/ domingo 1 de agosto de 2021

Consulta en la que nadie escucha

La andanada de reclamos y acusaciones contra el Instituto Nacional Electoral arreciará desde este lunes y continuará hasta que los activos promotores del discurso oficial encuentren otro juguete conceptual que les permita mantener la narrativa maniquea que les ha ayudado a mantener a algunos interesados en lo emotivo más que en lo racional de la práctica política.

Los resultados de la Consulta 2021 no son, con mucho, los que habría querido el grupo en el poder, aunque expresan de forma bastante clara que el interés ciudadano no parece estar en el revisionismo del pasado del que abreva irremediablemente el discurso oficial. Difícil sería aventurarse a adivinar exclusivamente por los resultados del ejercicio de este domingo, si la mayoría de los mexicanos tiene la mirada puesta en la corrección del presente, la construcción del futuro, o probablemente, hasta en la vendetta por un pasado diferente al que la Consulta le ofrecía combatir.

La escasísima participación evidente en la Consulta Ciudadana que fue vendida por el gobierno federal, su partido y sus correligionarios, como un juicio a ex presidentes, evidencia que el interés ciudadano mayoritario no está en el tema que habría servido a esos grupos para reforzar la herramienta discursiva que les había servido tan bien hasta ahora: la identificación de la podredumbre en las anteriores administraciones. Difícilmente alguien querría repetir los horrores del pasado, eso es evidente si se revisan los resultados electorales en lo que va de este siglo; son indefendibles los abusos, omisiones y crímenes del pasado. En todo caso, el problema fue el carácter de validación de un régimen sobre otros que se dio a la Consulta desde el poder.

La falta de ciudadanos en las mesas receptoras contrastó con el activismo reforzado en las redes sociales, dos horas antes del cierre de casillas, en Twitter eran trending topics en México cinco palabras o frases relacionadas con la Consulta Popular: Juicio a expresidentes con 67 mil 800; El INE, con más de 50 mil 500 menciones; cómplices de la estupidez, con 19 mil 400; chairos con 12 mil 900; y fracaso, con mil 485. Por supuesto, en las mesas receptoras no se vale repetir el voto y en las redes sociales se pueden postear tantos tweets con un tema similar como la velocidad de las manos y los filtros por algoritmos permitan; así que es fácil que minorías hagan parecer que un tema es dominante sólo a través de la acción por redes sociales.

Una preocupante certeza queda en el ambiente tras el escándalo en torno a la consulta: la gente no escucha, pero sigue a quienes dicen lo que les resulta cómodo escuchar; eso permite reproducir mentiras, leyendas y toda clase de tarugadas en torno a cualquier cosa. La repetición de los lugares comunes sobre la ubicación de casillas, la falta de promoción y el presunto sabotaje de la autoridad electoral a la consulta continuaron durante todo el fin de semana, como una corriente impostura para buscar una barroca excusa para algo tan sencillo como la falta de interés de la ciudadanía; pero también para mantener una estrategia de polarización social que siempre resulta provechosa para quienes ostentan el poder sin mayores resultados.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

La andanada de reclamos y acusaciones contra el Instituto Nacional Electoral arreciará desde este lunes y continuará hasta que los activos promotores del discurso oficial encuentren otro juguete conceptual que les permita mantener la narrativa maniquea que les ha ayudado a mantener a algunos interesados en lo emotivo más que en lo racional de la práctica política.

Los resultados de la Consulta 2021 no son, con mucho, los que habría querido el grupo en el poder, aunque expresan de forma bastante clara que el interés ciudadano no parece estar en el revisionismo del pasado del que abreva irremediablemente el discurso oficial. Difícil sería aventurarse a adivinar exclusivamente por los resultados del ejercicio de este domingo, si la mayoría de los mexicanos tiene la mirada puesta en la corrección del presente, la construcción del futuro, o probablemente, hasta en la vendetta por un pasado diferente al que la Consulta le ofrecía combatir.

La escasísima participación evidente en la Consulta Ciudadana que fue vendida por el gobierno federal, su partido y sus correligionarios, como un juicio a ex presidentes, evidencia que el interés ciudadano mayoritario no está en el tema que habría servido a esos grupos para reforzar la herramienta discursiva que les había servido tan bien hasta ahora: la identificación de la podredumbre en las anteriores administraciones. Difícilmente alguien querría repetir los horrores del pasado, eso es evidente si se revisan los resultados electorales en lo que va de este siglo; son indefendibles los abusos, omisiones y crímenes del pasado. En todo caso, el problema fue el carácter de validación de un régimen sobre otros que se dio a la Consulta desde el poder.

La falta de ciudadanos en las mesas receptoras contrastó con el activismo reforzado en las redes sociales, dos horas antes del cierre de casillas, en Twitter eran trending topics en México cinco palabras o frases relacionadas con la Consulta Popular: Juicio a expresidentes con 67 mil 800; El INE, con más de 50 mil 500 menciones; cómplices de la estupidez, con 19 mil 400; chairos con 12 mil 900; y fracaso, con mil 485. Por supuesto, en las mesas receptoras no se vale repetir el voto y en las redes sociales se pueden postear tantos tweets con un tema similar como la velocidad de las manos y los filtros por algoritmos permitan; así que es fácil que minorías hagan parecer que un tema es dominante sólo a través de la acción por redes sociales.

Una preocupante certeza queda en el ambiente tras el escándalo en torno a la consulta: la gente no escucha, pero sigue a quienes dicen lo que les resulta cómodo escuchar; eso permite reproducir mentiras, leyendas y toda clase de tarugadas en torno a cualquier cosa. La repetición de los lugares comunes sobre la ubicación de casillas, la falta de promoción y el presunto sabotaje de la autoridad electoral a la consulta continuaron durante todo el fin de semana, como una corriente impostura para buscar una barroca excusa para algo tan sencillo como la falta de interés de la ciudadanía; pero también para mantener una estrategia de polarización social que siempre resulta provechosa para quienes ostentan el poder sin mayores resultados.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx