Siguiendo los acontecimientos últimos y revisando los escenarios en que se ha ido construyendo la creación de la Guardia Nacional, desde mi perspectiva ante la abrumadora mayoría de que los 127 Senadores que integran esa cámara, gobierno y oposición, aprobaron con modificaciones la creación de ese Cuerpo de Seguridad, ha hecho que se exprese una opinión mayoritariamente favorable a la creación de este órgano que se encargará de apaciguar el país. Loas del Presidente a los Senadores. Triunfo de la democracia. Todos unidos, gobierno y oposición. La Reforma Constitucional es una realidad; si bien la Cámara de Diputados con la nueva suma de los que abandonaron el PRD, tiene ahora la mayoría calificada para hacer con ella lo que quiera; dejando eso de lado, quisiera compartir con quienes me honran leyendo estas líneas, que en el texto de la propia reforma, Andrés Manuel, Titular del Ejecutivo Federal está facultado para nombrar a quien él quiera para ser el titular de esa nueva corporación. Ya lo dijo, que puede nombrar a un militar, o a un marino, activo o en retiro, que agregaría yo también podría ser un civil, sin descartar que el Secretario de Seguridad es Durazo, y que si bien la Guardia Nacional formará parte de esta Secretaría, tendrá un mando responsable de llevar seguridad a todos los mexicanos. Si la facultad del Presidente de la República no está sujeta a si les parece o no a los Senadores o Diputados a la persona que el nombre, desde mi perspectiva y quizá me adelante optimistamente, el responsable, el Presidente, el dirigente, el director, el nombre que le den de la Guardia Nacional tiene que ser un elemento del Ejército o la Marina activo con el grado máximo para que se ocupe de dirigir esta corporación. Razones sobran. Hasta hoy los mandos civiles locales y federales han fracasado totalmente en sus intentos de dar seguridad en todo el territorio a los mexicanos y a quienes hemos aceptado delegar parte de nuestra libertad para que el Estado nos garantice esa seguridad. Veinte o treinta años cuesta llegar a tener un grado de General de División o de Almirante y de ahí para abajo, en eso, entre otras tareas han tenido que observar más que ninguna la disciplina, el acatamiento a las órdenes superiores, a que las órdenes se cumplen no se discuten; frente a ésto sería ilógico que si la Guardia Nacional va a estar integrada por soldados con nivel de conocimientos de policía, más lo que aprendan, igualmente con los marinos y como agregado los policías federales, decía yo, sería absurdo meter a un civil, a un médico, a un abogado, a un contador, a un profesionista, que para empezar carece de lo elemental para hacer realidad la Guardia Nacional la disciplina, la fuerza de voluntad, la perseverancia, la necesidad de que esto sea el satisfactor para la problemática tan grave que padece el país en cuanto a la inseguridad.
Desde mi punto de vista sería absurdo nombrar a un civil, porque los militares y marinos que están ahí, difícilmente estarán en la disposición mental de aceptar órdenes y mandatos de un civil, por ello frente a esta realidad, para quien esto escribe y quienes me honran leyendo esta columna lo saben, yo voté por Andrés Manuel, soy uno de los 30 millones de mexicanos que tenemos fe en que nos saque del fango en que nos han metido los anteriores gobiernos, y por eso pienso que tiene que ser un miembro de alto rango militar o marino activo, que imponga la disciplina castrense en las tareas de dar protección y seguridad a todos los mexicanos que habitamos en la República.
Como conclusión hay que considerar que ésta es una facultad de Andrés Manuel, y que ojalá al ejercerla lo haga por el bien de México y los mexicanos, nombrando a un militar o un marino de alto rango activo y con la preparación necesaria para que salgamos de la peor etapa de inseguridad que ha vivido el país en mucho tiempo.
