/ jueves 8 de abril de 2021

Amargo adiós a la Vecindad

El Centro Cultural Infantil La Vecindad fue pionero de la educación artística en el país. Inaugurado en 1996 por el entonces gobernador, Jorge Carrillo Olea, y su directora del Instituto de Cultura del Estado de Morelos, Mercedes Iturbe, el proyecto que albergaba una antigua edificación de principios del siglo XX en la calle de Salazar, fue una de las más nobles acciones del gobierno del estado a favor de la ciudadanía y durante los 25 años que se mantuvo abierto, era quizá un reflejo microcósmico de la Cuernavaca cosmopolita, creadora y multicultural; el rostro que por muchas décadas identificó a la capital morelense.

Sólo un año antes de la inauguración de La Vecindad, el gobierno federal había reconocido la necesidad de impulsar el arte y la cultura infantil a través del programa Alas y Raíces. La idea en general era concentrar y sistematizar los hasta entonces desordenados esfuerzos para acercar a la niñez al arte y la cultura; el programa lo consiguió y su expresión más acabada fue probablemente La Vecindad, que llegó a operar más de una veintena de proyectos específicos y que mantenía hasta este año, Niños Cantores de Morelos, Desarrollo Cultural Infantil, Compañía Infantil y Juvenil de Teatro y Escuela de Iniciación Artística. La notificación a los docentes del cierre definitivo de actividades del Centro Cultural no obedece a la pandemia por Covid-19, sino a una colección de recortes sistemáticos que iniciaron con la actual administración y fueron generando la reducción del personal que ahora será retirado por completo con la esperanza de que “probablemente en agosto” próximo puedan retornar a la escuela de iniciación artística. El desaseo ha sido absoluto, los padres de familia serán notificados del cierre hasta el 12 de abril próximo, con el mismo estilo que meses antes de la pandemia se operó otro cierre parcial del centro cultural.

Cuando en 2018 el Congreso del Estado autorizó fusionar las secretarías de cultura y turismo, llegamos a pensar que era una idea poco ortodoxa pero con alguna lógica. El potencial turístico que generarían las producciones artísticas morelenses, los sitios históricos, la oferta cultural, podrían ser bien explotados dentro de un proyecto que integrara los proyectos creadores con una perspectiva que permitiera la generación de mayores audiencias mediante, por ejemplo, semanas artísticas, festivales temáticos y así. Ninguna de esas cosas ocurrió. La evidencia muestra que la fusión fue exclusivamente una cuestión de ahorro mal entendido, una reducción de recursos que no contempló lo que La Vecindad y otros centros y proyectos culturales significan para Morelos, ni en términos de identidad ni en posibilidades de atracción de inversiones.

No tenemos claro qué cosas pasan por la mente de Cuauhtémoc Blanco, pero nos parece difícil creer que haya tenido proyectado ser el gobernador que cerraría La Vecindad, que les quitara sus Alas y Raíces a los niños. Probablemente no le parezca tan relevante, finalmente, los casi 10 mil visitantes anuales que recibía el centro en sus mejores tiempos significan pocos comparados con el público en un estadio; pero son cosas diferentes, medidas diversas, impactos totalmente distintos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El Centro Cultural Infantil La Vecindad fue pionero de la educación artística en el país. Inaugurado en 1996 por el entonces gobernador, Jorge Carrillo Olea, y su directora del Instituto de Cultura del Estado de Morelos, Mercedes Iturbe, el proyecto que albergaba una antigua edificación de principios del siglo XX en la calle de Salazar, fue una de las más nobles acciones del gobierno del estado a favor de la ciudadanía y durante los 25 años que se mantuvo abierto, era quizá un reflejo microcósmico de la Cuernavaca cosmopolita, creadora y multicultural; el rostro que por muchas décadas identificó a la capital morelense.

Sólo un año antes de la inauguración de La Vecindad, el gobierno federal había reconocido la necesidad de impulsar el arte y la cultura infantil a través del programa Alas y Raíces. La idea en general era concentrar y sistematizar los hasta entonces desordenados esfuerzos para acercar a la niñez al arte y la cultura; el programa lo consiguió y su expresión más acabada fue probablemente La Vecindad, que llegó a operar más de una veintena de proyectos específicos y que mantenía hasta este año, Niños Cantores de Morelos, Desarrollo Cultural Infantil, Compañía Infantil y Juvenil de Teatro y Escuela de Iniciación Artística. La notificación a los docentes del cierre definitivo de actividades del Centro Cultural no obedece a la pandemia por Covid-19, sino a una colección de recortes sistemáticos que iniciaron con la actual administración y fueron generando la reducción del personal que ahora será retirado por completo con la esperanza de que “probablemente en agosto” próximo puedan retornar a la escuela de iniciación artística. El desaseo ha sido absoluto, los padres de familia serán notificados del cierre hasta el 12 de abril próximo, con el mismo estilo que meses antes de la pandemia se operó otro cierre parcial del centro cultural.

Cuando en 2018 el Congreso del Estado autorizó fusionar las secretarías de cultura y turismo, llegamos a pensar que era una idea poco ortodoxa pero con alguna lógica. El potencial turístico que generarían las producciones artísticas morelenses, los sitios históricos, la oferta cultural, podrían ser bien explotados dentro de un proyecto que integrara los proyectos creadores con una perspectiva que permitiera la generación de mayores audiencias mediante, por ejemplo, semanas artísticas, festivales temáticos y así. Ninguna de esas cosas ocurrió. La evidencia muestra que la fusión fue exclusivamente una cuestión de ahorro mal entendido, una reducción de recursos que no contempló lo que La Vecindad y otros centros y proyectos culturales significan para Morelos, ni en términos de identidad ni en posibilidades de atracción de inversiones.

No tenemos claro qué cosas pasan por la mente de Cuauhtémoc Blanco, pero nos parece difícil creer que haya tenido proyectado ser el gobernador que cerraría La Vecindad, que les quitara sus Alas y Raíces a los niños. Probablemente no le parezca tan relevante, finalmente, los casi 10 mil visitantes anuales que recibía el centro en sus mejores tiempos significan pocos comparados con el público en un estadio; pero son cosas diferentes, medidas diversas, impactos totalmente distintos.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx