Sabemos que el 18 de marzo de 1938, el presidente Lázaro Cárdenas emitió el decreto por el que se expropió la industria petrolera que estaba en manos de compañías extranjeras, destacando dos, la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” y La Huasteca Petrolium Company. Pero ¿cómo se da la nacionalización de la industria petrolera? La historia oficial nos da un discurso muy simplista, pues no se trató de una ocurrencia del general Cárdenas, había toda una concepción nacionalista para ello, era necesario que el Estado mexicano tuviera en su poder la dirección de tal industria para echar andar el proyecto nacional consignado en la Constitución Política. Las circunstancias que dieron origen al movimiento revolucionario de 1910 así como el contexto internacional (la Primera y Segunda Guerra Mundial, el surgimiento del bloque socialista, la Gran Depresión de 1929, el New Deal, el Plan Quinquenal de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) contribuyeron a que el papel del Estado fuera determinante en la rectoría del país, materializando un modelo de Estado social demócrata.
Con los gobiernos post-revolucionarios no hubo un accionar contundente que hiciera valer el texto constitucional: Carranza no pudo aumentar los impuestos a la explotación petrolera; Álvaro Obregón mantuvo una postura de no retroactividad del texto constitucional en materia del petróleo respetando la propiedad de este recurso que seguiría siendo de particulares extranjeros; con Plutarco Elías Calles se intentó echar abajo los derechos adquiridos antes de 1917 de las empresas extranjeras sobre el petróleo mediante un proyecto de ley reglamentaria del artículo 27 constitucional, el cual no fructífero. También se crearon instituciones para controlar la industria como el Control de Administración de Petróleo Nacional en 1926, con el objetivo de abastecer el mercado interno y la empresa de participación gubernamental y particular Petróleos de México S.A. (Petromex) en 1933, con el proyecto de explotar el petróleo de zonas federales para atender el mercado interno, pero no se cumplió el objetivo. Tuvo que llegar el presidente Lázaro Cárdenas para materializar el principio nacionalista consignado en la Constitución Política de 1917 de la propiedad originaria y el dominio directo sobre los recursos nacionales.
Lázaro Cárdenas reforma en 1938 al Partido Nacional Revolucionario por el Partido de la Revolución Mexicana, instituyendo el corporativismo en México, mediante cuatro sectores que estarían ligados al partido oficial: el sector campesino, el popular , el militar y el obrero. Siendo este último de gran importancia durante el gobierno de Cárdenas mediante la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) que agrupaba a los sindicatos del país. Es en el año de 1936 que hay dos sucesos importantes para la nacionalización de la industria petrolera, el primero es la conformación del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, y segundo, la Ley de Expropiación publicada el 25 de noviembre de 1936.
Una vez conformado el Sindicato de Trabajadores Petroleros, demandaron la celebración de un contrato colectivo con las empresas petroleras. No hubo un acuerdo entre las partes por lo que se fueron a huelga los trabajadores en 1937. El conflicto lo atendió en primera instancia la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que emitió un laudo a favor a los obreros donde se las empresas debían pagar un incremento salarial de hasta 26 millones de pesos, por lo que las empresas al no estar de acuerdo se fueron a un Juicio de Amparo. La Suprema Corte de Justicia negó el amparo el 1 de marzo de 1938, confirmando el laudo de la Junta de Conciliación, pero a pesar de ello, las empresas petroleras no acataron el resolutivo.
Ante tal panorama, el presidente Cárdenas vio la gran oportunidad de hacer valer el principio constitucional de corte nacionalista de que la nación mexicana ejerciera el dominio directo del petróleo. Cárdenas tenía pensado expropiar los bienes de la industria petrolera, cuya decisión la tomó el 8 de marzo de 1938, pues sabía que era una gran oportunidad para que el Estado mexicano se liberara de la presión económica y política que ejercían las empresas extranjeras que explotaban el petróleo de México, y que eran un obstáculo para cumplir el programa social establecido en la Constitución Política.
El presidente Cárdenas sabía lo trascendental que sería la industria petrolera a favor del desarrollo del país, sería una pieza clave para el abastecimiento de combustible para el consumo interno. Ante tal panorama, el 18 de marzo se decretó la nacionalización de los bienes de la industria petrolera de las empresas extranjeras haciendo valer la Ley de Expropiación de 1936 bajo el discurso nacionalista que se interiorizó en la sociedad mexicana apoyado del gremio magisterial, los ejidatarios y la CTM. Cárdenas sabía que tener el respaldo de los sectores de la sociedad sería un elemento muy importante para hacer frente a cualquier intento de presión del extranjero aunado a la situación de tensión internacional que se vivía en ese entonces y que un año después daría inicio a la Segunda Guerra Mundial.
De tal forma que la industria petrolera ya en manos del Estado mexicano jugó un papel medular para el desarrollo del país durante el siglo XX y de lo que llevamos del siglo XXI; sin embargo, a partir de la década de los años ochenta con los gobiernos neoliberales se llevaron a cabo acciones para entregar dicha industria a favor de extranjeros, la última política de esta índole se efectuó con el gobierno de Enrique Peña Nieto. Y aunque vivimos en una lógica de transitar a energías limpias y renovables, lo cierto es que aún la industria petrolera a nivel mundial es medular para las economías de muchos países, por ende, México al ser un país petrolero, tener el control del petróleo mexicano es necesario para impulsar la economía nacional, ya que es una fuente muy importante de generación de ingresos públicos para atender las necesidades del pueblo mexicano.
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