/ lunes 4 de marzo de 2019

La salud de México

La salud es una condición definida por la Organización Mundial de la Salud cómo “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. Esta definición va más allá de la que usamos familiarmente en el sentido de que estar bien de salud no es solamente no estar enfermo sino en uso completo de nuestras capacidades.

Cuantas veces no nos ha pasado en la familia que uno nosotros que, aparentemente estaba bien, resulta con un padecimiento grave, todo porque la enfermedad no presentó síntomas evidentes. Así sucede con enfermedades llamadas silenciosas como la diabetes, la hipertensión arterial, la osteoporosis. Por su naturaleza, la única forma de detectar estas enfermedades silenciosas en una etapa temprana es mediante la aplicación regular de pruebas de laboratorio.

Ninguno de nosotros sabemos con precisión en qué consiste el estudio para determinar indicadores como los niveles de azúcar o de colesterol en sangre o los que miden la densidad del hueso, sin embargo tomamos como buenos los resultados y acudimos a nuestro médico para que nos recete un tratamiento que cumplimos porque deseamos estar bien, con el uso completo de nuestras capacidades.

Lo mismo pasa con los países. Como ciudadanos queremos que nuestro país goce de cabal salud, que esté en un estado completo de funcionalidad para que nosotros podamos desarrollarnos de la mejor manera. Al igual que con las personas, los países también deben someterse regularmente a una serie de pruebas de laboratorio que nos digan si existe alguna enfermedad silenciosa que se deba atender antes de que presente síntomas.

Estas pruebas las hacen expertos, ninguna es infalible ni es un indicador absoluto pero, consideradas en su conjunto, nos ayudan a la mejor toma de decisiones sobre todo cuando los indicadores se pueden comparar con los de otros países. Entre estas pruebas se encuentran el Índice Global de Corrupción, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (prueba PISA), la Cuenta de Viajeros Internacionales, el Índice de Competitividad Internacional, el Informe Mundial sobre Salarios, el Índice de Desarrollo Humano, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el Producto Interno Bruto (PIB) así como su variante el Producto Interno Bruto Ecológico o PIB verde.

Esta semana que termina el INEGI hizo públicos los resultados de la medición del PIB para el cuatro trimestre de 2018 con un ligero retroceso (0.2%) con respecto al trimestre anterior pero con un incremento real de 1.6% comparado con el mismo periodo del 2017. Si se toma con base anual, el año que termina tuvo un incremento de 1.99% con respecto al 2017, sumando el décimo año continuo sin retrocesos en su valor absoluto. La nota de preocupación la dió el Banco de México que reduce la expectativa para 2019 de 1.8 a 1.64, un síntoma de desaceleración económica.

El PIB nos indica el valor de todos los bienes y servicios producidos por una economía durante un año y se considera un reflejo del valor simbólico de la misma. Los bienes y servicios son aquellos que adquiere el usuario final por lo que no se contabiliza el valor de los bienes y servicios intermedios. Un ejemplo, se contabiliza el valor de la tortilla pero no el del maíz con el que se produce.

Para calcular el aumento o disminución del PIB se usan los precios de los bienes y servicios finales comercializados, comparando entre los años y considerando la tasa de inflación. El PIB puede aumentar por tres razones principales: el crecimiento de la población (somos más y producimos más tortillas aunque nadie lo haga mejor que el año anterior); por la adición de valor a la economía (ya no solo producimos tortillas sino que las procesamos para otros productos que se venden más caro dentro del país y en el extranjero, por ejemplo los nachos); los avances de la tecnología (producimos productos diferentes, incluyendo los intangibles, con mayor valor en el mercado, por ejemplo un video juego sobre una tortilla).

El PIB es solo un indicador y debe ser complementado con otros para darnos un diagnóstico completo del estado de bienestar de los mexicanos, sin embargo no debemos desestimarlo nada más porque no nos gusta o porque nos implicaría un esfuerzo adicional, igual que no debemos ignorar los resultados de laboratorio nada más porque no queremos dejar de tomar refresco.

Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

La salud es una condición definida por la Organización Mundial de la Salud cómo “un estado de completo bienestar físico, mental y social”. Esta definición va más allá de la que usamos familiarmente en el sentido de que estar bien de salud no es solamente no estar enfermo sino en uso completo de nuestras capacidades.

Cuantas veces no nos ha pasado en la familia que uno nosotros que, aparentemente estaba bien, resulta con un padecimiento grave, todo porque la enfermedad no presentó síntomas evidentes. Así sucede con enfermedades llamadas silenciosas como la diabetes, la hipertensión arterial, la osteoporosis. Por su naturaleza, la única forma de detectar estas enfermedades silenciosas en una etapa temprana es mediante la aplicación regular de pruebas de laboratorio.

Ninguno de nosotros sabemos con precisión en qué consiste el estudio para determinar indicadores como los niveles de azúcar o de colesterol en sangre o los que miden la densidad del hueso, sin embargo tomamos como buenos los resultados y acudimos a nuestro médico para que nos recete un tratamiento que cumplimos porque deseamos estar bien, con el uso completo de nuestras capacidades.

Lo mismo pasa con los países. Como ciudadanos queremos que nuestro país goce de cabal salud, que esté en un estado completo de funcionalidad para que nosotros podamos desarrollarnos de la mejor manera. Al igual que con las personas, los países también deben someterse regularmente a una serie de pruebas de laboratorio que nos digan si existe alguna enfermedad silenciosa que se deba atender antes de que presente síntomas.

Estas pruebas las hacen expertos, ninguna es infalible ni es un indicador absoluto pero, consideradas en su conjunto, nos ayudan a la mejor toma de decisiones sobre todo cuando los indicadores se pueden comparar con los de otros países. Entre estas pruebas se encuentran el Índice Global de Corrupción, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (prueba PISA), la Cuenta de Viajeros Internacionales, el Índice de Competitividad Internacional, el Informe Mundial sobre Salarios, el Índice de Desarrollo Humano, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el Producto Interno Bruto (PIB) así como su variante el Producto Interno Bruto Ecológico o PIB verde.

Esta semana que termina el INEGI hizo públicos los resultados de la medición del PIB para el cuatro trimestre de 2018 con un ligero retroceso (0.2%) con respecto al trimestre anterior pero con un incremento real de 1.6% comparado con el mismo periodo del 2017. Si se toma con base anual, el año que termina tuvo un incremento de 1.99% con respecto al 2017, sumando el décimo año continuo sin retrocesos en su valor absoluto. La nota de preocupación la dió el Banco de México que reduce la expectativa para 2019 de 1.8 a 1.64, un síntoma de desaceleración económica.

El PIB nos indica el valor de todos los bienes y servicios producidos por una economía durante un año y se considera un reflejo del valor simbólico de la misma. Los bienes y servicios son aquellos que adquiere el usuario final por lo que no se contabiliza el valor de los bienes y servicios intermedios. Un ejemplo, se contabiliza el valor de la tortilla pero no el del maíz con el que se produce.

Para calcular el aumento o disminución del PIB se usan los precios de los bienes y servicios finales comercializados, comparando entre los años y considerando la tasa de inflación. El PIB puede aumentar por tres razones principales: el crecimiento de la población (somos más y producimos más tortillas aunque nadie lo haga mejor que el año anterior); por la adición de valor a la economía (ya no solo producimos tortillas sino que las procesamos para otros productos que se venden más caro dentro del país y en el extranjero, por ejemplo los nachos); los avances de la tecnología (producimos productos diferentes, incluyendo los intangibles, con mayor valor en el mercado, por ejemplo un video juego sobre una tortilla).

El PIB es solo un indicador y debe ser complementado con otros para darnos un diagnóstico completo del estado de bienestar de los mexicanos, sin embargo no debemos desestimarlo nada más porque no nos gusta o porque nos implicaría un esfuerzo adicional, igual que no debemos ignorar los resultados de laboratorio nada más porque no queremos dejar de tomar refresco.

Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

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