, era diabético además de que tenía otros padecimientos, y cuando hizo la video llamada con su familia antes de morir, les repartió sus bienes, para cada quien tal terreno, la casa, todo; también recuerdo a otra paciente que le dijo a su hija que le abriera la jaula a su pajarito y lo dejara libre”.
Son sólo algunas de las cientos de historias que Lilia Arellano Galindo, Jefa de Trabajo Social del Hospital General Dr. José G. Parres, que le ha tocado atestiguar dentro del Programa de Videollamadas a pacientes con Covid-19, el cual surge del sentido humano de enfermeras, médicos y personal administrativo que ha prestado sus equipos celulares para permitir que enfermos den un último adiós.
Lilia platica que el programa surgió en marzo comenzando con la entrega de cartas y fotos que portaban mensajes para los enfermos “ante la imposibilidad de verse les pedimos a los familiares que les hicieran unas cartas, por ejemplo, si nace su nieto le mandan foto del nieto, les mandaban fotos también de la familia, y nosotros cuando entrabamos al área se las entregábamos y eso les da mucho ánimo”.
Para el mes de abril, optaron por aprovechar la tecnología y cambiar las cartas por videollamadas, con éstas al menos 700 personas se han visto beneficiadas viendo a través de una pantalla la cara de su paciente, y en muchos casos viéndola por última vez.
“Cuando terminan de confesarse, los mismos pacientes nos dice que se quedan muy satisfechos, que ya están listos para partir. Tenemos un sacerdote, porque también tuvimos mucha demanda de los pacientes que desean confesarse, incluso, cuando son de otra religión también se ha solicitado el apoyo de un pastor; nosotros lo que hacemos es dejarlos un momento solos en la llamada”, para luego dar el último aliento de vida antes de partir.
Los rostros de alegría y a la vez preocupación, algunas lágrimas, palabras de ánimo, sonrisas, de todo se observa en las familias que hacen fila para acceder al teléfono; el tiempo se limita a los 10 minutos si la fila es corta, y solo 5 minutos los días con mayor demanda.
“La mayoría de los familiares se presenta, algunos no lo hacen por la cuestión de la distancia, pero nosotros vamos y les llamamos estando ahí con el paciente; también hay quienes encargan a sus mascotas, a sus perros, todos sus pendientes se los encargan a sus familiares”.
Al igual que el resto del personal, nunca imaginó tener que realizar este tipo de actividades “porque estábamos acostumbrados a que el familiar estaba ahí sentado al lado del paciente, y esta vez pues no es así, somos nosotros los que estamos más en contacto, ahora con la vacuna la verdad nos sentimos un poco más tranquilos”.
Los días de llamadas son de lunes a viernes a partir de las 9 de la mañana, en el lado de urgencias del Hospital.
