/ miércoles 28 de febrero de 2024

Campaña del PRIAN se basa en montajes

El último episodio de la campaña de mentiras orquestada a nivel mundial –repetidas por muchos medios nacionales-- fue el texto donde el New York Times, uno de los periódicos más prestigiosos del mundo, sugiere que el presidente AMLO recibió apoyo de la delincuencia organizada para apoyar su victoriosa campaña de 2018.

Antes de publicarlo, la corresponsal de ese medio, Natalie Kitroff, pidió al vocero del presidente de México, Jesús Ramírez Cuevas, sus comentarios sobre el tema. AMLO respondió públicamente el 22 de febrero a las preguntas de la mencionada reportera y señaló las múltiples inconsistencias del cuestionario. El tono de la pregunta fue considerado por el mandatario mexicano como un ultimátum, porque la reportera fijó una hora límite para la respuesta.

Finalmente, al día siguiente el medio neoyorkino publicó un texto intrascendente, donde reconoce que no hay prueba alguna que sustente sus afirmaciones. Pero añadió con base en afirmaciones de tercera mano, que “los delincuentes” tendrían algunos videos donde entregan dinero “a los hijos del presidente”. O sea, el NYT redactó y publicó un texto elaborado fuera de las más elementales normas del periodismo de investigación, un verdadero montaje sin aportar ninguna prueba.

Ese mismo día, John Kirby, vocero de la Seguridad Nacional del gobierno de EU, en conferencia de prensa virtual, afirmó que el gobierno de su país no ha realizado ninguna investigación sobre el presidente de México. Ken Salazar, embajador de EU en México, reiteró posteriormente en forma tajante que el gobierno de su país no tiene ninguna investigación relacionada con el presidente López Obrador.

Ante la evidencia de su derrota, algunos medios llevaron a debate el hecho de que el presidente dio a conocer el número del teléfono de la mencionada corresponsal. A la vista de su fracaso, esos representantes recurren a la estratagema de cambiar de tema: ahora es la privacidad y seguridad de los reporteros la que está en peligro. Atrás quedan impunes la mentira y la difamación.

Al respecto, José Ramón López Beltrán –hijo del presidente AMLO— señaló que el número telefónico de la mencionada corresponsal ya era conocido desde tiempo atrás en las redes sociales. Por lo demás, la corresponsal se estaba dirigiendo al más alto funcionario público de México, y por lo mismo sus números de contacto son institucionales, es decir, forman parte de la función oficial que desempeña. Ella incluyó esos datos en el cuestionario. No formuló solicitudes personales o privadas, fueron preguntas públicas. El punto es que ahora los comentaristas de la derecha tratan, de manera tramposa, de convertir esos detalles en nueva fuente de cuestionamientos.

Estos hechos transcurren mientras en México la izquierda conserva una enorme ventaja sobre el prianismo en las preferencias electorales, distancia que cada día se hace más amplia. Los procedimientos irregulares de estos medios internacionales solo pueden explicarse en razón de que, ante la derrota política que se prefigura en el horizonte, hacen un intento de reventar el proceso electoral en su conjunto, creando un clima de desconfianza e inestabilidad en el país, para que las facciones de la derecha puedan medrar en términos políticos.

Recordemos que el primer intento de golpeteo fue la publicación simultánea en varios medios de nivel internacional (el alemán Deusche Welle entre ellos) con la peregrina afirmación de que la delincuencia organizada había entregado recursos a AMLO durante la campaña de 2006, un episodio ya cerrado por los propios investigadores del gobierno de EU.

A la mayoría de las personas con criterio y experiencia en el periodismo les pareció ilógico que un refrito de tercera importancia (algo supuestamente ocurrido en el 2006, y archivado) se pusiera en circulación de nuevo como si fuera una primicia, una investigación reciente con datos frescos. No obstante, tal especulación sirvió de base para que se desatara el infierno de los fake news a nivel mundial. Se hicieron virales entonces las frases #narcopresidenteAMLO y #narcocandidatasheinbaum con cerca de 200 millones de visualizaciones en el mundo entero, en la red X (antes twitter) la mayoría de ellas difundidas por cuentas automatizadas principalmente en Argentina, Holanda y España.

