/ viernes 20 de marzo de 2020

Jueves sin pozole

Por alguna de las múltiples relaciones que la comunidad morelense tiene con los nativos y residentes en Guerrero, en la tierra zapatista se tiene la costumbre de los jueves pozoleros. Dada la cuarentena a que obliga el miedo a contagiarse de covid-19, ayer no hubo tal, a lo mejor algunos aún cumplieron el ritual, pero se extrañó el caldo ése. No hubo pozole, pero mejor hubiera habido, porque en lugar de recetarnos el delicioso platillo en el estilo de nuestra preferencia, tuvimos que enfrentar tres golpes de medios: el reporte de los dos primeros casos de coronavirus en Morelos; la confirmación de que la UIF investiga al otrora hombre fuerte del gabinete, José Manuel Sanz; y la fuga de tres reos del penal de Atlacholoaya. ¿Quién no habría preferido el pozole?

La centralidad que estos hechos tienen por sí mismos, podría alejar de temas que resultan también urgentes y de largo aliento. Porque a final de cuentas todos sabíamos que eventualmente habría en Morelos casos de coronavirus y que las medidas que gobierno y particulares han tomado estaban dedicadas a paliar el número de contagios; también habíamos ya confirmado, desde El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla, que el funcionario Investigado por la UIF era justamente José Manuel Sanz; y el asunto de los reos, con todo y la gravedad que reviste, se trata de un hecho de inseguridad que parece estar -al momento de escribir esto- bastante encapsulado.

Hora antes, por la mañana del primero de varios jueves sin pozole, durante una reunión entre empresarios se planteó la necesidad imperante de estímulos para el sector productivo, de apoyos a los trabajadores, y en general los impactos que las medidas de prevención epidemiológica tendrán en la economía local y cómo tendrían que ser paliados. También hubo una reunión entre la Academia de las Ciencias de Morelos y el Ayuntamiento de Cuernavaca que le podría dar un manejo mucho más científico y mucha mayor claridad a las medidas restrictivas que eventualmente la comuna tendrá que imponer en la capital del estado. En Cuautla, la comuna circuló un documento en el que sugiere a los negocios suspender actividades y les advierte de paso que aplicará medidas de apremio a quienes no lo hagan (es que en Cuautla sugieren muy golpeado). Es decir, las afectaciones pronosticadas para la economía local ya han comenzado y, salvo el buen deseo del alcalde Antonio Villalobos sobre la formación de círculos de producción y consumo local para fortalecer la economía regional, es evidente que no había mayores previsiones ni en el gobierno ni en la iniciativa privada para paliar los efectos que la parálisis parcial (en algunos sectores del 30 y en otros hasta el 75 por ciento) de la producción y el consumo.

Por supuesto que el gobernador deberá resolver, muy en breve el futuro de Sanz en el gabinete, y claro que el secretario de Gobierno tendrá que atender, otra vez, el conjunto de problemas arracimados que es el penal de Atlacholoaya; pero lo que habría que exigir hoy es el tratamiento social y personal frente a la crisis del covid-19; es urgente poner cada cosa en su lugar.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Por alguna de las múltiples relaciones que la comunidad morelense tiene con los nativos y residentes en Guerrero, en la tierra zapatista se tiene la costumbre de los jueves pozoleros. Dada la cuarentena a que obliga el miedo a contagiarse de covid-19, ayer no hubo tal, a lo mejor algunos aún cumplieron el ritual, pero se extrañó el caldo ése. No hubo pozole, pero mejor hubiera habido, porque en lugar de recetarnos el delicioso platillo en el estilo de nuestra preferencia, tuvimos que enfrentar tres golpes de medios: el reporte de los dos primeros casos de coronavirus en Morelos; la confirmación de que la UIF investiga al otrora hombre fuerte del gabinete, José Manuel Sanz; y la fuga de tres reos del penal de Atlacholoaya. ¿Quién no habría preferido el pozole?

La centralidad que estos hechos tienen por sí mismos, podría alejar de temas que resultan también urgentes y de largo aliento. Porque a final de cuentas todos sabíamos que eventualmente habría en Morelos casos de coronavirus y que las medidas que gobierno y particulares han tomado estaban dedicadas a paliar el número de contagios; también habíamos ya confirmado, desde El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla, que el funcionario Investigado por la UIF era justamente José Manuel Sanz; y el asunto de los reos, con todo y la gravedad que reviste, se trata de un hecho de inseguridad que parece estar -al momento de escribir esto- bastante encapsulado.

Hora antes, por la mañana del primero de varios jueves sin pozole, durante una reunión entre empresarios se planteó la necesidad imperante de estímulos para el sector productivo, de apoyos a los trabajadores, y en general los impactos que las medidas de prevención epidemiológica tendrán en la economía local y cómo tendrían que ser paliados. También hubo una reunión entre la Academia de las Ciencias de Morelos y el Ayuntamiento de Cuernavaca que le podría dar un manejo mucho más científico y mucha mayor claridad a las medidas restrictivas que eventualmente la comuna tendrá que imponer en la capital del estado. En Cuautla, la comuna circuló un documento en el que sugiere a los negocios suspender actividades y les advierte de paso que aplicará medidas de apremio a quienes no lo hagan (es que en Cuautla sugieren muy golpeado). Es decir, las afectaciones pronosticadas para la economía local ya han comenzado y, salvo el buen deseo del alcalde Antonio Villalobos sobre la formación de círculos de producción y consumo local para fortalecer la economía regional, es evidente que no había mayores previsiones ni en el gobierno ni en la iniciativa privada para paliar los efectos que la parálisis parcial (en algunos sectores del 30 y en otros hasta el 75 por ciento) de la producción y el consumo.

Por supuesto que el gobernador deberá resolver, muy en breve el futuro de Sanz en el gabinete, y claro que el secretario de Gobierno tendrá que atender, otra vez, el conjunto de problemas arracimados que es el penal de Atlacholoaya; pero lo que habría que exigir hoy es el tratamiento social y personal frente a la crisis del covid-19; es urgente poner cada cosa en su lugar.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx