/ viernes 18 de marzo de 2022

Violencia en el futbol, ¿sólo ahí?

Recuerdo que hace unos lustros (o más bien décadas), además de estar interesado en la biología, de vez en cuando me atrevía a jugar fútbol en campos (normalmente desprovistos de pasto), con suelo tipo chicharrón y de bajada como el de Alta Vista, en Cuernavaca, ¿puede Usted creerlo?

Aparte de este anecdotario, el sábado 5 de marzo de 2022 fuimos testigos en México, particularmente en el estadio la Corregidora de Querétaro, de un desafortunado enfrentamiento entre ciertos simpatizantes del equipo anfitrión y del Atlas (de Guadalajara, Jalisco). La mayor parte de los lesionados fueron del equipo visitante. Este enfrentamiento duró mucho tiempo al final del juego. Fue una lamentable y triste tragedia que nos ocurrió a los mexicanos, que (afortunadamente y hasta donde sabemos) no hubo personas muertas, lo cual es un indiscutible alivio.

Muchos dicen que quizá es resultado de un cierto instinto del ser humano que tiene la conducta de agredir cuando (de pronto) tiene la posibilidad de actuar en ese tenor, apoyado por la multitud; es decir existe una corresponsabilidad colectiva. Es importante comentar que deben existir reglas estrictas en general de los espectáculos, pero particularmente estadios de fútbol. Esto se debe a que sí hubo muchos errores relacionados con la salvaguarda de los asistentes del estadio de Querétaro. Por ejemplo, había muy pocos vigilantes (uniformados o no) con respecto a la cantidad de asistentes y, los que había, no estaban ni preparados ni enfocados en su objetivo primordial: el bienestar de la gente.

Por otro lado, lo de menos es que “simplemente” no haya fútbol en México; sin embargo, ese no es el fondo del tema. Lo que se debe buscar es una respuesta estratégica para tener este tipo de eventos en el cual la gente pueda competir, pero de una manera sana; sobre todo que haya familias conviviendo y gozando estos espectáculos, de forma armónica para evitar este tipo de atrocidades, como lo ocurrido en Querétaro hace casi dos semanas. No creo -en lo más mínimo- que sea algo inherente a Querétaro como tal, sino que es una cuestión de fondo y se debe tomar una decisión pensada para evitar que “paguen justos por pecadores”. Sí, se debe tener un cierto castigo y tener una posición enérgica para disminuir las posibilidades de que se vuelva repetir esto. Pero, la solución no debe ser quitarle (por un año, p. ej.) a la gente de Querétaro este tipo de eventos en su estadio, esa es sólo una ilusión de solución.

Aun en estas difíciles condiciones, hubo muestras de amor y apoyo al prójimo. Ese día muchos queretanos ayudaron a simpatizantes de la porra visitante del Atlas, y familias queretanas los ayudaron y protegieron; esto también debe enfatizarse y comentarse, ya que hemos visto muestras de fraternidad después de los acontecimientos. Después de esto, los equipos contendientes (en varios partidos) han salido unidos al inicio, manifestando el repudio a estos hechos. Miembros de equipos Jaliscienses, como el Guadalajara y el Atlas, han hecho rezos por lo que aconteció. Incluso, alguna madre de familia de un queretano que asistió a aquel juego -y que su hijo estuvo involucrado, lo convenció para que él se entregara a las autoridades, voluntariamente.

Lo que también es un hecho, es que las condiciones actuales del país abonan a la situación actual de alta agresión social, ya que muchas veces, desde la propia presidencia de la república, se estimula a que los mexicanos estemos muy desunidos. Es muy difícil conseguir que haya cierta actitud de cohesión social cuando se polariza la discriminación entre mexicanos buenos y malos, o conservadores y progresistas. No sé quién del Gobierno Federal sea el asesor que aconseje eso. No es necesario seguir con esa tónica, no sirve de algo, ¿o sí?... ¿Qué piensa Usted? amable lector.