Los hechos anteriores constituyen sin duda delitos electorales cometidos por los prianistas, ya que implican la realización de excesivos gastos de campaña y uso de fondos del extranjero para emplear en los procesos internos del país. Gerardo Fernández Noroña, en representación del Partido del Trabajo (PT) ya presentó la denuncia ante el INE.

El siguiente episodio fue el que comentamos del New York Times. Los resultados son aproximadamente los mismos: se puso en evidencia que tienen como base una información falsa e irrelevante, o no sustentada. Decenas de migrantes mexicanos realizaron una manifestación frente el edificio del NYT en Nueva York, en protesta por tales montajes.

Lo más importante, sin embargo, es la fuente de estas mentiras. Se ha puesto al descubierto que uno de los centros de elaboración y difusión de las mentiras son algunos conglomerados extranjeros que contratan “granjas de bots”, los cuales las han replicado por todo el mundo. Pues bien: el centro generador de esa posverdad es la organización internacional Atlas Network, con sede en EU, que recibe financiamiento del gobierno estadunidense y de grandes empresas de nivel internacional. En México, es representada por Roberto Salinas León, familiar de Ricardo Salinas Pliego.

Las principales fuentes de financiamiento de esta red a nivel mundial son empresas petroleras, farmacéuticas y tabacaleras con intereses específicos en cada país al que someten al intento de desestabilización. En su actuación destaca que operaron en Ecuador contra el gobierno de Javier Correa; en Bolivia contra Evo Morales, a quien lograron destituir, y contra Alberto Fernández en Argentina. Y ahora tratan de repetir el experimento golpista. La elaboración de montajes y su difusión masiva mediante granjas de bots son una muestra palpable del fracaso de sus campañas políticas frente la sociedad mexicana.

La existencia misma de estas estrategias de propaganda negra nos indica con claridad que la campaña electoral de los prianistas se está derrumbando. El descrédito de su candidata es evidente. Mientras tanto, Claudia Sheinbaum administra bien sus tiempos y esfuerzos, y gana cada día más adeptos con su actitud sobria y promoviendo un esfuerzo colectivo bien planificado.

El último episodio de la campaña de mentiras orquestada a nivel mundial –repetidas por muchos medios nacionales-- fue el texto donde el New York Times, uno de los periódicos más prestigiosos del mundo, sugiere que el presidente AMLO recibió apoyo de la delincuencia organizada para apoyar su victoriosa campaña de 2018.

Antes de publicarlo, la corresponsal de ese medio, Natalie Kitroff, pidió al vocero del presidente de México, Jesús Ramírez Cuevas, sus comentarios sobre el tema. AMLO respondió públicamente el 22 de febrero a las preguntas de la mencionada reportera y señaló las múltiples inconsistencias del cuestionario. El tono de la pregunta fue considerado por el mandatario mexicano como un ultimátum, porque la reportera fijó una hora límite para la respuesta.

Finalmente, al día siguiente el medio neoyorkino publicó un texto intrascendente, donde reconoce que no hay prueba alguna que sustente sus afirmaciones. Pero añadió con base en afirmaciones de tercera mano, que “los delincuentes” tendrían algunos videos donde entregan dinero “a los hijos del presidente”. O sea, el NYT redactó y publicó un texto elaborado fuera de las más elementales normas del periodismo de investigación, un verdadero montaje sin aportar ninguna prueba.

Ese mismo día, John Kirby, vocero de la Seguridad Nacional del gobierno de EU, en conferencia de prensa virtual, afirmó que el gobierno de su país no ha realizado ninguna investigación sobre el presidente de México. Ken Salazar, embajador de EU en México, reiteró posteriormente en forma tajante que el gobierno de su país no tiene ninguna investigación relacionada con el presidente López Obrador.

Ante la evidencia de su derrota, algunos medios llevaron a debate el hecho de que el presidente dio a conocer el número del teléfono de la mencionada corresponsal. A la vista de su fracaso, esos representantes recurren a la estratagema de cambiar de tema: ahora es la privacidad y seguridad de los reporteros la que está en peligro. Atrás quedan impunes la mentira y la difamación.

