/ lunes 24 de agosto de 2020

Un país enfermo

Ya lo sabíamos, lo hemos sabido siempre, pero el reciente acontecer político vino a refrescar nuestra memoria, México es un país empantanado en la corrupción, con un aparato gubernamental infiltrado, una población amnésica y un sistema garante de la impunidad, prueba de lo anterior es el escándalo internacional llamado Odebrecht que en más de una década arrojó reveladores datos, aprehensiones y sentencias por casi todo el continente americano, por lo tanto, resultó siempre “extraña” la inacción de las autoridades mexicanas en el espinoso caso, se antojaba tardía la búsqueda y detención de Emilio Lozoya Austin, mas en el país de “aquí no pasa nada” todo es posible.

Hoy, con videos y denuncias de todo tipo y hacia todas direcciones, México se encuentra en la intersección vial más importante, el gobierno podrá elegir el camino correcto hacia la erradicación de antiguos vicios o seguir por el mismo rumbo de ilegalidad institucionalizada; el Presidente López Obrador debe tener claro que para terminar con la corrupción es necesario abatir primero a la impunidad, caiga quien caiga, en sus manos está cambiar discursos mañaneros por una real cruzada.

Posterior a la llegada de Lozoya a nuestro país, se desataron en cascada acontecimientos y revelaciones que han puesto a la sociedad mexicana ante hechos sacados de algún thriller importado directamente desde la meca del cine, los grupos políticos involucrados se han adelantado a descalificar, argumentan, no se puede dar credibilidad a las palabras de un delincuente confeso. Parecen olvidar que no estamos hablando de un asaltante de Oxxos, sino del Director de la empresa más importante del Estado, que trabajaba y decidía de manera coordinada con un consejo de administración conformado por políticos de alto nivel; sus dichos en efecto deben comprobarse, pero tampoco se puede desestimar con la ligereza intentada por los involucrados; hoy todos parecen tener claros los defectos del ex director de PEMEX, pero fueron poco observadores durante todo un sexenio.

El juicio más importante ha sido contaminado por filtraciones que ponen en peligro un desenlace apegado a la justicia, importantes pruebas podrían ser desechadas ante el desaseo procesal observado, la mano de Baltazar Garzón abogado de Lozoya, se siente cercana; hace unos días vio la luz pública un video donde aparecen dos colaboradores de quienes eran en ese momento legisladores, contando y metiendo decenas de fajos de billetes en maletas, en lo que presuntamente se trata de un soborno para asegurar la aprobación de la Reforma Energética.

Todo en una burda mecánica para una corruptela que definitivamente tiene mejores y más sofisticados métodos en cualquier narcoserie televisiva. Francisco Domínguez actual gobernador de Querétaro, debió recibir un balde de agua helada cuando vio en ese video a Guillermo Gutiérrez su más íntimo y cercano colaborador durante años, empacando billetes a diestra y siniestra, pasado el amargo trago, se puso el traje de la negación categórica hoy tan de moda y destituyó a su Secretario Particular en un vano y pusilánime afán de desmarcarse de lo evidente.

Por si el video no hubiera sido suficiente para agitar las aguas, se filtró la denuncia presentada por Emilio Lozoya, con casi todos los nombres de los enemigos políticos del Presidente mencionados, lo cual derivó en muchas reacciones, desde el contraataque tuitero de Felipe Calderón amparado en su confianza de haber sido purificado por el olvido, hasta las protestas de todos los partidos por considerar que se estaba haciendo uso político del asunto.

Para cerrar el acto y no dejar golpe sin respuesta, aparecieron otros videos, ahora hacia el lado contrario, vimos al ex titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil entregando dinero en bolsas de papel cerradas a Pío López Obrador, hermano del Presidente, recibiendo dinero para usarlo en actos proselitistas, AMLO ha dicho que su movimiento ha recibido siempre el apoyo popular, eso es verdad, no se pueden ignorar las bases que simpatizan con él, goza de una popularidad legítima y real, pero los dineros aportados por David Eduardo León Romero en 2015, no parecen tener otro remitente que Manuel Velasco Coello, un político oportunista proveniente de un partido sinónimo de prostitución política, quien en la clara y acostumbrada estrategia verde de jugar dos manos distintas, apoyó al ahora Presidente dejando constancia en video “por lo que se pudiera ofrecer” en fin, amigo de Andrés Manuel en lo oscurito y amigo de Osorio Chong a plena luz del día, así eran aquellos tiempos de dualidad política para el entonces Gobernador de Chiapas.

Odebrecht corrompió a todo un continente, 788 millones de Dólares fueron repartidos en 12 países, lo que significaron beneficios ilícitos para esa compañía por más de 3,336 mdd contaminando más de 100 proyectos de infraestructura en Latinoamérica; ex mandatarios, Presidentes en funciones, Secretarios de Estado y funcionarios de todas las jerarquías han sido detenidos, enjuiciados y sentenciados a todo lo largo de la plataforma continental y ante el esquema de corrupción más escandaloso de todos los tiempos, obviamente no puede compararse la gravedad de cada asunto, sin embargo el golpe de timón necesario debe ser contundente, el Presidente debe mostrar congruencia, gobierna un país enfermo de corrupción y a punto de entrar a terapia intensiva, en esta ocasión el enemigo no debe ser combatido con las mismas armas.

Ya lo sabíamos, lo hemos sabido siempre, pero el reciente acontecer político vino a refrescar nuestra memoria, México es un país empantanado en la corrupción, con un aparato gubernamental infiltrado, una población amnésica y un sistema garante de la impunidad, prueba de lo anterior es el escándalo internacional llamado Odebrecht que en más de una década arrojó reveladores datos, aprehensiones y sentencias por casi todo el continente americano, por lo tanto, resultó siempre “extraña” la inacción de las autoridades mexicanas en el espinoso caso, se antojaba tardía la búsqueda y detención de Emilio Lozoya Austin, mas en el país de “aquí no pasa nada” todo es posible.

Hoy, con videos y denuncias de todo tipo y hacia todas direcciones, México se encuentra en la intersección vial más importante, el gobierno podrá elegir el camino correcto hacia la erradicación de antiguos vicios o seguir por el mismo rumbo de ilegalidad institucionalizada; el Presidente López Obrador debe tener claro que para terminar con la corrupción es necesario abatir primero a la impunidad, caiga quien caiga, en sus manos está cambiar discursos mañaneros por una real cruzada.

Posterior a la llegada de Lozoya a nuestro país, se desataron en cascada acontecimientos y revelaciones que han puesto a la sociedad mexicana ante hechos sacados de algún thriller importado directamente desde la meca del cine, los grupos políticos involucrados se han adelantado a descalificar, argumentan, no se puede dar credibilidad a las palabras de un delincuente confeso. Parecen olvidar que no estamos hablando de un asaltante de Oxxos, sino del Director de la empresa más importante del Estado, que trabajaba y decidía de manera coordinada con un consejo de administración conformado por políticos de alto nivel; sus dichos en efecto deben comprobarse, pero tampoco se puede desestimar con la ligereza intentada por los involucrados; hoy todos parecen tener claros los defectos del ex director de PEMEX, pero fueron poco observadores durante todo un sexenio.

El juicio más importante ha sido contaminado por filtraciones que ponen en peligro un desenlace apegado a la justicia, importantes pruebas podrían ser desechadas ante el desaseo procesal observado, la mano de Baltazar Garzón abogado de Lozoya, se siente cercana; hace unos días vio la luz pública un video donde aparecen dos colaboradores de quienes eran en ese momento legisladores, contando y metiendo decenas de fajos de billetes en maletas, en lo que presuntamente se trata de un soborno para asegurar la aprobación de la Reforma Energética.

Todo en una burda mecánica para una corruptela que definitivamente tiene mejores y más sofisticados métodos en cualquier narcoserie televisiva. Francisco Domínguez actual gobernador de Querétaro, debió recibir un balde de agua helada cuando vio en ese video a Guillermo Gutiérrez su más íntimo y cercano colaborador durante años, empacando billetes a diestra y siniestra, pasado el amargo trago, se puso el traje de la negación categórica hoy tan de moda y destituyó a su Secretario Particular en un vano y pusilánime afán de desmarcarse de lo evidente.

Por si el video no hubiera sido suficiente para agitar las aguas, se filtró la denuncia presentada por Emilio Lozoya, con casi todos los nombres de los enemigos políticos del Presidente mencionados, lo cual derivó en muchas reacciones, desde el contraataque tuitero de Felipe Calderón amparado en su confianza de haber sido purificado por el olvido, hasta las protestas de todos los partidos por considerar que se estaba haciendo uso político del asunto.

Para cerrar el acto y no dejar golpe sin respuesta, aparecieron otros videos, ahora hacia el lado contrario, vimos al ex titular de la Coordinación Nacional de Protección Civil entregando dinero en bolsas de papel cerradas a Pío López Obrador, hermano del Presidente, recibiendo dinero para usarlo en actos proselitistas, AMLO ha dicho que su movimiento ha recibido siempre el apoyo popular, eso es verdad, no se pueden ignorar las bases que simpatizan con él, goza de una popularidad legítima y real, pero los dineros aportados por David Eduardo León Romero en 2015, no parecen tener otro remitente que Manuel Velasco Coello, un político oportunista proveniente de un partido sinónimo de prostitución política, quien en la clara y acostumbrada estrategia verde de jugar dos manos distintas, apoyó al ahora Presidente dejando constancia en video “por lo que se pudiera ofrecer” en fin, amigo de Andrés Manuel en lo oscurito y amigo de Osorio Chong a plena luz del día, así eran aquellos tiempos de dualidad política para el entonces Gobernador de Chiapas.

Odebrecht corrompió a todo un continente, 788 millones de Dólares fueron repartidos en 12 países, lo que significaron beneficios ilícitos para esa compañía por más de 3,336 mdd contaminando más de 100 proyectos de infraestructura en Latinoamérica; ex mandatarios, Presidentes en funciones, Secretarios de Estado y funcionarios de todas las jerarquías han sido detenidos, enjuiciados y sentenciados a todo lo largo de la plataforma continental y ante el esquema de corrupción más escandaloso de todos los tiempos, obviamente no puede compararse la gravedad de cada asunto, sin embargo el golpe de timón necesario debe ser contundente, el Presidente debe mostrar congruencia, gobierna un país enfermo de corrupción y a punto de entrar a terapia intensiva, en esta ocasión el enemigo no debe ser combatido con las mismas armas.