Recuerdo que hace unos lustros (o más bien décadas), además de estar interesado en la biología, de vez en cuando me atrevía a jugar fútbol en campos (normalmente desprovistos de pasto), con suelo tipo chicharrón y de bajada como el de Alta Vista, en Cuernavaca, ¿puede Usted creerlo?

Aparte de este anecdotario, el sábado 5 de marzo de 2022 fuimos testigos en México, particularmente en el estadio la Corregidora de Querétaro, de un desafortunado enfrentamiento entre ciertos simpatizantes del equipo anfitrión y del Atlas (de Guadalajara, Jalisco). La mayor parte de los lesionados fueron del equipo visitante. Este enfrentamiento duró mucho tiempo al final del juego. Fue una lamentable y triste tragedia que nos ocurrió a los mexicanos, que (afortunadamente y hasta donde sabemos) no hubo personas muertas, lo cual es un indiscutible alivio.

Muchos dicen que quizá es resultado de un cierto instinto del ser humano que tiene la conducta de agredir cuando (de pronto) tiene la posibilidad de actuar en ese tenor, apoyado por la multitud; es decir existe una corresponsabilidad colectiva. Es importante comentar que deben existir reglas estrictas en general de los espectáculos, pero particularmente estadios de fútbol. Esto se debe a que sí hubo muchos errores relacionados con la salvaguarda de los asistentes del estadio de Querétaro. Por ejemplo, había muy pocos vigilantes (uniformados o no) con respecto a la cantidad de asistentes y, los que había, no estaban ni preparados ni enfocados en su objetivo primordial: el bienestar de la gente.

Por otro lado, lo de menos es que “simplemente” no haya fútbol en México; sin embargo, ese no es el fondo del tema. Lo que se debe buscar es una respuesta estratégica para tener este tipo de eventos en el cual la gente pueda competir, pero de una manera sana; sobre todo que haya familias conviviendo y gozando estos espectáculos, de forma armónica para evitar este tipo de atrocidades, como lo ocurrido en Querétaro hace casi dos semanas. No creo -en lo más mínimo- que sea algo inherente a Querétaro como tal, sino que es una cuestión de fondo y se debe tomar una decisión pensada para evitar que “paguen justos por pecadores”. Sí, se debe tener un cierto castigo y tener una posición enérgica para disminuir las posibilidades de que se vuelva repetir esto. Pero, la solución no debe ser quitarle (por un año, p. ej.) a la gente de Querétaro este tipo de eventos en su estadio, esa es sólo una ilusión de solución.

Aun en estas difíciles condiciones, hubo muestras de amor y apoyo al prójimo. Ese día muchos queretanos ayudaron a simpatizantes de la porra visitante del Atlas, y familias queretanas los ayudaron y protegieron; esto también debe enfatizarse y comentarse, ya que hemos visto muestras de fraternidad después de los acontecimientos. Después de esto, los equipos contendientes (en varios partidos) han salido unidos al inicio, manifestando el repudio a estos hechos. Miembros de equipos Jaliscienses, como el Guadalajara y el Atlas, han hecho rezos por lo que aconteció. Incluso, alguna madre de familia de un queretano que asistió a aquel juego -y que su hijo estuvo involucrado, lo convenció para que él se entregara a las autoridades, voluntariamente.

Lo que también es un hecho, es que las condiciones actuales del país abonan a la situación actual de alta agresión social, ya que muchas veces, desde la propia presidencia de la república, se estimula a que los mexicanos estemos muy desunidos. Es muy difícil conseguir que haya cierta actitud de cohesión social cuando se polariza la discriminación entre mexicanos buenos y malos, o conservadores y progresistas. No sé quién del Gobierno Federal sea el asesor que aconseje eso. No es necesario seguir con esa tónica, no sirve de algo, ¿o sí?... ¿Qué piensa Usted? amable lector.