Al respecto, José Ramón López Beltrán –hijo del presidente AMLO— señaló que el número telefónico de la mencionada corresponsal ya era conocido desde tiempo atrás en las redes sociales. Por lo demás, la corresponsal se estaba dirigiendo al más alto funcionario público de México, y por lo mismo sus números de contacto son institucionales, es decir, forman parte de la función oficial que desempeña. Ella incluyó esos datos en el cuestionario. No formuló solicitudes personales o privadas, fueron preguntas públicas. El punto es que ahora los comentaristas de la derecha tratan, de manera tramposa, de convertir esos detalles en nueva fuente de cuestionamientos.

Estos hechos transcurren mientras en México la izquierda conserva una enorme ventaja sobre el prianismo en las preferencias electorales, distancia que cada día se hace más amplia. Los procedimientos irregulares de estos medios internacionales solo pueden explicarse en razón de que, ante la derrota política que se prefigura en el horizonte, hacen un intento de reventar el proceso electoral en su conjunto, creando un clima de desconfianza e inestabilidad en el país, para que las facciones de la derecha puedan medrar en términos políticos.

Recordemos que el primer intento de golpeteo fue la publicación simultánea en varios medios de nivel internacional (el alemán Deusche Welle entre ellos) con la peregrina afirmación de que la delincuencia organizada había entregado recursos a AMLO durante la campaña de 2006, un episodio ya cerrado por los propios investigadores del gobierno de EU.

A la mayoría de las personas con criterio y experiencia en el periodismo les pareció ilógico que un refrito de tercera importancia (algo supuestamente ocurrido en el 2006, y archivado) se pusiera en circulación de nuevo como si fuera una primicia, una investigación reciente con datos frescos. No obstante, tal especulación sirvió de base para que se desatara el infierno de los fake news a nivel mundial. Se hicieron virales entonces las frases #narcopresidenteAMLO y #narcocandidatasheinbaum con cerca de 200 millones de visualizaciones en el mundo entero, en la red X (antes twitter) la mayoría de ellas difundidas por cuentas automatizadas principalmente en Argentina, Holanda y España.

Los hechos anteriores constituyen sin duda delitos electorales cometidos por los prianistas, ya que implican la realización de excesivos gastos de campaña y uso de fondos del extranjero para emplear en los procesos internos del país. Gerardo Fernández Noroña, en representación del Partido del Trabajo (PT) ya presentó la denuncia ante el INE.

El siguiente episodio fue el que comentamos del New York Times. Los resultados son aproximadamente los mismos: se puso en evidencia que tienen como base una información falsa e irrelevante, o no sustentada. Decenas de migrantes mexicanos realizaron una manifestación frente el edificio del NYT en Nueva York, en protesta por tales montajes.

Lo más importante, sin embargo, es la fuente de estas mentiras. Se ha puesto al descubierto que uno de los centros de elaboración y difusión de las mentiras son algunos conglomerados extranjeros que contratan “granjas de bots”, los cuales las han replicado por todo el mundo. Pues bien: el centro generador de esa posverdad es la organización internacional Atlas Network, con sede en EU, que recibe financiamiento del gobierno estadunidense y de grandes empresas de nivel internacional. En México, es representada por Roberto Salinas León, familiar de Ricardo Salinas Pliego.

Las principales fuentes de financiamiento de esta red a nivel mundial son empresas petroleras, farmacéuticas y tabacaleras con intereses específicos en cada país al que someten al intento de desestabilización. En su actuación destaca que operaron en Ecuador contra el gobierno de Javier Correa; en Bolivia contra Evo Morales, a quien lograron destituir, y contra Alberto Fernández en Argentina. Y ahora tratan de repetir el experimento golpista. La elaboración de montajes y su difusión masiva mediante granjas de bots son una muestra palpable del fracaso de sus campañas políticas frente la sociedad mexicana.

La existencia misma de estas estrategias de propaganda negra nos indica con claridad que la campaña electoral de los prianistas se está derrumbando. El descrédito de su candidata es evidente. Mientras tanto, Claudia Sheinbaum administra bien sus tiempos y esfuerzos, y gana cada día más adeptos con su actitud sobria y promoviendo un esfuerzo colectivo bien planificado.