¿Alguna vez te has preguntado qué pasó con la vieja televisión que tuviste por años arrumbada en tu casa, pero que un día, empujado por una fuerza extraña pero necesaria, finalmente tomaste entre los brazos, recordaste los viejos tiempos frente a ella, y tuviste que despedirte para que se la llevara el camión de la basura? Pues es posible que algo de tu fiel compañera se haya convertido en una nueva televisión. Sin embargo, tirar residuos electrónicos a la basura es una práctica antiambiental.
En Morelos, la cultura de la separación de residuos parece todavía una realidad lejana, pero eso no significa que no se realicen esfuerzos para aprovechar la mayor cantidad de material reutilizable en la industria, a nivel público y en el sector privado. En el medio ambiente, estos materiales tienen un fuerte impacto en los ecosistemas, así como en la salud de las personas.
De acuerdo con Dennis Ríos, Coordinadora del Nodo Morelos de “Ecopil, arte crea conciencia”, el estado cuenta desde el año 2019 con centros de acopio de desechos electrónicos, dispuestos por la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) en varios puntos receptores.
“Son almacenes de la SDS que tienen un destino de transferencia hacia empresas en específico, que se dedican a la construcción, al reciclaje, o también a poder transformarlas de diferentes maneras: como residuos sólidos urbanos, o, por ejemplo, segregarlos como fierro o plástico duro”, explica la ambientalista.
Para la realización de este reportaje y un informe detallado sobre la operación de los almacenes, tratamos de obtener una entrevista con los responsables del programa de manejo de residuos electrónicos al interior de la SDS, pero no fue posible realizarla. Ríos, por su parte, da cuenta de que algunos de los centros de acopio, abiertos a la ciudadanía, se encuentran en el área natural protegida del Parque “Barranca Chapultepec”, en la Plaza Cuernavaca, Galerías y en Acapantzingo. Principalmente en Cuernavaca.
“Estos centros o almacenes de acopio y residuos electrónicos, así como baterías, tienen un destino de transferencia hacia diversas empresas. La SDS se encarga, por medio de su departamento de gestión ambiental, de captar estos residuos. Lo hace identificando el tipo de residuos, su categoría y el estado en que se encuentran”, agrega Dennis.
Centros de acopio, insuficientes
Aunque la representante de Ecopil logra identificar algunos centros de acopio, lo cierto es que su existencia es más bien escasa. En el relleno sanitario La Perseverancia, en el municipio de Cuautla, que recibe los desechos de varios municipios de la entidad, la preocupación radica en la falta de dichos espacios, según explica Hossanna Nataly Bahena Ayala, Coordinadora Ambiental y de Comercialización del relleno.
“El problema para la gestión de estos materiales es que no existen centros de acopio donde se pueda llevar todo este material que sacamos de las casas. Por ese motivo, los usuarios, cuando hacen la eliminación de estos materiales, lo hacen a través del contenedor de la basura”, asegura la ingeniera.
Diariamente, La Perseverancia recibe un promedio de 100 kilogramos de material electrónico al día, y un aproximado de 2.5 toneladas al mes. Hoy en día, este material es procesado a través de la planta valorizadora que opera en el relleno, abierta en 2021 y que, a través de varios filtros, va seleccionando aquellos materiales que pueden regresarse a la industria.
“Tenemos un proyecto de que todos los residuos electrónicos que llegan al relleno no se van a disposición final, sino que comenzamos a hacer una segunda separación para aprovechar todos sus componentes. A través de la planta, nosotros vamos recuperando este material y posteriormente hacemos una segunda separación, más fina, según sea el tipo de desecho: celulares, computadoras. Los vamos abriendo y vamos sacando los componentes que son útiles. Y a todo lo que ya no se puede aprovechar le damos disposición final”.
En cuanto a la recepción de pilas, en el gobierno estatal 2012-2018 la SDS instaló contenedores de baterías fuera de uso en 27 municipios del estado, incluyendo localidades de la región oriente y la región sur. De acuerdo con Bahena Ayala, los centros de recepción de baterías también llegaron a funcionar por medio de supermercados y farmacias, pero hoy ya no están ahí.
“Anteriormente, en algunos supermercados o farmacias, había contenedores de pilas, pero hoy nos llegan directamente a nosotros. No forman parte de un residuo de manejo social”, sostiene.
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