/ lunes 3 de junio de 2019

Investigadores, bajo llave

Mi primera asistencia a un congreso científico internacional fue en 1992 siendo estudiante de licenciatura. Hice el viaje en compañía de otros compañeros de estudios y aunque mi director de tesis me colaboró con el pasaje y la inscripción, para pagar el hospedaje tuve que ahorrar durante seis meses.

Ir a ese congreso fue fundamental para mi investigación, gracias a la interacción con investigadores líderes en el campo y con otros estudiantes me percaté que podía mejorar el enfoque de mi tesis, cosa que hice en cuanto regresé al laboratorio y que me sirvió también para plantear mejor el tema para mi proyecto de maestría.

Después de esa participación he asistido a una docena más de congresos internacionales. En todos los casos los recursos fueron obtenidos de proyectos financiados por el gobierno federal, casi siempre por el Conacyt pero también por secretarías. En seguimiento a los lineamientos generales de gasto los pasajes por avión siempre son en clase turista, el hospedaje se contrata de preferencia en el hotel sede que tiene tarifa reducida y, de no ser posible, en algún otro hotel cercano con tarifa igual o menor a la del hotel sede, siempre en ocupación compartida. Los alimentos y otros gastos como transporte local con mucha frecuencia se pagan a reembolso por lo que hay que tener recursos personales disponibles para esto así como para una emergencia para lo cual es deseable contratar un seguro de gastos médicos especial para el viaje lo cual se hace de manera personal.

Viajar al extranjero como turista es una experiencia relajante. Viajar de trabajo es pesado, apenas da tiempo de recuperarse del cambio de horario antes de comenzar las sesiones de trabajo que se pueden prolongar hasta ocho horas seguidas y además en otro idioma. Una vez en el extranjero hay que aprovechar hasta el último minuto. Con el tiempo descubres que el desayuno es el mejor momento para hacer nuevos contactos quienes, en su gran mayoría, estarán dispuestos a escuchar de tu investigación y a dar valiosos consejos.

Fue en congresos internacionales donde conocí a colaboradores extranjeros quienes nos recibieron en posteriores estancias de investigación, mías y de mis estudiantes, las cuales dieron lugar a sendas publicaciones. Fue en un congreso internacional donde conocí a un editor de una revista internacional quien me asesoró para que mi primer artículo científico fuera aceptado. Gracias a la asistencia regular a congresos internacionales logré ser considerada, a pesar de ser mexicana, miembro de una red europea de la cual obtuve importantes beneficios académicos. En breve, para un investigador científico la asistencia a congresos internacionales le permite desarrollar los vínculos profesionales sobre los cuales construirá su carrera.

Todo esto se los cuento porque existe últimamente una mala concepción de la actividad de asistencia a congresos científicos de parte del gobierno federal. Por un lado y debido a la escasez de recursos federales para proyectos de investigación el número de científicos que podrá asistir a congresos internacionales se reducirá notablemente este año. De manera paralela, en una reunión con el Director del Sistema Nacional de Investigadores a la cual asistí como presidente de la Academia de Ciencias de Morelos, nos dijeron de manera textual que en el remoto caso que nos apoyaran con recursos para la organización de congresos científicos, estos recursos no podrían ser utilizados para pagar conferencistas extranjeros. No tenemos dinero para salir y ahora tampoco los podemos invitar.

Por si esto no fuera suficientemente grave, los investigadores que laboran en centros públicos de investigación requieren que su permiso para viajar al extranjero sea aprobado, nada más y nada menos, que por el presidente de la República. Se han documentado ya los primeros rechazos dejando a los investigadores en la triste coyuntura de tener que utilizar los días de vacaciones que debieran estar dedicando a su familia a viajes de trabajo, eso además de recursos personales.

El conocimiento científico lo generan los investigadores para beneficio de la sociedad. Dejar de generar conocimiento no solamente afecta a los investigadores en su carrera sino que, a mediano plazo, reduce las posibilidades de nuestro país para competir con otros países que sí invierten en su gente. La verdadera clave de la soberanía no radica en enclaustrarnos sino en ser mejores que los demás pero, para lograrlo, primero hay que conocerlos. Encerar a los investigadores bajo llave nos llevará al deterioro acelerado de nuestro sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación en perjuicio de todos los mexicanos.

Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

Mi primera asistencia a un congreso científico internacional fue en 1992 siendo estudiante de licenciatura. Hice el viaje en compañía de otros compañeros de estudios y aunque mi director de tesis me colaboró con el pasaje y la inscripción, para pagar el hospedaje tuve que ahorrar durante seis meses.

Ir a ese congreso fue fundamental para mi investigación, gracias a la interacción con investigadores líderes en el campo y con otros estudiantes me percaté que podía mejorar el enfoque de mi tesis, cosa que hice en cuanto regresé al laboratorio y que me sirvió también para plantear mejor el tema para mi proyecto de maestría.

Después de esa participación he asistido a una docena más de congresos internacionales. En todos los casos los recursos fueron obtenidos de proyectos financiados por el gobierno federal, casi siempre por el Conacyt pero también por secretarías. En seguimiento a los lineamientos generales de gasto los pasajes por avión siempre son en clase turista, el hospedaje se contrata de preferencia en el hotel sede que tiene tarifa reducida y, de no ser posible, en algún otro hotel cercano con tarifa igual o menor a la del hotel sede, siempre en ocupación compartida. Los alimentos y otros gastos como transporte local con mucha frecuencia se pagan a reembolso por lo que hay que tener recursos personales disponibles para esto así como para una emergencia para lo cual es deseable contratar un seguro de gastos médicos especial para el viaje lo cual se hace de manera personal.

Viajar al extranjero como turista es una experiencia relajante. Viajar de trabajo es pesado, apenas da tiempo de recuperarse del cambio de horario antes de comenzar las sesiones de trabajo que se pueden prolongar hasta ocho horas seguidas y además en otro idioma. Una vez en el extranjero hay que aprovechar hasta el último minuto. Con el tiempo descubres que el desayuno es el mejor momento para hacer nuevos contactos quienes, en su gran mayoría, estarán dispuestos a escuchar de tu investigación y a dar valiosos consejos.

Fue en congresos internacionales donde conocí a colaboradores extranjeros quienes nos recibieron en posteriores estancias de investigación, mías y de mis estudiantes, las cuales dieron lugar a sendas publicaciones. Fue en un congreso internacional donde conocí a un editor de una revista internacional quien me asesoró para que mi primer artículo científico fuera aceptado. Gracias a la asistencia regular a congresos internacionales logré ser considerada, a pesar de ser mexicana, miembro de una red europea de la cual obtuve importantes beneficios académicos. En breve, para un investigador científico la asistencia a congresos internacionales le permite desarrollar los vínculos profesionales sobre los cuales construirá su carrera.

Todo esto se los cuento porque existe últimamente una mala concepción de la actividad de asistencia a congresos científicos de parte del gobierno federal. Por un lado y debido a la escasez de recursos federales para proyectos de investigación el número de científicos que podrá asistir a congresos internacionales se reducirá notablemente este año. De manera paralela, en una reunión con el Director del Sistema Nacional de Investigadores a la cual asistí como presidente de la Academia de Ciencias de Morelos, nos dijeron de manera textual que en el remoto caso que nos apoyaran con recursos para la organización de congresos científicos, estos recursos no podrían ser utilizados para pagar conferencistas extranjeros. No tenemos dinero para salir y ahora tampoco los podemos invitar.

Por si esto no fuera suficientemente grave, los investigadores que laboran en centros públicos de investigación requieren que su permiso para viajar al extranjero sea aprobado, nada más y nada menos, que por el presidente de la República. Se han documentado ya los primeros rechazos dejando a los investigadores en la triste coyuntura de tener que utilizar los días de vacaciones que debieran estar dedicando a su familia a viajes de trabajo, eso además de recursos personales.

El conocimiento científico lo generan los investigadores para beneficio de la sociedad. Dejar de generar conocimiento no solamente afecta a los investigadores en su carrera sino que, a mediano plazo, reduce las posibilidades de nuestro país para competir con otros países que sí invierten en su gente. La verdadera clave de la soberanía no radica en enclaustrarnos sino en ser mejores que los demás pero, para lograrlo, primero hay que conocerlos. Encerar a los investigadores bajo llave nos llevará al deterioro acelerado de nuestro sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación en perjuicio de todos los mexicanos.

Información adicional de éste y otros temas de interés http://reivindicandoapluton.blogspot.mx

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